“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 28 de noviembre de 2008

El impuesto de los pobres

Los días 10, 11 y 12 de este mes, mi pueblo, Villarquemado, rindió homenaje a los que dejaron su tierra en busca de un futuro mejor. Tras las huellas de la Operación Bisonte (1957-2008). Reflexiones sobre la migración en Aragón. Bajo ese título, se han celebrado en Teruel y Villarquemado, conferencias, proyecciones audiovisuales y una mesa redonda. Como emigrante e hijo de emigrantes, estas jornadas me han servido para rememorar la historia de mi pueblo, de mi familia y la mía.
Bajo diversas denominaciones - Operación Bisonte, Operación Alce, Operación Marta- a finales de los cincuenta, varios cientos de españoles, hombres y mujeres jóvenes, abandonaron su país para emigrar a Canadá. En la primera de ellas, La Operación Bisonte, en el mes de mayo del 1957, 14 parejas de la provincia de Teruel, de las cuales 6 eran de mi pueblo, Villarquemado, partieron a Montreal, en la provincia francófona de Québec. A mi padre lo rechazaron en el reconocimiento: se había roto un brazo siendo niño y tenía un leve defecto en el codo.
La España de la posguerra, el Régimen autárquico que mataba de hambre a los españoles pobres; la Dictadura, que como dijo en su conferencia el profesor Antonio Cazorla, de la Universidad Trent de Toronto, hizo pagar a los pobres un impuesto muy elevado: el de la emigración.
Mi padre, al ser rechazado par ir a Canadá emigró a Francia. Y unos años más tarde, en el 61, mi madre y yo nos reunimos con él. En París, en el distrito 19. En un mísero callejón de la rue de Flandre. Nuestra casa durante cinco años: una habitación de apenas 15 metros cuadrados. Para ir al baño había que salir a la calle y dirigirse a unos váteres colectivos. Mi padre trabajaba en la cadena de la Citroën y mi madre limpiando en una óptica, en una floristería y en tres casas particulares. Como en casa no teníamos duchas, mi madre me llevaba a las casas en las que trabajaba y me duchaba allí.
Mis amigos de París se llamaban Amid, Ali, Ouali, Paolo, Carmela, Eusebio y Antonio. No había ningún François ni ninguna Colette. Amid-al que mis padres llamaban el morico- era mi amigo inseparable. Juntos robábamos caramelos en la pastelería y juntos intentábamos acercarnos a las francesitas en el parque Buttes Chaumond, él con el seudónimo de Alain y yo de Jean Claude. Pero nuestras pintas nos delataban y éramos rechazados una y otra vez. En el colegio, para el resto de mis compañeros de clase, yo no era Evaristo sino un español de mierda. No conservo un mal recuerdo de los profesores, especialmente de Mademoiselle Moreauc y de Madame Michèle. Los fines de curso no los soportaba: se hacía una fiesta en la que se entregaban premios y a la que asistían los padres. Los míos nunca venían porque no podían perder un día de trabajo. Tampoco soportaba los pantalones de tergal y las camisas blancas con las que me vestía mi madre, cuando los franchutes se ponían vaqueros Levi Strauss y camisas de flores. Del París de mi infancia recuerdo los paseos de los domingos, las señoras de Pigalle recostadas en las esquinas y a las que mis padres llamaban “las del bolsico” y una patada que le di a un bolsa mugrienta que resultó estar llena de monedas con las que al día siguiente mi padre, mi madre y yo nos compramos un par de zapatos cada uno en la zapatería André. También recuerdo a la dueña de la floristería que limpiaba mi madre todos los jueves, una señora mayor que empinaba el codo y que me compraba pasteles y libros de Tintín y de Pif Poche. En julio, terminado el curso escolar, viajaba a Villarquemado desde París con el tío Eugenio o con Carmen la Zapatera. Los veranos en el pueblo suponían el reencuentro con los abuelos, los tíos y los primos. La trilla, el campo, los tirachinas y los pájaros en las barderas. Y la Primera Comunión, en pleno mes de agosto, aprovechando las vacaciones de mis padres. El único niño que comulgó, vestido con los odiosos pantalones de Tergal, la camisa blanca y una chaqueta de cuadros.
En el 67, emigramos a Canadá desde París. Allí residían mi tío Florencio y mi tía María, dos integrantes de la Operación Bisonte, mis tíos Antonio, Jesús y María y mis primos Vicente, José Antonio y Emilia. También estaban unos primos de mi padre, Juan y Ramona y sus hijos Javier y Juan Carlos. El cambio fue espectacular. Nuestra casa ya no era una habitación en un callejón mugriento sino un piso con cocina, salón, dos habitaciones y un baño. Y televisión. Todo era verde y había parques inmensos por todas partes. En el colegio me adapté rápidamente porque asistí a la misma clase que José Antonio y Emilia que ya llevaban un año en Montréal y cuidaron al primo que no tenía ni idea de inglés. Vivíamos en un bloque de apartamentos, rodeados de chalets de gente acomodada. Mi bloque era mayoritariamente de francófonos pero yo asistía a un colegio católico inglés. Al regresar a casa por las tardes, era agredido todos los días por unos energúmenos de un colegio protestante, que me odiaban por extranjero y por católico. En algunas ocasiones me invitaban algunos compañeros de colegio a sus casas. Yo no concebía que se pudieran tener casas así: jardín con piscina, sótano, garaje, alfombras de un palmo de grosor y dos o tres televisiones en color. Me invitaban a comer pizza, hamburguesas y pollo Kentucky. Yo nunca llevé a nadie a mi casa. Me daba vergüenza. Teníamos lo imprescindible: cuatro muebles, ninguna alfombra y una televisión Philco en blanco y negro del año de la polca. En mi casa no se comían ni pizzas ni hamburguesas sino judías, lentejas, garbanzos y pollo guisado; y los domingos, paella. Nunca salimos de Montréal y nunca tuvimos coche. España estaba siempre en el corazón y en las conversaciones. El regreso era inminente. Mis padres tardaron trece años en regresar. Otros nunca lo hicieron y unos cuantos nunca lo harán. En Canadá viven mis primos y muchos paisanos de Villarquemado. Allí están enterrados mis tíos Florencio y Jesús y mi abuela Rosina, una mujer que nunca había salido de Villarquemado y ya muy mayor, los hijos la llevaron a Montréal para que pasara sus últimos años con ellos.
Todas estas cosas recordé cuando en el cine de mi pueblo escuché, en representación de todos los emigrantes e hijos de emigrantes, a Anacleto Esteban, Ángel Fombuena, Daniel Mora, Emilia Paricio y Michel Martínez. Y me emocioné con las palabras de Juana Locic, una rumana que vive en Villarquemado y que dejó familia, casa y paisajes de su infancia para buscar una vida mejor en España.
Quiero terminar recordando a cada una de las 14 parejas que en mayo de 1957, abandonaron Teruel para irse a un país desconocido, al otro lado del mar. Y un recuerdo muy especial para los de mi pueblo: Valentina Sanz y Alfredo Coedo, Elvira Sánchez y Álvaro Iritia, Armonía Esteban y Tomás Montoro, Concepción Fombuena e Isaac Pérez, Úrsula Torres y Ramiro Sanz. Y mis tíos María Torres y Florencio Mora. Y para mi madre, Humildad Olivas, que murió dos días antes de que su pueblo le rindiera un homenaje junto a sus paisanos emigrantes. Todos ellos, con escasas excepciones, fueron obligados a pagar el impuesto de los pobres.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

La veritat, ¡osti tu!

Don José Miguel Gracia, en su tribuna del 7 de noviembre, pide rigor a los demás pero no se aplica el cuento. Presume de ir con la “verdad por delante” y es el primero que no sigue los pasos que recomienda. Estoy seguro de que no lo hace intencionadamente.
La noticia del coche y los extras de Benach fue publicada en varios periódicos y no sólo “casualmente en ABC”. Que yo recuerde, la leí en la edición digital de El País; también apareció en El Mundo y en Público. Y seguramente en otros muchos. Pero lo importante, a mi entender, no es quién la publica sino si la noticia es cierta. Y en este caso lo es.
También se equivoca el señor Gracia cuando afirma que “el coche hace bastante tiempo que se lo compró”. El buga, un Audi A8, es de reciente adquisición. Que Benach viva a 120 kilómetros de Barcelona no justifica que se compre uno de los coches más caros del mercado. Miles de ciudadanos recorren esas distancias a diario y sin chófer.
El señor Gracia sabe perfectamente que las colaboraciones que se envían al Diario de Teruel pueden tardar unos días hasta que se publican. En mi caso, cuando envié el escrito al que se refiere, todavía no se había pronunciado el President del Parlament. De todas formas, una vez que lo cogen con las manos en la masa, ¿qué otra salida le quedaba al señor Benach?.
No sé si los políticos son más sinvergüenzas que los jueces, los maestros o los médicos de la Seguridad Social. Lo que sí sé es que hay que denunciar todos los abusos. Por ejemplo, que Rita Barberá coloque en su despacho un cuadro que estaba colgado en las paredes de un museo valenciano; o que el juez Garzón cobrara supuestamente 100.000 dólares por conferencia durante su estancia en los Estados Unidos y que el dinero lo pagase una institución financiada por el Banco Santander; o que Belloch, el alcalde de Zaragoza pretendiera comprar unas sillas de diseño que costaban un riñón. También me parece mal que el Estado financie a la Iglesia Católica.
No sé si los políticos son más o menos honrados que otros colectivos. Lo que sí sé es que la posibilidad de meter la mano en la caja es más probable en los políticos, como también es más probable que pague y acepte comisiones y sobornos un constructor que un peón de albañil.
A usted, señor Gracia, esta polémica le “ha producido tristeza”. A mi indignación. A usted le parece poco importante. A mi mucho. Los pareceres son como el trasero: cada uno tiene el suyo. Que el 25% del presupuesto de la Generalitat catalana se destine a gastos de personal me parece una aberración y que el Gobierno aragonés aumente sin cesar los puestos de asesores y cargos de confianza, otra aberración. Y esto lo diga el Avui, el Punt de Mataró o la Gaceta del Norte.
Dice usted que “si alguna cosa se nos puede exigir a los que escribimos en los medios de comunicación, es un cierto grado de conocimiento sobre lo que escribimos y si tenemos alguna enseña que sea la de la verdad”, le rogaría encarecidamente que predicara con el ejemplo. La verdad por delante o por detrás- según gustos y preferencias- pero siempre la verdad. La vertitat.
Otrosí: Cuenta don José Miguel que “los extras se trataba de una TV, una mesita de trabajo y un reposapiés que costaron nueve mil euros”. Por menos de 700 euros en una tienda de Teruel cerca del hopspital, se puede comprar una tele y una mesa de trabajo. El reposapiés lo regalan. Que Benach se ponga en contacto con Belloch, el de los sillones italianos de diseño, y se pasen por Teruel. Nos ahorrarán a los ciudadanos una pasta. La pela es la pela.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

La Vigen del Pilar dice....

Javier Arenas. Pez gordo del PP. Telegrama. A la reina. “Felicito a Doña Sofía por su apoyo a la Corona y a las personas más débiles. Los Reyes son las sana envidia de Europa”. Corto y cambio.
Si lo anterior lo dice mientras se recupera de los efectos de la anestesia, tras una operación, lo entenderíamos. También si esas palabras las escribe tras una juerga flamenca con palmeros, fino la Ina y manzanilla de Sanlúcar. Pero que una persona en su sano juicio suelte esas chorradas es para echarse a llorar, o mejor aún, salir cagando leches de este país y pedir asilo en la reserva india de Crow Creek de Dakota del Sur.
Felicitar a la reina por su apoyo a la Corona es como felicitar a la Bayer por defender la aspirina o al Consejo Regulador de la D.O. Jamón de Teruel por no promocionar la mortadela de olivas.
Pero donde don Javier alcanza la más alta cota de miseria intelectual es al afirmar que los reyes son la sana envidia de Europa, que viene a ser la versión actualizada de la virgen del Pilar dice que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana de la tropa aragonesa. Y que se jodan los gabachos.
Las afirmaciones gratuitas, sin fundamento, hechas con el único propósito de adular al poderoso, sirven para que la poca credibilidad que puedan tener los políticos, se hunda a la misma velocidad que el Ibex35 o la reputación de Julián Muñoz.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

¡Qué fea es Camila!

Se ha armado el revuelo con las declaraciones de la reina a la periodista opusera, opusdeísta, caminera, numeraria de la Obra, Pilar Urbano. Que la reina se oponga al aborto, a los matrimonios de parejas homosexuales y que quiera religión en las aulas, es algo que no debería sorprender a nadie. Lo sorprendente sería una reina laica, pro aborto y a favor de los matrimonios de gays y lesbianas. Una reina republicana, allons enfants de la Patrie. Durante años nos han vendido la moto de una monarquía moderna, equidistante, por encima del bien y del mal. Sólo se puede hablar bien de la familia real; criticarla es tabú y en el Parlamento, Congreso y Senado, no se admiten las preguntas relativas a la Corona.
A mí me parece bien que Juan Carlos y Sofía tengan ideas propias y las expresen. Lo que no me gusta tanto es que esas ideas no se sometan a consulta popular cada cuatro años. Vamos, que en lugar de un rey que reina pero no gobierna, prefiero un presidente de la República que presida aunque tampoco gobierne. Mientras, nos conformaremos con meternos con el Orejas de Inglaterra, su egregia madre y Camila.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

El ardacho de Lacoste

Nos meten las marcas por los ojos. En una óptica de la capi, próxima al hospital, me detengo a mirar el escaparate. Las gafas ya no son solamente un objeto imprescindible para los que no vemos tres en un burro. Ahora son un complemento de moda que se anuncia con unos eslóganes absurdos: Descubre el diseño funcional, cambia tu punto de vista, mantén relaciones sexuales con protección, resalta tu identidad, no te escondas. Y ahí están todas las marcas: Cristian Dios, Chuchi, Liborio & Puchino, Dulce Galbana, Ataúlfo Del Minguez, Imperio Ernani , Pico della Mirandola y Capra della Legione.
De cundir el ejemplo, ahora que se habla de hacer un nuevo hospital en Teruel, no me extrañaría que a algún genio de la gilipollez se le ocurriera una idea fashion, o sea. Camas diseñadas por Pininfarina, uniformes de Pertegaz, goteros de Murano, pastillas de Agatha Ruiz de la Prada y supositorios Ferrari. Los menús de Ferrán Adrià y los sillones para los acompañantes, que ahora parecen potros de tortura, llevarían la firma de Le Corbusier. El hospital se llamaría Victoria Beckam y lo inauguraría Boris Izaguirre. Divino de la muerte.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Crónica desde el Obispo Polanco (2)

Paseando por los pasillos del hospital del obispo de Teruel, a las dos de la madrugada, tropiezo con la muerte. Sobre una camilla escoltada por dos enfermeras, el cadáver es conducido al tanatorio del sótano, envuelto en una sábana a modo de sudario con unas letras impresas que parecen una broma macabra: SALUD. Perra vida. Novela negra que siempre acaba mal.
Para ahuyentar los pensamientos chungos, bajo al hall y leo los carteles del tablón de anuncios de los trabajadores del hospital. Entre convocatorias de oposiciones, congresos varios e información sindical, me encuentro con dos perlas que me hacen esbozar una sonrisa. La primera proclama:”somos dos trabajadoras del hospital y cuando nos jubilemos no queremos que nos den una placa ni leches”. La otra nos informa de la creación de un club con un nombre gracioso de puro ñoño: Club de baile Vientre Planín.
Salgo a tomar a tomar una bocanada de aire antes de regresar a la habitación y esperar a que se haga de día. Llueve. El reloj que marca las horas de los hospitales se mueve con la cadencia lenta del gota a gota.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Los adscritos

No sé si los más sinvergüenzas se hacen políticos o si la política los convierte en sinvergüenzas. La semana pasada era Benach, President del Parlament de Catalunya, quien se compraba con nuestro dinero un Audi A-8 con más extras que trajes el baúl de la Piquer. Esta semana le toca al Presidente de la Xunta. Leo en los periódicos que Pérez Touriño “gastó más de dos millones de euros en cambiar la distribución y el mobiliario de su despacho. También destinó 480,000 euros en adquirir un nuevo coche oficial”. A comprarse, con nuestro dinero, un coche que cuesta un huevo, Benach lo llama “renovación automática de vehículos adscritos a los cargos representativos”. Esta gente se ha creído que los elegimos para que nos representen con unos coches de lujo y unos despachos a lo Falcon Crest. Que no, troncos, que no, que la representación de los ciudadanos es otra cosa; que en vuestros programas electorales no aparece nada de despacho de dos millones de euros ni bugas de jeques del petróleo. Cada día tengo más claro que muchos políticos, de izquierdas, de derechas, nacionalistas o mundialistas, siguen la máxima de un personaje de Les Luthiers: “por encima de los mezquinos intereses partidistas, pongo los sublimes intereses personales”.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Crónica desde el Obispo Polanco

Llevo una semana viviendo en el hospital del obispo de Teruel. De día y de noche. Aquí hay de todo, es como una pequeña ciudad dentro de la ciudad. Hay restaurante, quiosco de prensa, cajero, ciber de internet, farmacia, capilla y una tienda, Rx, en la que te hacen retratos de los huesos y de las vísceras. También hay enfermos. Y familiares de enfermos; tantos que en alguna habitación he podido contar hasta ocho, pasando olímpicamente de las normas que los limitan a dos. Entre los familiares de unos y otros, se entablan competiciones. El mío lleva dos goteros, dice uno. Eso no es nada, contesta el otro, mi suegra lleva cuatro goteros, oxígeno, una televisión para ver el corazón y hay que ponerse mascarilla para entrar a verla. El número de pastillas que toman también es objeto de comparación. Una pregunta recurrente es ¿quién te lo lleva? Se refiere al médico que atiende a tu familiar. Hay algunos que se conocen a toda la plantilla y te refieren mil historias sobre las habilidades del especialista en cuestión. En cuanto a las enfermedades, algunas son bien raras. Un señor me cuenta que a su esposa “le ha dao un atentao al plumón”. Otro que su cuñado está “botihinchao” y un tercero que a su padre “se le ha cerrado el cuello”.
Los enfermos son a veces desagradecidos. Mi madre, a las tres de la madrugada, le soltó a bocajarro a un enfermero: “sáqueme de aquí, que de este ababol no me fío”. Duele que tu propia madre te llame ababol. Esperaré hasta que se recupere para reprocharle el trato vejatorio al que me somete.
Los médicos, enfermeros, auxiliares y personal de limpieza, cumplen eficazmente con su trabajo. Aprovecho para darles las gracias. En algunos aspectos se podría mejorar. Por ejemplo en las comidas. Saber la hora en que las sirven es un misterio. Y a veces se juntan en una misma habitación los de la limpieza, los que sirven las comidas y los que asean al enfermo. Y los familiares, a hacer pasillos y a ponerlos a todos verdes. Conseguir una toalla es difícil. Nos dicen que hay escasez. No sé si es debido a la crisis o a que hemos roto relaciones diplomáticas con Portugal.
Comer en la cafetería del hospital también requiere paciencia; la mitad de las mesas están reservadas y pillar una de las libres, es cuestión de suerte. Yo llevo una semana comiendo y cenando en la barra el sándwich especial Albie de tres pisos. Acabaré aborreciéndolo.
No sigo, que tengo que darle la comida a mi madre y después he quedado para tomar café con uno que tiene a su mujer con arrebatos y una señora con una nieta que se encana. La del marido que “lleva mucha operación” hoy nos ha dicho que no vendrá. Les seguiré informando.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

El haiga

“Mialo” qué majico, con su cochecico. El President del Parlament de Catalunya, de ERC, se ha “mercao” un buga Audi A-8 limusina que cuesta una pasta gansa y “a más a mas” ha fundido otro porrón de viruta de todos en tunearlo a su gusto. Amb dos collons.
Antaño, los toreros que salían de la miseria, con las primeras perras se compraban un Mercedes. Pero se lo ganaban exponiendo los mondongos frente a los astifinos. Querían con ello comunicar que habían ascendido en la escala social. Los políticos también quieren hacernos saber que pertenecen a otra clase pero se distinguen de los toreros en que le echan menos huevos. Quieren que al verles, sus vecinos digan: con lo tonto que parecía y mira qué haiga se ha comprado.
Cualquiera que haya asistido a un acto oficial, ya sea en un museo, un ayuntamiento o en la inauguración de una campaña contra la pobreza, habrá podido comprobar cómo llegan las caravanas de políticos en sus audis y sus mercedes negros, con sus chóferes, sus guardaespaldas y sus secretarios. A la puerta los esperan los pelotas de siempre para hacerles la ola y ofrecerse de alfombra. El político suelta dos chorradas, sin son de su cosecha, y si se extiende un poco más es porque lee unas líneas que le ha escrito otro. Inauguran o clausuran el acto, esa es su única contribución, y después a comer a cuenta del erario público.
En estos tiempos de crisis, en los que se nos pide a todos que nos apretemos el cinturón, en los que se quieren congelar los salarios de los de siempre, habría que pedirles a los políticos, especialmente a los de izquierdas, que predicaran con el ejemplo. Que se desplacen a patita o con los medios de transporte públicos. Y si por motivos de seguridad no es posible, que viajen en coches más económicos, que los hay muy buenos y cuestan la mitad. Con el dinero ahorrado, se podrían comprar más ambulancias, por ejemplo. No me harán ni caso. Me apuesto la junta de la trócola de mi Peugeot 207.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

G-Lipollas

Que si el G-4, el G-20 o el punto G. En ningún sitio nos “ajuntan”. Sarkozy primero nos echa a patadas y después dice que se admite pulpo como animal de compañía. Hace unos meses, sacábamos pecho porque nuestra economía superaba a la italiana pero ahora al Berlusconi lo invitan al guateque y a Zp no lo quieren ni de telonero.
De todas maneras, tampoco perdemos nada en esa reunión de jugadores del Monopoly. Primero se reúnen para decidir cómo joder el mundo y una vez que lo han jodido, se vuelven a reunir para decir: “yo no he sido”. Corren malos tiempos para la lírica. Y también para todo lo demás.
Con todo este asunto se ha demostrado que Bush todo lo que no tiene de brillante lo tiene de rencoroso. No le perdona a Zapatero que no se levantara al paso de la bandera de barras y estrellas y que le ganara las elecciones a su gran amigo “Ansar”, el que ponía las patas encima de la mesa en el rancho de Tejas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Un nombre para cada cosa

Llevo unos días visitando el Hospital Obispo Polanco. Día y noche. Y cada vez que entro y leo el dichoso nombrecito, me viene a la memoria el mismo pensamiento. ¿No tiene la Iglesia suficiente con ponerle el nombre de sus socios a las iglesias, parroquias, catedrales, capillas, santuarios y seminarios? ¿Por qué no nos extraña que un hospital lleve por nombre Obispo Polanco? ¿Sería mucho pedir que los hospitales llevaran nombre de insignes profesionales de la medicina y la enfermería? ¿No sería más razonable que los colegios públicos lucieran en su entrada el nombre de maestros y maestras, profesores y profesoras, que las dependencias de los parlamentos nombres de ilustres políticos, que los museos el de grandes artistas? Pues no señor, aquí los colegios se llaman Santa Emerenciana, los hospitales, Obispo Polanco y las plazas San Juan.
O esto cambia o me pongo a pedir firmas para que la Iglesia de San Pedro se llame de ahora en adelante Iglesia Gol de Nayim. Y que nadie intente justificarme lo del hospital de Teruel con la frase esa de “doctores tiene la Iglesia”; que los rezos no son medicinas y las hostias son placebos.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Torito Bravo

Todo parece indicar que el próximo día 4, Obama ganará las elecciones presidenciales en los Estados Unidos. El primer presidente no blanco de la historia de ese país. Claro, que negro negro, tampoco es. Barack es negro a medias. Fifty fifty. Los norteamericanos, que son muy teatreros, llorarán, agitarán banderas de barras y estrellas, desfilarán con bandas de trompeteros y tromboneros y el Obama pronunciará un discurso patriotero. Un discurso que siempre acaba igual en ese país de buenos oradores: “que Dios os bendiga y que Dios bendiga a América”.
El verdadero cambio, en mi opinión, se producirá cuando el presidente de EE.UU. se llame Torito Bravo o Flor Silvestre y sea descendiente del Gran Jefe Sioux Toro Sentado, el mismo que les untó el morro a los del Séptimo de Caballería comandados por el peliculero Custer. Torito Bravo, en su discurso, les hablaría de la Madre Tierra, del Hermano Sol y del Bisabuelo Río. Nada cambiará mientras los que mandan se sientan respaldados por un Dios vengativo que sólo los bendice a ellos, a sus misiles, sus tanques y su capitalismo salvaje. Lo que necesita el Imperio del Mal es un líder con pluma noble, discípulo del Jefe Seattle, el que le envío una carta al entonces presi rostro pálido y le dijo cosas como estas:” Pero, ¿cómo podéis comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esta idea nos resulta extraña. Ni el frescor del aire ni el brillo del agua son nuestros. ¿Cómo podrían ser comprados?”. ¡Jao!

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Wasserfahrtzeuge

En pleno centro de la capi. En la panadería y pastelería Sanz. Un cartel inmenso en no sé cuántos idiomas para promocionar su trenza mudéjar. Se supone que lo han colocado para que nuestros visitantes de otras autonomías con lengua propia y los guiris que no chamullan el español se enteren de que en ese establecimiento venden un dulce típico de Teruel. Pues “apañaos” van. Con todos los respetos, el que lo haya escrito es más tonto que el que asó la manteca. Me atrevo a decir que es tonto o tonta en siete idiomas. Aunque también cabe suponer que el autor de semejante cartel haya sido pagado por la competencia para joderle el negocio a Sanz. No aciertan ni con el catalán, ni con el portugués y la versión alemana es un auténtico disparate para troncharse o desternillarse de risa. Llaman a la trenza mudéjar Dessert Typiche Wasserfahrtzeuge. No dan ni una pero es que el palabro ese tan largo significa en alemán embarcación, artefacto para navegar por el agua. ¿Y qué tiene eso que ver con la trenza mudéjar? Pues que se lo pregunten al “espabilao” que lo redactó. Definitivamente, somos unos “dejaos”. Y eso que tenemos Escuela de Idiomas. Le aconsejo a los dueños de la pastelería Sanz que quiten ese cartel y lo sustituyan por una trenza mudéjar pegada al cristal con cinta adhesiva. De lo contrario se arriesgan a que algún alemán les pida una piragua o una canoa y dos chalecos salvavidas para navegar por el aljibe que tienen enfrente. Los alemanes son muy suyos.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Basura

Hoy me he encontrado un nuevo “periódico” en el buzón, El Ocio en Teruel. Bimensual, de distribución gratuita, van por el número 16 y se autodenominan periódico independiente/ Ciudad y provincia. Como era la primera vez que ojeaba y hojeaba este nuevo órgano de comunicación de nuestra provincia, lo hice con una predisposición al elogio. No andamos sobrados de publicaciones en Teruel y cualquier iniciativa hecha con buena voluntad debería ser recibida con los brazos abiertos.
Pero el tal Ocio en Teruel, no es ni un periódico, ni habla de ocio ni es una iniciativa de buena voluntad. Es basura. El contenido, en un noventa por ciento, es publicidad. En unos casos, de forma directa con fotos y textos de establecimientos comerciales, y en otros, demasiados, de manera indirecta, mediante artículos, por llamarlos de alguna manera, que lo único que hacen es propaganda de la publicidad que aparece en la misma página. Esos artículos no se distinguen ni por la tipografía ni por ninguna otra indicación de los que no son publicidad. Todo mezclado, información, opinión, publicidad.
Los escasos escritos que no son publicitarios, son tan malos como los otros. Mal redactados, infectados de errores de todo tipo: tipográficos, sintácticos, ortográficos. El diseño y la maquetación son horribles. Mezclan secciones, la adscripción de los textos y fotografías a una sección es totalmente arbitraria. Y para colmo de despropósitos, en una publicación que es casi íntegramente publicidad, incluyen una sección de Publicidad.
Curioso resulta también el editorial. Entre las muchas chorradas nos regala ésta:”Toda noticia de interés, para los ciudadanos de la provincia se publicará GRATUITAMENTE”. ¡Cuánta generosidad por parte de los Sonsona Calomarde y Sonsona Civera, que con una página web birriosa, un teléfono y una desfachatez solamente equiparable a su desvergüenza, se hacen llamar Grupo El Ocio en Teruel y le sacan las perras a los comerciantes y empresarios de Teruel, reproduciendo 25.000 veces algo que tiene de periódico lo que yo de obispo. Y de independiente, lo que yo de santo. Creo que nuestros comerciantes y empresarios se merecen algo más digno. Seguro que en la Cámara de Comercio les orientarán de cómo promocionar sus negocios con la ayuda de profesionales. Les pediría que no colaborasen a difundir la mediocridad. Los ciudadanos de Teruel nos merecemos algo mejor.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

El ardor guerrero de Pepe Blanco

No me parece decente. Que Pepe Blanco aproveche un comentario privado de Rajoy sobre el coñazo del desfile para elaborar todo un discurso político sobre “los principios de quita y pon” de Rajoy, es una utilización abyecta y rastrera de la libertad de expresión. ¡Menudo talante! Si se comparan las declaraciones de la ministra de Defensa y las de don José Blanco, se podrá apreciar la diferencia entre la sensatez de la ministra Chacón y la manipulación torticera del vicesecretario general. Como si no hubiera suficiente material de confrontación con las declaraciones oficiales de los dirigentes, el señor Blanco se relame hundiendo el hocico en los sumideros de la política, colaborando en convertir el espacio público en un estercolero. Estoy seguro de que si hubiera sido un miembro destacado del PSOE quien hubiera tildado al desfile de coñazo, alguien del PP habría igualmente puesto en marcha el ventilador para alimentarlo con excrementos, pero eso no justifica ni exculpa a José Blanco. Únicamente nos indica la catadura moral de algunos de nuestros dirigentes. Sobran sembradores de cizaña y faltan dirigentes sensatos e inteligentes. Y de paso, declaro que a mí también me parecen un coñazo los desfiles, ya sean militares, de atletas olímpicos o de majorettes.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

¡Viva Rajoy, ar!

No me he pasado al enemigo. Ni me he echado una novia de Cella, pariente de Santiago Lanzuela. Tengo muchos defectos, pero entre ellos no se encuentra el de defender unos colores que no son los míos. Lo que no quita que tenga buenos amigos votantes y militantes del PP. A los amigos, como a los hijos, hay que aceptarlos como son, con sus defectos.
Mariano Rajoy es un tío simpático, buen orador, con sorna y sentido del humor. Al lado de los zaplanas y las esperanzas, es un político centrado, aunque como dice el gigante José María Fidalgo, el de ce, ce, o, o, “lo hayan centrado a hostias”.
Rajoy ha estado sembrado al afirmar que el desfile de los mílites es un coñazo. Aguantar durante horas a cientos de ciudadanos moverse como los clicks de Playmobil o las muñecas de Famosa, con sus pistolones, sus tanquecicos y su cabra de la Legión, no es algo que levante pasiones. Es, como dice Mariano, un auténtico coñazo.
Yo tengo una cuenta pendiente con los de uniforme. Además de los malos tratos recibidos durante la mili- nadie habla de la violencia de género cuartelero-, sufrí en carne propia los golpes de unos sádicos con porra y de otros con gorro de charol. Y todavía tiemblo cuando recuerdo a uno con bigotón taladrando el techo del Congreso de los Diputados con su black and decker reglamentaria, se sienten, coño. Sé que los tiempos han cambiado, que nuestra democracia está consolidada, que los militares colaboran en misiones de “paz armada”, que algunos pierden su vida a manos de viles asesinos terroristas, como también la pierden los obreros de la construcción enladrillando nuestras casas o los bomberos apagando nuestros fuegos. Todo eso lo sé pero cuando a los veinte años alguien te marca con su impronta, es difícil perdonar y olvidar.
Por otra parte, no entiendo por qué los militares han de desfilar por las calles con sus herramientas de trabajo y no lo hacen los médicos con sus estetoscopios, su TAC y sus PET de última generación o los fontaneros con su llave inglesa, su soplete y su bote de silicona. Aquí parece ser que los únicos que pueden sacar sus carromatos son los militares.
Nunca te votaré, Mariano, pero quiero que sepas que siempre ocuparás un lugar especial en el rincón de la derecha de mi corazón.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Las peladuras de patata

Pedro vivía en un pueblo de Teruel y era dueño de una casa de piedra y de una caja fuerte. Convenció a dos vecinos confiados para que depositaran sus ahorros en su caja fuerte. En ese mismo pueblo vivían cuatro avariciosos sin un duro. Por boca de Ambrosio, un vecino de la infancia que emigró a Alemania y que todos los años pasaba unos días de vacaciones en el pueblo, supieron que en Hamburgo unos científicos habían descubierto un método para convertir las mondas de patata en oro. Cuando esta noticia se difunda, pensaron, el precio de la peladura de patata alcanzará las nubes. Elaboraron un plan de negocio: comprarían a todos los productores de patatas del pueblo la cosecha de los próximos diez años a precio de la fecha más la subida del IPC ponderado. No les dieron un duro: solamente firmaron un documento en el que se comprometían en el futuro a comprarles las patatas al precio acordado. Con los papeles de la promesa de compra de las patatas y un extracto de dos líneas del plan de negocio, acudieron a casa de Pedro y le pidieron un préstamo. Te pagaremos un interés del 25% le dijeron. A Pedro, que era otro avaricioso, se le pusieron unos ojos como platos y les prestó el dinero de sus amigos que guardaba en la caja fuerte. Los avariciosos fundieron las perras en cuatro días, en lo que ellos llamaban relaciones públicas y campañas de imagen. Consistían en ponerse hasta el culo de jamón, vino y visitar todos los puticlubs desde Teruel hasta Sevilla, pasando por Madrid. No todos lo veían claro, pero el cabecilla del grupo que había estudiado contabilidad por correspondencia en CCC, los convenció con unos sencillos argumentos: Lo único que estamos gastando es una parte muy pequeña de los beneficios futuros. Mirad, hemos comprado las patatas a los tontos de los patateros a dos chavos el kilo. En cuanto se sepa lo de los alemanes, el precio de la patata se disparará y se pondrá cincuenta o sesenta veces más caro. Lo único que tenemos que hacer, y esa es la clave, es diferir el pago: nosotros no soltamos un duro a los productores hasta que no hayamos cobrado de los que nos compren las peladuras. Es la ciencia del debe y del haber: debe haber y si hoy no hay mañana habrá. ¿Queda claro? Nos vamos a forrar, socios. ¡Camarero, otra botella de Ribera del Duero del caro y dos raciones de jamón de cochino pata negra!
Lo de los alemanes no prosperó. La descomposición de la molécula de almidón y la posterior reconversión de los átomos para formar pepitas de oro, requería tales cantidades de energía que la producción de un gramo de oro multiplicaba por cien el precio de mercado de la tonelada de oro en ese momento. Lo que sucedió después me lo contó el hijo de uno de los cultivadores de patatas a cuyo padre le habían comprado la cosecha los avariciosos. Fue peor que lo de Puerto Urraco. Pedro fue en busca de los avariciosos y con la escopeta de caza les descerrajó la tapa de los sesos. Pero al regresar a casa, ya de noche, uno de los dos hermanos que le habían confiado sus ahorros, lo agarró de los pelos y de los huevos mientras el otro le rebanaba el gaznate con una navaja cabritera de siete muelles. Cuando el Sargento Arensivia y el guardia Baldomero fueron en su busca, los encontraron colgados de sendas sogas en el edificio medio derruido del antiguo apeadero.
En todas las escuelas de negocios de esas que utilizan el método del caso, se estudia el de las peladuras de patatas, el Potato Peeling Case. En la Neocon School of Economics, el profesor Corleone explica a sus alumnos los fallos que se cometieron y que acabaron en la tragedia que les he expuesto. Para Corleone, el error de Pedro no fue la avaricia, pues ésta es una virtud que hace que el mundo progrese. Su error fue no haberse constituido en entidad bancaria, con un nombre como Merril Leches o Lehman Primos. Tampoco critica la iniciativa de los avariciosos, pues entiende que el trapicheo es la base para la generación de riqueza. Su error consistió en no registrar la empresa como Sociedad Anónima, Parmentier S.A. o Golden Potato S.A. ¿Qué se habría logrado con eso? Según Corleone, el Estado habría acudido con el dinero de todos a salvar Merril Leches a toda leche y a financiar a los avariciosos para que reconvirtieran el fallido negocio de las peladuras de patatas en otro de compra- venta de melones de Villaconejos, para mantener los puestos de trabajo y permitir que los empresarios pudieran concluir su visita a los puticlubs de España. En cuanto a los pobres diablos que perdieron sus ahorros, el profesor Corleone comenta que se trata de un asunto irrelevante, un simple daño colateral del sistema. También comenta Corleone que tanto el sargento Arensivia como el guardia Baldomero eran unos inútiles por no tomar las necesarias precauciones que impidieran la tragedia. ¡A buenas horas, mangas verdes!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Bluetooth divino

Tapia del convento de las Descalzas, erotismo, zapatillas colgantes a modo de altavoces conectados por el bluetooth divino con la eternidad. Palabras evocadoras que despiertan mi pensamiento lujurioso. Le haré caso a Toni Losantos y me apostaré a la caída del sol en Santa Teresa esquina con San Benito para escuchar extramuros las voces de intramuros. Tal vez me hablen de crímenes horrendos, aparecidos, endemoniados, libros prohibidos, damas blancas que se arrojan al vacío desde altas torres. De trompetas que presagian catástrofes, campanillas que anuncian la muerte y bocas que gritan con lengua de fuego. Preguntaré por los pasadizos secretos que conectaban conventos, monasterios y abadías, y sobre las leyendas de fosas con huesos de fetos. Quizás escuche la voz de algún capellán apuesto que nos cuente su dicha entre hermosas doncellas. Caricias “antinaturales” y gemidos ahogados entre las sábanas en las gélidas celdas para no romper el largo silencio de la noche. Susurro de las fuentes mágicas, trinos de los pájaros en los jardines al otro lado de las tapias. Risas y llantos. Y la poesía de Santa Teresa. Veisme aquí, mi dulce Amor, Amor dulce, veisme aquí, ¿Qué mandáis hacer de mí?
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

La ministra madre

Rara vez pienso en lo que dirá el lector de este Diario cuando me pongo a escribir. El lector es una abstracción, como lo es el pueblo o el ciudadano. No existe el pueblo o el lector, sino ciudadanos y lectores; individuos. Solamente hay un tema en el que antes de ponerme a escribir me lo pienso siete veces: cuando tengo que criticar a una mujer en el ejercicio de su actividad profesional. Es tal la presión de lo políticamente correcto de los cojones, que si un hombre se arriesga a lanzar el más leve comentario negativo, le llueven más hostias que granizo en tormenta de verano. Empiezan por llamarte machista y acaban con troglodita cavernícola.
Por ese motivo tomo mis precauciones. Y una de ellas es esperar a que sea una mujer la que inicie la crítica a otra mujer. Eso es lo que ha sucedido con la ministra Chacón. Hace unas semanas, el siete de septiembre, la revista El País Semanal, le dedicaba la portada y una larga entrevista a nuestra ministra de Defensa. A mí me pareció un panfleto pero por los motivos expuestos, no me atreví a decir nada. Pero esta semana, una mujer, la escritora Najat El Hachmi, en una columna de El Dominical titulada “Chaconeando”, se atreve a escribir lo que muchos pensamos. Qué razón tiene cuando afirma que “la más mínima insurrección contra la imposición de la supermamá Chacón puede ser tachada de retrógrada y vete a saber si anticonstitucional”. Una ministra que tiene un pisito y una superterraza en su lugar de trabajo, que dispone de ingresos suficientes para tener el personal de servicio que precise, que no tiene que hacer cola en la fila del pediatra, no puede ponerse de ejemplo ni de supermamá ni de nada. Si todas dispusieran de las facilidades de Chacón, las mujeres de este país darían saltos de alegría. Lo jodido de ser madre y padre en España es trabajar en un polígono en el quinto coño, no disponer de guarderías no ya en el lugar de trabajo, sino ni siquiera cerca de casa. Lo jodido es que cada vez que hay que visitar al pediatra, no hay ningún coche oficial con sillita para bebés que lleve a la criatura al ambulatorio o al hospital a esperar una hora a que te atiendan. Lo jodido es que muy pocas mujeres son jefas supremas y pueden interrumpir una reunión para darle la teta al niño. Lo jodido es, como dice Najat, “compaginar trabajo y familia, sudando lágrimas, recurriendo a abuelos, tíos, amigos…, sufriendo cada minuto en que no podíamos ser nosotros los que estábamos con nuestros hijos”. Eso es lo jodido. Lo de la ministra Chacón es pura demagogia, propaganda, campaña de imagen y tener más morro que siete osas hormigueras juntas.
Otrosí: ministra, la próxima vez que le hagan una foto con su hijo, exija que le borren con Photoshop el osito de Tous que cuelga de la cadena del chupete. ¡Vaya horterada! Más que los sombreros que llevaba la reina madre del Reino Unido.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Mecachis, cáspita y córcholis

Otra carta ultramontana. Diario de Teruel, jueves 2 de octubre de 2008. Se titula Las palabras y la firma Carlota Sedeño, de Málaga. Aprovecha su ignorancia en lingüística para meternos a Dios y a la Hostia con calzador o a martillazos. Dice doña Carlota que la “lengua española tiene 88.431 palabras”. Mentira podrida. El Diccionario de la lengua española, de la Real Academia Española, en su vigésima segunda edición, ése sí tiene 88.431 lemas, que no palabras. Un diccionario es como una fotografía de una persona en un momento determinado. Es una representación de la persona pero no es la persona. Las lenguas y las personas, nacen, crecen, tienen hijos que se les parecen y mueren. Seguro que el próximo diccionario de la lengua y la próxima fotografía que se haga doña Carlota difieren de los que se hicieron hace ocho años. Al diccionario se saldrán algunos granos como pósit, rap y okupa y a doña Carlota le aparecerá alguna cana, una peca o un lunar en la nariz.
Sobre el pobre conductor de grúa latinoamericano que no se acostumbra “a la palabra hostia empleada como exclamación”, he de recomendarle a doña Carlota que visite Hispanoamérica y compruebe lo expresivos que son nuestros hermanos. Empiece por México donde al primer trago ya te llaman cariñosamente pendejo chingón, güey.
Pero lo que más me molesta de la señora Sedeño es su falta de honradez. La misma carta que envía al Diario de Teruel aparece en el Diario malagueño Sur de fecha 8 de septiembre de 2008. Con fecha 2 de octubre también aparece en Análisis Digital, una página de la Fundación García-Morente, fundada y presidida por el cardenal Antonio María Rouco Varela. En la misma página, en la sección de Artículos que dejan huella, aparecen los siguientes: El Opus Dei, ochenta años de una siembra para la paz, de Javier Echevarría, prelado del Opus Dei; ¡Que viene el Opus!, de Enrique García Maíquez. También aparece la carta en Siglo XXI, autodenominado Diario digital independiente, plural y abierto. Finalmente, doña Carlota figura como miembro de Agea net, que se define como “una ONG de la cultura y su misión es movilizar y encauzar al voluntariado cultural”. Esta ONG, en su sección llamada Guiones doctrinales incluye los siguientes títulos: Dios Uno y Trino, Eclesiología, Cristología, etc.
Toda esta información la he obtenido con una rápida consulta a Internet. Seguro que una investigación más rigurosa y metódica, arrojaría más luz sobre esta “hermandad” que aprovecha las secciones de cartas al director de los periódicos para hacer pasar como opiniones de un ciudadano lo que en realidad son panfletos elaborados por una organización. No será ilegal pero sí inmoral. Se trata de una utilización perversa de los medios de comunicación.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Las chirucas eróticas

Los tiempos cambian que es una barbaridad. Hace unos años a las pastorcillas y pastorcillos se les aparecía la Virgen en una cueva o en la copa de un árbol. Ahora lo que se aparece es un par de zapatillas colgadas de los cables de la luz. Le sucede a Toni Losantos. Ya lleva dos Metros dedicadas al asunto. No sé muy bien cómo explicar ese fenómeno. Varias son las conjeturas que se me ocurren. Pudiera ser que a Toni, siendo un infante, no le compraran unas adidas o unas chirucas, y ese trauma infantil no resuelto, le produzca alucinaciones que le hacen ver zapatillas donde no las hay. Otra posible interpretación estaría relacionada con la llamada visión selectiva: uno ve lo que quiere ver y prescinde de lo que no le interesa. A mí me sucede con algunas personas; entro en una sala llena de gente y sólo me fijo en dos o tres. El resto como si no estuvieran o no existieran. Seguro que hay miles de cosas colgadas por todas partes, pero Toni sólo se fija en lo que le interesa: las zapatillas. También cabría pensar que se trata de un comportamiento antisocial: al igual que hay perros que se mean en las esquinas para marcar su territorio, ciertos animales bípedos se empeñan en marcar su territorio meándose en las tapias, embadurnando las paredes con su cochambre o colgando unas zapatillas en las farolas o en los cables eléctricos. Y la última interpretación que se me ocurre tendría que ver con el fetichismo. Vamos, que a Toni le ponen las zapatillas. Yo también tengo mis parafilias pero no es tanta la confianza con ustedes como para ponerme a contarlas aquí.
Creo que tanto Toni como yo necesitamos que nos examine un especialista: a él el podólogo y a mí el psiquiatra.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

De ratas y de hombres

Lo decía Groucho: “Si alguien plantase políticos en los campos de América, ya no haría falta abonarlos con estiércol”. Me voy a permitir la osadía de corregir a Groucho. En primer lugar, no solamente incluiría a los Estados Unidos sino a todo el orbe. En segundo lugar, no lo aplicaría exclusivamente a los políticos sino que lo haría extensivo a banqueros, especuladores, empresarios. Finalmente, haría algunas excepciones, muy pocas, en cada uno de esos grupos, menos en el de los especuladores: admito que pueda haber un banquero responsable, un par de empresarios honestos y una terna de políticos honrados. Ni uno más estoy dispuesto a conceder.
Hace nada, esto era el paraíso: una economía boyante, duros a peseta, bacanales del ladrillo, cruceros por el Nilo, super nanny sin papeles para cuidar a los niños y colonias en Irlanda para chamullar lo de my taylor is rich y my mother is in the kitchen ( por cierto, nuestra ministra de igualdad no debe de tener ni repajolera idea de inglés; de lo contrario ya habría multado a los autores de los libros de inglés por sexistas: el hombre sastre y la mujer en la cocina. ¡Habrase visto!). Nuestro PIB crecía más que ninguno, se generaba más empleo que en cualquier otra parte. Todos se ponían las medallas: los de la oposición, diciendo que los del gobierno recogían los frutos de lo que ellos habían sembrado. Los que mandan, sacando pecho por lo que ellos llamaban “una gestión seria y eficaz”. Se pavoneaban de tener las arcas públicas a rebosar.
En cuatro días se ha ido todo a la mierda. A mamarla a Parla. Ahora todos tienen explicaciones para lo que no supieron ver hace dos días. Cuando las reservas se han ido a tomar por el culo y el Inem se ha llenado de miles de nuevos socios, se dice que la culpa es de las subprime, el credit crunch, el chichi de la Bernarda o la flauta de Bartolo.
Y en el país de las hamburguesas, de los predicadores, de las felaciones en la Casa Blanca, del día del pavo, de McCain, Obama, Bush y Condoleezza Rice, a los especuladores de Fannie Mae, Freddie Mac, Lehman Brothers, Merril Lynch, etc. en lugar de meterlos en el trullo o colgarlos de las pelotas, se les premia con suculentas indemnizaciones y el Estado, con el dinero de los ciudadanos, a blanquear la estafa. Dan ganas de echarse al monte, rediós.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

As novas reglas de la Church sicut in caelo et in terra

As novas reglas de la Church sicut in caelo et in terra
Puestos a tocar las narices, yo también lo voy a hacer. Si la Iglesia y la Generalitat Valenciana se oponen a que se imparta la asignatura de Educación para la ciudadanía, y cuando se ven obligadas por las leyes, ponen todo tipo de trabas o la imparten en inglés, fallo lo siguiente:
Para empezar, que todas las hostias que se distribuyan en las misas estén empaquetadas en bolsas. Antes de entregarlas a los fieles, el cura deberá proceder a abrir la bolsa delante de todos y la dejará en un lugar visible para que cualquiera pueda comprobar el nombre del fabricante, el registro de sanidad, la fecha de envasado y la de caducidad. Además, el que reparta las hostias deberá ponerse unos guantes de latex nuevos antes de tocar el alimento. No sé ustedes, pero yo no he visto pilas para lavarse en las iglesias de los pueblos y vaya usted a saber qué ha estado toqueteando el sacerdote antes de coger las formas con la mano. Si no tienen lavavajillas en la Iglesia, los copones serán de plástico y de un solo uso. Asimismo, habría que enviar a los mosenes a un curso para obtener el certificado de manipulador de alimentos. No se podrá incensar si no se tiene instalado un extractor de humos y una salida de emergencia. Se colocarán medidores de ruido en las inmediaciones de las iglesias para asegurarse de que los campanazos no exceden los decibelios que la ley permite. Periódicamente, se procederá al análisis del agua bendita, por parte de las autoridades sanitarias, para asegurarse de que es apta para entrar en contacto con la piel. Si se quiere evitar este engorro, se colocarán dispensadores de Agua de Bronchales en todos los templos. Y para que vean que no somos tan intolerantes como ellos, les permitiremos que las misas puedan celebrarse en tres idiomas: español, inglés y latín. En las comunidades con lengua propia, ésta también será optativa. Así lo pronuncio, mando y firmo.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Los de Huesca y de Teruel...

Viernes por la noche. Plaza del Seminario. Abarrotada. Menores de 40 años conté, a ojo, cuatro o cinco. No hubo botellón y los únicos pastilleros eran los que tomaban Subidina para la tensión y Atracol para el colesterol. La Fundación Amantes organizó un concierto de La Bullonera, Carbonell y Labordeta. El abuelo no estaba; se hizo un esguince, en la Expo, saludando al Rey, según contó Carbonell. Estuvo bien la actuación. Volví a los setenta, cuando tenía pelo, fuelle para correr delante de los grises y la convicción de que la Revolución estaba a la vuelta de la esquina. Me hice revolucionario por motivos sexuales: decían que las rojas se arrimaban más. No era cierto, al menos en mi caso. Yo era tan ignorante que lloré más cuando cascó Mao que cuando murió mi abuela. Vi siete veces una película, Cuerno de cabra, que proyectaban en el cine Elíseos, de arte y ensayo. No por amor al cine, sino porque salía una tía en pelotas. La sala atestada como piojos en costura hasta que aparecía la prota en traje de nacer. Después, la desbandada.
Un fin de semana completo consistía en concierto de La Bullonera, Labordeta, Raimon, Quintín Cabrera, Manuel Gerena o todos juntos. Ellos eran el Red Bull a full o el Pharmaton Complex que nos preparaban para el lanzamiento de panfletos pidiendo amnistía, libertad y democracia y para las carreras delante de unos energúmenos con porra, botes de humo y pelotas de goma, por la Plaza del Pilar, el Paseo de la Independencia o las callejuelas de El Tubo. A uno de esos salvajes, que se excedió en el suministro de cachiporrazos, le juré venganza cuando triunfara la Revolución. Muchos años después, lo reconocí en un bar de Zaragoza, feo y calvo, con su fea mujer y sus tres niños. Me dieron lástima.
De todo aquello ya sólo me quedan algunos amigos, un miedo cerval a los del tricornio y las canciones de La Bullonera, Carbonell y el abuelo Labordeta. Las mismas que escuché el viernes en la Plaza del Seminario de Teruel.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

¿En qué momento se jodió Teruel?

Plantar una cementera en Teruel no es lo mismo que hacerlo en Alcobendas o en Badalona. Aquí, como somos pocos y mal avenidos, las protestas durarán una semana. En Madrid o Barcelona, tal barbaridad sería impensable. Es todo cuestión de números. No es lo mismo la protesta de cuatro gatos que de cuatro millones. Y no es que me oponga a las cementeras, pues si queremos casas y progreso, en alguna parte habrá que ponerlas. Lo mismo que los residuos nucleares o la chatarra de los aviones. Con la excusa de la creación de puestos de trabajo parece que se justifica todo. Claro, que serían puestos de trabajo chatarra y contratos basura nuclear. Los empresarios no se complican la vida y van a lo fácil: aquello que les es más rentable y que genera menos daños colaterales… para sus bolsillos. Y para los políticos, no es lo mismo perder doscientos mil votos que veinte mil. No es lo mismo.
Es muy fácil manipular, como hace don Raúl Nadal Hernández en su carta del 22 de septiembre. Claro que queremos pueblos con gente joven, escuelas llenas de niños, bibliotecas, restaurantes, plazas y parques del pueblo con bicicletas y risas de zagales todos los días y no solamente en verano. Cierto que miles de turolenses tuvieron que abandonar su pueblo y su familia para ganarse la vida en Valencia, Zaragoza, Barcelona, Francia, Alemania o Suiza. España era un país atrasado en todos los aspectos; con unos desequilibrios regionales muy marcados y a Teruel siempre le tocó bailar con la más fea - o con el más feo, para que nadie se mosquee-. Y llegó la Democracia y parecía que todo iba a cambiar. Y ha cambiado: negarlo sería de imbéciles. Antes todo se decidía en Madrid. Ahora en Zaragoza. Zaragoza Ciudad ha cambiado mucho. General Motors, Actur, Expo y la feria Hortícola esa, con un poco de suerte. Concentra la mitad de la población de Aragón. Teruel mientras tanto, ha seguido con lo de siempre, obispo, casa putas y frontón. Y con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. En lo único que somos campeones de España. En pueblos en los que nunca pasa nada.
En Teruel queremos también empresas de alta tecnología, laboratorios, centros de investigación, exposiciones internacionales y centros nacionales de lo que sea y no contamine. Queremos puestos de trabajo cualificado para nuestros ingenieros, licenciados y diplomados en formación profesional. Y si además el progreso nos exige una contribución en industrias generadoras de mierda contaminante, aportaremos nuestra parte alícuota. De momento ya tenemos en Santa Eulalia una cementera y el proyecto del geriátrico de aviones en Caudé. Queremos un desarrollo planificado y razonable. Y lo razonable no es tener solamente industrias contaminantes con el único argumento a su favor de que crean puestos de trabajo. Exijamos a nuestros políticos que nos aporten alternativas más imaginativas para que ningún nieto nuestro nos pregunte: ¿En qué momento se jodió Teruel?
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Un cuento chino

El ser humano es un pedazo de cabrón. Un mal bicho. Sólo se mueve por el interés te quiero Andrés y por la guita te amo Paquita. Pero lejos de ser una desgracia, este aparente defecto es una bendición. No hay que hacer nada, ni educar en valores que no sean los de la Bolsa, ni en solidaridad, ni en otras chuminadas. Tampoco interesa que los gobiernos democráticos jodan la marrana con leyes que entorpezcan nuestro instinto depredador. Convertimos los defectos en virtudes con la ayuda de un ente llamado mano invisible. Siendo unos egoístas de cojones, en realidad lo que estamos haciendo es ayudar a los demás. Lo mismo que la bosta del caballo bien alimentado sirve para que coman los pajarillos, de las sobras del capitalista vivimos los demás. Cuanto más gordo y reluciente sea el rico, mejor será la calidad y cantidad de sus excrementos y más sustanciosa la dieta de los pobres. La mano invisible ejerce su autoridad sobre otro ente invisible llamado mercado. El mercado lo es todo. En él todo se compra y se vende, casas, coches, bicicletas, libros, melones, tiburones en formol y mierda de artista. Incluso se venden cosas que no existen y a las que llamamos futuros y otras que son una simple anotación en un papel. Las cosas no tienen precio fijo: el precio es el que cada uno está dispuesto a pagar en cada momento. Como somos tan avaros, también podemos comprar algo que no necesitamos. Una segunda vivienda, por ejemplo. Tenemos unos eurillos y queremos especular, perdón, invertir. Puesto que la vivienda sube, sube y sube, el plan es el siguiente: damos una entrada, pedimos un préstamo hipotecario y dentro de tres años, lo que nos costó 3, lo vendemos por 6, haciendo un negocio redondo. La economía crece, crece y crece y los precios de las casas suben, suben y suben. No puede fallar. Nos forramos, seguro. Y cuando se lo contemos a la gente, nos dirán que somos un emprendedores y que contribuimos a la industria de la construcción, a crear puestos de trabajo, a aumentar el PIB de nuestro país y a financiar a los pobrecitos ayuntamientos que necesitan perras para darnos mejores servicios y, en ocasiones, para pagar las comisiones de políticos honrados, muy trabajadores y mal pagados. Unos patriotas, vamos. La mano invisible nos guía y protege. Es nuestro ángel de la guarda.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Perfecto equilibrio entre lo delicado y lo sofisticado

Me lo decía una amiga hace unos días: “Vosotros los tíos, con un traje y una corbata estáis listos, pero lo nuestro es una esclavitud”. Y no le falta razón. Nosotros podemos llevar el mismo traje a los mismos sitios, cambiando simplemente la corbata y nadie dice nada. Pero en cuanto una mujer se pone el mismo traje para una boda o un bautizo, todo son comentarios y chismorreos. A eso hay que añadir el pelo, las uñas, la depilación y el maquillaje. Y no vale cualquier cosa, no. Los charlatanes de la moda, el estilismo y el look ya se encargan de complicarles la vida a las mujeres. Fíjense lo que recomienda una conocida marca de potingues para que una señora pueda conseguir “un perfecto equilibrio entre lo delicado y lo sofisticado”, con su nueva gama de maquillaje Otoño 2008: “para las mejillas, Mauve Blush; para los labios, Heather Mauve Lip Color, Hot Cocoa Lip Liner, Black Pearl Shimmer Lip Gloss; para los ojos, Navajo Eye Shadow (en todo el párpado), Vintage Eye Shadow (en el párpado móvil), Black Mauve Shimmer Ink Long-Wear Gel Eyeliner (para delinear las pestañas superiores), Chocolate Mauve Eye Shadow (para las inferiores); y para terminar; Black Everything Mascara”. ¡Menuda sofisticación de los cojones! Esto sí que es violencia de género e inmersión lingüística perversa. Utilizan el idioma, el inglés en este caso, para dotar a la nada de un halo de sutil elegancia. Fashion total, o sea.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

jueves, 27 de noviembre de 2008

Valentino

Valentino es un modisto de esos famosos. Nada extraño, en principio. Pero después de leer una entrevista que le hacen en una revista, puedo afirmar y afirmo, que en mi vida había leído tantas soplapolleces juntas en tan poco espacio. Resulta que el fulano tiene seis perros de raza carlino cuyos nombres empiezan todos por eme. Hasta aquí nada raro. Lo raro es cuando se dice que va a todas partes con sus chuchos y que reciben un tratamiento de belleza diario por parte de su cuidador, Carmelo. Sigue el cosetrapos afirmando que su “única preocupación fue hacer trajes bonitos para cumplir el deseo natural de las mujeres de estar bellas, femeninas, seductoras. No puedo ver mujeres despeinadas o raras”. De Carla Bruni, dice el remiendasayas: “creo que es un espécimen de feminidad magnífico; una mujer que encaja perfectamente para el Elíseo. Tiene todas las cualidades que debe tener una primera dama”.
Si todas estas memeces las pronuncia un heterosexual cualquiera, se le echan encima todas las asociaciones feministas del mundo mundial, soltando un sermón sobre el machismo, la cosificación de las mujeres y la necesidad de concienciar a todas las miembras de la sociedad para luchar por su dignidad. Pero como el autor es un elegantísimo, glamourisísimo y homosexualísimo pinchatelas, ya verán como ninguna dice ni mu.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

La bajeza de la Grandeza

Ni toda música amansa a las fieras ni toda lectura alimenta el espíritu. Un concierto de heavy metal convierte a los mansos en fieras y ciertas lecturas hacen que a uno le hierva la sangre. El pasado fin de semana, leí en uno suplemento dominical un artículo sobre la aristocracia española. Todo me resultaba vomitivo, de principio a fin. Empezando por los los apellidos de kilómetro y medio; siguiendo con los nombres de los ducados, marquesados, vizcondados y baronías; examinando el contraste entre las modestas profesiones de los titulares y la opulencia de sus mansiones; y terminando con el morro con el que esta gente defiende unos derechos basados en unas leyes que datan de 1505, de cuando Juana La Loca, los Reyes Católicos y demás basca. Un periodo de mucha justicia, igualitarismo y respeto, como todo el mundo sabe. Produce náuseas comprobar cómo el Derecho muchas veces sirve para lavar la cara de los ladrones y asesinos que detentaban el poder. Los reyes y sus compinches saqueaban y arrasaban pueblos y ciudades, se repartían el botín para que después un hatajo de clérigos, leguleyos y demás lameculos y aprovechados, blanquearan lo que era negro, muy negro.
Los descendientes de toda esa tropa de mangantes siguen invocando esos derechos en una sociedad democrática. Se hacen llamar los Grandes de España y tienen una asociación que llaman Diputación Permanente de la Grandeza de España. ¡Qué bajeza!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Puñalada trapera

Manuel Blasco está que trina. Y motivos tiene. Menudos bajonazos le ha asestado Lafuente. Anda, anda, cría cuervos. Al presi de los peperos de Teruel, el secretario general del mismo partido y provincia, lo ha ninguneado descaradamente. Vamos, que se los ha puesto bien puestos. Lean, lean el artículo del Diario de Teruel del día 6 de septiembre. Ondia, ondia, esto me recuerda a las intrigas palaciegas, a las traiciones de los emperadores romanos, que se sacaban los hígados entre ellos para detentar el poder a toda costa. Y es que los partidos no son lo que parece. De cara a la galería, a los ingenuos de los ciudadanos nos engañan a golpe de eslogan, en la mayoría de los casos carentes de sentido, o que lo mismo sirven para vender a Rajoy que calzoncillos marca Acme pero que desgraciadamente funcionan. De puertas adentro, es otro mundo. Como en el juego ese en el que hay menos sillas que gente dando vueltas y el que no está al loro para asentar sus posaderas en el escaño, es eliminado. Basta examinar el currículo de la mayoría de nuestros políticos para darse cuenta de que ni los méritos académicos, ni los logros profesionales previos a la actividad política, son elementos que se tengan en consideración. No, las competencias para el éxito político son otras: habilidad para las componendas, capacidad de mentir, negar lo evidente sin que se caiga la cara de vergüenza, tejer una red de fieles que ante cualquier orden del líder contesten: lo que tú digas jefe; a mandar, que para eso estamos, atribuirse méritos y éxitos que no les corresponden, tener olfato para detectar a los cadáveres políticos y alejarse de ellos, negando incluso que los conocen; ante el mínimo logro, ir a los cuartes generales del partido a pedir el botín correspondiente: ¿qué hay de lo mío? Sexto sentido para detectar a los fotógrafos y salir sonrientes en el momento del click; tener Locktite en el culo para no despegarse de la poltrona hasta que la muerte o la jubilación los separe.
Y el ingenuo de Blasco hablando de la deslealtad de Lafuente. Ja. Y Buj apoyando a Lafuente. Tiene buen olfato. Al tiempo. Presidenta.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Los ultramontanos

No hay semana sin una o varias cartas de los ultramontanos. No cejan en su empeño de meternos a Dios por todas partes. Son más pesados que un collar de sandías. Siempre la misma solfa, a saber: a) que el gobierno de Zapatero es una caca de la vaca y b) que los demás perseguimos a los católicos. Escriben desde todas las provincias de España, menos de Teruel. Ya los puedes criticar, que ellos ni se inmutan. Como el que oye llover. Sueltan su mitin y se retiran a escribir el siguiente. En una carta al Diario de Teruel del día 7, don Jesús Domingo Martínez, de Gerona, nos repite por enésima vez que la sociedad persigue a los católicos, que los llama intolerantes. No hay manera de que cambien de partitura. Siempre haciéndose las víctimas.
La Constitución protege la libertad de culto. Las Iglesias siguen con sus ritos y sus ceremonias. Respeto total. Cada cual puede tener las creencias que quiera. El problema surge cuando la cúpula de la Iglesia, los altos mandos, el comité ejecutivo de obispos, la conferencia episcopal, la reunión de purpurados o de pastores, no se contenta con eso. Quieren seguir mangoneando como lo han hecho siempre. No les basta con lanzar consignas en sus locales y a sus socios. Quieren además que el resto de la sociedad también se haga forofa de su club. Quieren una escuela católica, una sanidad católica, un gobierno católico y una justicia católica. Y por ahí no. La fama de intolerantes se la han ganado a pulso. Si la tolerancia es el “respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”, la Iglesia católica es la campeona de la intolerancia. No hace falta remontarse a varios siglos atrás. Basta echar un vistazo a lo que pasaba anteayer mismo: al “Glorioso Movimiento Nacional”, a la “Gloriosa Cruzada”. Tuvieras las ideas que tuvieras, había que tragar religión en la escuela, en la calle, en el trabajo. Para ejercer cualquier actividad, fuera de maestro, funcionario de prisiones o jardinero del ayuntamiento, era obligatoria la presentación del certificado de buen cristiano que emitía el cura; el que no se bautizaba, confirmaba, comulgaba y casaba según disponía la “Santa Madre Iglesia”, lo tenía más jodido que un vendedor de jamones en Marruecos. Pero coño, si hasta los libros que se publicaban en España requerían el nihil obstat de los censores de la Iglesia Católica. Y un puto beso en la pantalla de cine era pasado por las afiladas tijeras de los curas. Cualquier cosa, ya fuera la inauguración de un pantano, de una plaza de toros, de un criadero de ranas o de la sede de los aficionados a la papiroflexia, necesitaba el hisopazo correspondiente. ¿Eso es tolerancia? ¡Manda huevos!
Los políticos en los parlamentos y en las instituciones democráticas y los curas en sus Iglesias. Juntos pero no revueltos. Como dios manda.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Lo más plus

Dicen que la especie humana es la más evolucionada. La que tiene el cerebro más grande, que le permite aprenderse la tabla del ocho e inventar palabras como ornitorrinco y onomatopeya. También construye edificios, aviones, furgonetas y la bicicleta orbea, la que nunca se estropea. Con un palo hueco y cuatro agujeros toca la flauta y con cuarenta dibujos diferentes inventa el guiñote. Ningún mono sabe hacer eso. Ni de coña. Todo lo más, meter un palo en un hormiguero para zamparse las hormigas y entender un vocabulario de dos docenas de palabras. Punto.
La especie humana es tan inteligente que le sobra mollera. Con el cerebro que le sobra después de lo de los aviones, la bicicleta orbea y la taba del ocho, le da por inventar gilipolleces o despedazarse a hachazos. Nosotros en Teruel contribuimos a lo de las gilipolleces. Lean los programas de fiestas que el Diario de Teruel ha publicado durante todo el verano. Como nos sobra tiempo e inteligencia, nos ponemos a inventar la tortilla con más huevos, el bocadillo más largo o el flan más alto. No hay pueblo que no pretenda hacer algo con más de lo que sea. No somos los únicos. El libro Guiness de la chorradas registra quién la tiene más larga, quién mea más alto y quién lleva más días sin cagar. Y ninguno de esos campeones es de Teruel. El año que viene, los primeros. Con un par.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Castellote & Navarro

Tiene razón Toni Losantos cuando afirma que no apreciamos a los nuestros. Se refiere don Antonio a otro Antonio, Castellote de apellido, y al dibujante Juan Carlos Navarro que nos han regalado unos excelentes relatos ilustrados en el Diario de Teruel durante el mes de agosto. Yo mismo, hace unas semanas, recomendaba a los lectores en una carta al director que en lugar de irse de vacaciones al Caribe, se quedaran en Teruel comiendo magra y leyendo los relatos de Castellote. Me sumo a la propuesta de Losantos de que el folletín se encuaderne y se haga libro. Sugiero además, que al igual que el Diario nos regaló por el módico precio de un euro el cedé de la inauguración de la Plaza de las lucecicas modelo Teruel, hiciera lo mismo con el libro para que llegara a todos los rincones de nuestra provincia, que estuviera en todos los institutos, en las bibliotecas y en los hogares. Que pudiera leerse al calor de la lumbre, a la sombra de los pinos o en el monte bajo la luz de la luna llena. Gracias Juan Carlos. Gracias Antonio. Como dádiva, espero una nueva entrega en 2009.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

El feo, el bruto y el cobarde

El título no alude a ningún “remake” de una película de Sergio Leone. Quia. Tampoco al Tripartit catalán. Niet. Ni a los tres tenores de la foto de las Azores. No. Estos tres adjetivos los escribió un cura de un pueblo de la Segarra leridana en su informe al Tribunal de Responsabilidades Políticas en la posguerra. Sirvió para que a un miliciano de la CNT, al que el cura tildaba de “feo, bruto y cobarde”, lo condenaran a pasar a mejor vida, a criar malvas o a regar con su sangre los hierbajos que crecen a la sombra de las tapias de los cementerios.
Otro cura, obispo de Teruel, Anselmo Polanco, que posteriormente fue vilmente asesinado por los “rojos”- todos los asesinatos son viles-, en agosto de 1937 dio instrucciones claras a los “señores Arciprestes y Curas” sobre la manera de manipular los registros de defunciones y así ocultar los asesinados por el “glorioso Movimiento Nacional”.
La diferencia entre unos muertos y otros es que unos fueron declarados mártires, beatificados, se erigieron estatuas en su memoria, se les puso su nombre a hospitales y dejaron en herencia a sus descendientes, estancos, administraciones de lotería y otros chollos en ministerios y centros oficiales y los del otro bando yacen en cunetas y pozos, apareciendo como causa de su muerte “accidente relacionado con la guerra”, “hemorragia interna” , “herida por arma de fuego”, “asfixia por suspensión” o “desaparecido”. Sus descendientes heredaron el silencio, el miedo y el desprecio de un régimen cruel y vengativo. Todos estos datos y otros los pueden consultar en el libro de Julián Casanova, la Iglesia de Franco y en otros muchos.
No es de extrañar pues que ante la petición de Garzón de que la Conferencia Episcopal ordene a las parroquias que faciliten los datos de los registros de defunciones, la patronal de los curas ponga todo tipo de trabas para evitar que resplandezca la verdad. Nos dirán que dejemos de hurgar en el pasado y que lo que interesa es el presente y el futuro. Pero ellos son los primeros en recordarnos cada día la historia de uno que asesinaron en una cruz hace más de dos mil años.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Me cachis en la mar

La navegación está de moda. Todo dios habla de los cruceros. Por el Nilo, por el Mediterráneo, por el Báltico o por el Caribe. Los hay para familias, para abuelos, para solteros, para cristianos y para gays. A mí no me gustan. Soy de un pueblo del interior y el mar lo único que me recuerda es a arena que se te mete por todas partes, mogollón de gente dándose codazos para extender la toalla, olor a fritanga y paella de engrudo. Pensar en un barco lleno de turistas, camareros con sonrisa forzada, camarotes, capitanes y sobrecargos, me produce náuseas. ¡Joder, cuánto daño ha hecho a los de mi generación aquella seria chorras de Vacaciones en el mar!
Todo este rollo para decirles que este verano he navegado de otra manera. Por Internet. Por dos duros. Y me ha dado por atracar en las páginas web de algunas instituciones de nuestra provincia: Diputación, Comarcas, Ayuntamientos. No importa el signo político, todas son iguales, con alguna excepción. Parecen compradas en las segundas rebajas de Galerías Primero o de Saldos Arias. A casi ninguna le falta el “Saludo” del mandamás supremo del chiringuito: Presidente, Alcalde, Alcalde-Presidente. El saludo y la foto, porque a nuestros gerifaltes les pone salir en las fotos. Si pusieran el mismo empeño en redactar sus textos que en atusarse para salir guapos en las fotos, las páginas web serían un primor. Pero no: los textos están infectados de chorradas, frases hechas y lugares comunes. Juzguen ustedes mismos. Hay uno que nos cuenta que su zona está “llena de contrastes y matices, de realidades diferentes, en muchos casos, todavía por descubrir”. Eso lo mismo sirve para Teruel que para Tegucigalpa o Villarmuerto, provincia de Salamanca. Otro nos suelta un sermón sobre Internet para finalmente invitarnos a conocer “la belleza y el carisma de Teruel y de su provincia”. Solo le faltaba añadir belleza sin par, amplias avenidas y suculenta gastronomía”. Un tercero parece no tener abuela porque quiere que la página web “permita acercarnos a los ciudadanos más si cabe”. Si de verdad pretenden, como dicen muchos, “abrir una ventana al mundo”, les sugiero que adecenten un poco la casa porque lo que se ve por esas ventanas, en la mayoría de los casos, es bastante cochambroso.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Mil cosas

Cuenta el Diario de Teruel del viernes 29 de agosto que un tercio de la lucecicas de la Plaza del Torico han fallado desde la inauguración el pasado mes de diciembre. Cada semana, es necesario reparar entre diez y quince luminarias. Lo que sorprende es la cantidad de gente involucrada en reparar lo que aparentemente no tiene gran misterio: Acciona, el gabinete de arquitectos, el gabinete que diseñó la luminaria y el fabricante de los leds. Demasiado pollo para tan poco arroz. También sorprende enterarse de que es la primera vez que se instalan las dichosas lucecicas y que son tan nuevas que el modelo se ha bautizado con el nombre de Teruel. Resumiendo, que Teruel ha sido conejillo de indias, rata de experimento o mono de laboratorio. Coño, pues podían haber elegido otro sitio: el Bill Gates y el de Apple, antes de lanzarse al mercado, probaban sus ingenios en el garaje de sus casas. Estos podían haber hecho los experimentos en el corral o en el huerto de su abuelo. Han ido a escoger el sitio más emblemático de Teruel, han tenido atascada la Plaza durante meses y ahora nos dicen que los problemas se dividen en uno principal y en otros que sin ser principales joden la marrana igualmente. Y como no tienen ni puta idea de cuál es la causa, recurren a la frase favorita de los políticos cuando no tienen ni repajolera idea de algo y quieren ganar tiempo: “lo estamos estudiando y esperamos que lo solucionen correctamente”. Esto me recuerda a uno que se dedica a la reparación de todo tipo de aparatos y cuando le preguntas por un diagnóstico de la avería, siempre contesta: “pueden ser mil cosas”. Espero que los problemas de las dichosas luces se solucionen inmediatamente; antes de que la frase esa de falla más que una escopeta de feria sea sustituida por la de falla más que las luminarias del modelo Teruel. Y de paso, un consejo: que a nadie se le ocurra proponer una plataforma giratoria para el Torico. La tecnología en Teruel siempre falla. Por mil cosas.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Chemari y Teófilo

Habló Machoman. Hacía tiempo que no la piaba. Y para lo que ha dicho, mejor que se hubiera quedado callado. Después de su inefable actuación en el berenjenal de Irak, Aznar (Ansar en inglés) afirma en una entrevista al diario El Mundo-jueves 28 de agosto- que la foto de las Azores “fue el momento histórico más importante de España en 200 años”. ¡Olé tus huevos, Chemari! Mintió, la cagó, perdió las elecciones y el tío erre que erre, sigue en sus trece. Antes muerto que sencillo, antes reventar que reconocer un error. Los conocimientos históricos del ex presi sólo son superados por los de don Teófilo Marco, el incansable colaborador de este Diario, que con sus cartas henchidas de Dios, da un repaso a la Historia “desde Sófocles hasta Bossuet” (Diario de Teruel, 28 de agosto). Desde la Guerra de la Independencia hasta hoy, el hecho histórico más importante para don José María es el “afoto” de las Azores. Me gustaría saber cuál es el de don Teófilo. Seguro que las declaraciones de algunos obispos, discípulos de Gomà o Plà y Deniel, que nos quieren educar a cristazo limpio.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Desonfiados con causa

Dos tribunas de Carlos Carnicero y de José Luis Gómez en el Diario de Teruel del lunes 25 de agosto me han hecho reflexionar en por qué los españoles somos tan desconfiados. El trágico accidente del avión de Spanair, ha vuelto a demostrar que no confiamos mucho en nuestras instituciones. Basta leer los periódicos, escuchar la radio, ver la televisión o asistir a una tertulia de café, para darse cuenta de que la sospecha y la falta de confianza en los que dirigen el cotarro son la nota predominante. No debería ser así en una democracia, en un Estado de Derecho. Algunos podrán argumentarán que ese comportamiento es propio del carácter español. Somos así, dirán, lo llevamos en nuestros genes. Mi opinión es otra. Desconfiamos de todo porque estamos escaldados, hartos de que nos engañen. La desconfianza que tenemos en nuestros gobernantes y en nuestras instituciones es algo que ellos se han ganado a pulso. Basta recordar algunas de las catástrofes de los años recientes. El Prestige, el Yak- 42 o los atentados del 11M podrían ponerse como ejemplos. En los tres casos, la transparencia y el rigor han sido sacrificados para beneficiar los intereses partidistas. Aquí nadie admite nada y nadie dimite. Se echan balones fuera, se culpa al otro y se aplica el principio de Bart Simpson: yo no he sido, acabo de llegar. Los partidos y los medios de comunicación a su servicio, se encargan de enlodarlo todo, de lanzar rumores que les beneficien, de aplicar el principio de que la mejor defensa es un buen ataque. Se tardan años en conocer la verdad, si es que alguna vez se conoce. En la mayoría de los casos, se elabora la mentira de la verdad oficial o se deja que el tiempo que todo lo diluye haga su trabajo. Los españoles somos desconfiados. Nos sobran los motivos.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Pájaro de mal agüero

El pajarraco de titanio ha reventado antes de emprender el vuelo y ha regado con sangre humana los secarrales de Barajas. Bicho de mal agüero. Los ornitólogos de Spanair no supieron o no quisieron ver que ya no estaba destinado para altos vuelos. No sé si tenía taquicardia o arritmias pero estaba jodido. Muy jodido. Nadie quiso o supo leer en los monitores fosforito que no iba a tener huevos de echarse a volar. Y tuvo que cagarla en el punto de no retorno. Debió avisar antes y no lo hizo. Cabrón. Ahora ya no sirve ni para chatarra. Lo podían haber enviado a una residencia de aviones, como la que se pretendía hacer en Caudé, pero se arriesgaron a que se inmolara e inmolara a 153 personas, a mayor gloria del dios de la codicia y del beneficio, de un ave fénix de tres al cuarto. Ni cielo, ni paraíso, ni avionetas vírgenes le esperan en ninguna parte. Sólo cenizas y desolación. Y de esas cenizas lo único que renacerá será la astucia de cuatro vivos para quitarse de encima a los más de ciento cincuenta muertos y echárselos a los demás. Todos se lavarán las manos: fabricante, Spanair, gobierno, pilotos, Maroto y el de la moto. Habrá finalmente una verdad oficial, que es un eufemismo para calificar a una mentira con visos de verosimilitud. La caja negra. La de los ataúdes.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Café, copa y puro

La crisis afecta a todos. También a los clubes de alterne (para los finos), o puticlús (para el vulgo). El Diario de Teruel, en un artículo del domingo 17 de agosto, nos informa de que el negocio está chungo. Reza el titular: “El negocio del sexo pega el “gatillazo” por la crisis”. Nos cuenta Natalia que “cuando empecé en esto cobraba sesenta euros por un completo, ahora cobro entre treinta y cuarenta”. En mis tiempos mozos, un completo constaba de café, copa y puro, pero creo que Natalia se refiere a otra cosa. No estaría de más que en este tipo de artículos especializados, se incluyera un glosario con las definiciones de las palabras técnicas que aparecen en el texto. Y no piensen que me estoy pitorreando de algo tan serio. El ejercicio de la profesión más antigua del mundo, la de puta y puto, está perfectamente regulado. Tiene incluso una asociación, la Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne, ANELA (el nombre le viene como anillo al dedo). Y el negocio debe de tener su complejidad, porque la Asociación la dirige un Director General Técnico, José Luis Roberto Navarro. Me gustaría saber, por simple curiosidad, cuál es el cometido de un Director Técnico, ya que tecnología, lo que se dice tecnología, en ese negocio yo no veo mucha. A lo mejor se refiere a la decoración de los garitos y a las lucecitas, esas que imitan a las de la Plaza del Torico.
Como una cosa conduce a otra, el citado artículo me ha llevado a las páginas de contactos del Diario, sección a la que hasta ahora no le había prestado mucha atención. Craso error por mi parte. Esa sección es una mina, una fuente de conocimiento. En primer lugar, gramatical. “Gustando el cine, pasear y bailar, deseo conocer señor atractivo”. Ese uso del gerundio me recuerda las dedicatorias de canciones en la radio, en los años sesenta, cuando se decía “angelitos negros, para Josefina, de sus padres y hermanos, en el día de su santo, esperando le guste”. También se descubren peticiones curiosas: “Mujer de 51 años, universitaria, atractiva, desea conocer hombre con sentido del humor. Abstenerse peleles”. Otras que, a mi entender, resultan tan complicadas como buscar una aguja en un pajar: “Chico de color desea conocer una chica senegalesa para pasar buenos momentos”. Encontrar senegalesas en Teruel, según mi modesto parecer, no debe de ser fácil. Algunos anuncios deberían figurar en la sección taurina: “Señora casada, no feliz, busca señor en similar situación”. Mi favorito es éste: “Atractiva. Rica. Busco sexo. Pago bien”. ¿Habrá gente que llame a estos números para que les soplen, como mínimo, un par de euros por minuto? Seguro que sí. De lo contrario no se anunciarían en los periódicos; debe de costar una pasta. Además, como decía el torero Rafael Guerra, “hay gente pa tó”.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

El silencio de los lobos

No doy abasto. Los hooligans de Dios, los que desde todas los rincones de España escriben al Diario de Teruel para, venga o no al caso, arremeter contra los que no comparten sus ideas rancias, me tienen todo el día dándole a la tecla. Es tal el aluvión de escritos de estos forofos de Dios, que estoy al borde del agotamiento intentando responderles. Desde estas páginas pido ayuda. Ateos, agnósticos, cristianos de buena fe, ciudadanos y ciudadanas, echadme una mano. Contestemos a estos voceros de la manipulación, a estos falsificadores de la verdad, que gritan como posesos cuando les interesa y callan como muertos cuando en la foto de la Historia, su defendida, la Iglesia, aparece cubierta de mierda y con las manos manchadas de sangre.
Doña Elena Baeza, desde Málaga, toma el relevo de sus compañeros de coro, para en el Diario de Teruel del día 16 de agosto, aburrirnos con una salmodia cien mil veces repetida. Está bien que hable del padre Moratalla y de otros hombres y mujeres miembros de su Iglesia, que realizan una labor encomiable para la “educación y rehabilitación de jóvenes”. Pero no calle cuando cientos de sacerdotes han sido acusados de abusos a niños y jóvenes y su Iglesia ha pagado muchos millones para que se haga el silencio. Está bien que hable de que la Iglesia está del lado de la mujer maltratada. Pero no calle el desprecio a la mujer en la Biblia, ese libro ahistórico en el que se afirma una cosa y su contraria, en el que tan pronto te dicen no matarás como bendicen la escabechina de “infieles”; tan pronto te piden que pongas la otra mejilla como que saques a hostias a los mercaderes del Templo. Está bien que se diga que la Iglesia está con los pobres, pero no oculte el apoyo o el silencio de la Iglesia con los poderosos: Hiltler, Mussolini, Franco, Pinochet, Videla, Constantino y Justiniano. Está bien que hable de la Iglesia y su contribución a la Cultura pero no oculte la quema de libros y el Index Librorum Prohibitorum.
Valoro y admiro la labor de algunos de los miembros de la Iglesia pero condeno y desprecio sus silencios. Silencios vergonzosos. Cómplices.

Otrosí: en mi carta al director del pasado día 16, bajo mi firma aparece Girona. Ignoro cómo se ha producido ese error. Yo soy de Villarquemado, Teruel, Aragón, España. Que conste. Si fuera de Gerona, enviaría mis escritos al Diari de Girona. No como otros, que siendo de Gerona, Málaga, Cádiz o Ciudad Rodrigo, escriben en el Diario de Teruel para contarnos que Dios les hace la cama o que los progres no irán al cielo.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

He Kexin

Parece una niña. Es una niña. Dicen que tiene 15 años. Aparenta doce. Mide un metro cuarenta y dos centímetros. Pesa 33 kilos. Es una gimnasta del equipo chino que ha ganado la medalla de oro en las Olimpiadas de Pekín, Beijing o como leches se diga ahora. Virguerías en asimétricas. Mientras la veía actuar en una retransmisión de la televisión me dio por pensar. ¡Cuántas horas de entrenamiento¡ ¿Siete, ocho diarias? ¿Y para qué? Para que le den una medalla, se escuche el himno de su país y China pueda vender al mundo una imagen de una sociedad perfecta y sana. Pensé en esa niña que ha pasado su infancia en un gimnasio en lugar de dedicarse a estudiar y a jugar,
que es lo que deben hacer los niños a esa edad . Pensé en los orfanatos chinos llenos de niñas abandonadas, porque tener una hija, para muchas familias chinas, es una desgracia. Pensé en la comentarista que hablaba de piruetas, acrobacias, diagonales y otras chorradas técnicas y estadísticas, ajena a todo lo demás. Pensé en la hipocresía de una sociedad que se calla ante semejantes barbaridades y en esos periodistas que nos hablan de los valores de los juegos olímpicos, del barón de Coubertin y de la madre que lo parió. Pensé en los deportistas españoles con nombres tan nuestros como Nina Zhivanevskaya Ilichiova, Aschwin Wildeboer, He Zhi Wen o Alemayehu Bezabeh Desta. Pensé en la mierda que se meten en el cuerpo muchos deportistas para arañar una centésima de segundo al cronómetro. Por pensar en esas y otras cosas, apagué el televisor. Que se metan los Juegos Olímpicos donde les quepan.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Héroes del silencio

Diario de Teruel. Viernes 8 de agosto. Carta al director. Escribe doña Ana María Ros. Desde Cádiz. Resumen: Su hija de ocho años ha ordenado la habitación de sus padres. “Veo la mano de Dios en todo esto”, afirma doña Ana María.
Diario de Teruel. Martes 12 de agosto. Noticia en página 11: “Muere un niño arrollado por una moto acuática”. Aquí no se ha visto la mano de Dios. Seguramente estaría muy ocupado ordenando habitaciones en Cádiz.
¿Qué Dios es ése que, siendo inmortal, omnisciente, omnipotente y omnipresente, se dedica a hacer camas y quitar el polvo y deja que una moto acuática se estrelle contra un niño de diez años?
Nada tengo contra los creyentes. Cenicienta, Arturo, Don Quijote o Yahvé. La capacidad de invención de los humanos es portentosa. Pero puestos a elegir un héroe, al menos que sea coherente. Y el Dios de doña Ana María no lo es. Como personaje principal de su cuento, tiene muy poco atractivo. Asista, doña Ana María, a un taller de escritura. Le enseñarán a construir héroes con más arrojo. Héroes que no hagan mutis por el foro cuando se les necesita de verdad.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Mis éxitos y tus cagadas

La economía debe de estar mucho mejor de lo que dicen unos y mucho peor de lo que dicen otros. Nos cuentan todo menos la verdad. Hace un año, unos decían que nuestra economía era la releche, que íbamos en el pelotón de cabeza y que habíamos adelantado a Italia y no sé cuántas maravillas más. Entonces, por lo visto, no había ni factores exógenos, ni precios del petróleo, ni dinero barato ni nada. La buena gestión del gobierno había conseguido el milagro: niveles de desempleo bajos, reservas a espuertas y vacaciones en el mar para todos y todas. Los adversarios le quitaban importancia al asunto o se ponían todas las medallas afirmando que el gobierno de entonces vivía de las reservas de cuando mangoneaban ellos. El PSOE era una cigarra derrochadora que se alimentaba de los ahorros de las hormiguitas del PP. Eso era cuando pintaban copas.
Ahora que pintan bastos, que las reservas se han esfumado y que no se sabe si esto es una crisis, un simple resfriado o un torzón, los unos a echar balones fuera: todos los males provienen de fuera: las subprime norteamericanas, el precio de la gasofa y la subida de la manduca. Y los otros a joder la marrana achacando todos los males al actual gobierno, por manirroto y derrochón.
Cualquier ciudadano que piense un poco puede darse cuenta del gran engaño, tanto de unos como de otros. Si resulta que la desaceleración acelerada del parón de la crisis es debida a factores exógenos, los petroleros, los especuladores y los hipotequeros subprimeros, cuando la cosa iba viento en popa y a toda pastilla, el mérito también habría que atribuirlo a factores exógenos: petróleo abundante y barato, perras para todos regaladas, etc. No es decente apuntarse los éxitos cuando las cosas van bien y echarle el muerto al extranjero cuando las cosas van de culo. Y a los otros, habría que decirles que dejen de joder sabiendo como saben que la crisis no es solamente española. El gobierno de Zapatero no es responsable de todos los éxitos del pasado pero tampoco es culpable de todos los males actuales. Tanto unos como los otros, nos tratan como si fuésemos imbéciles. ¡Valiente tropa!
Otrosí: Dejo la crisis del ladrillo y del tocho para otro día. Estoy aun pensando si es factor exógeno, endógeno o mediopensionista.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Vacaciones

Las vacaciones. Bañador, pamela o gorra de beisbol. Tejido adiposo que sobresale por todas partes. Hamaca, sombrilla y crema factor 60 para no achicharrarse vivo. Apartamento, paella de engrudo y a toda leche a pillar sitio en la arena. Cervezas a tres euros. Cubatas a siete. Hala, y todo dios a los mismos sitios durante los mismos días. ¡Hacen falta ganas! Los hay que optan por los viajes de agencia, de una semana a París, para ir a mata caballo, hacer la foto de la torre Eiffel, de la Madeleine y el Arco del Triunfo, comprar cuatro chorradas hechas en Hong Kong para después, a la vuelta, contárselo a los amigos. Que se note el poderío y el poder adquisitivo. Ni crisis ni leches. Otros deciden irse al Caribe. Hacen falta ganas para meterse en un avión, volar durante horas para tumbarse en una playa y sentirse como en Canet de Berenguer, pero como más mulatas y mulatos. Turismo de pacotilla. La mejor manera de no conocer nada. Eso sí, de regreso, con ese morenito de Santo Domingo, los amigos y vecinos se morirán de envidia cuando les muestren el collar de cuero repujado y la pulsera de hueso, idénticos a los que venden en el mercadillo de Teruel todos los jueves del año.
No se dejen engañar por los vendedores de humo. Conozcan Teruel. Visiten sus magníficas casas rurales. Recorran sus pueblos y sus paisajes. Coman productos de la tierra. Desayúnense con unas buenas magras de aquí. Lean los relatos de Antonio Castellote en el Diario de Teruel. Tranquilidad y largas siestas. Se ahorrarán un pastón y ayudarán a nuestra maltrecha economía local. Aprovechen para leer cualquier autor que no sea Paolo Coelho o Jorge Ducay. Y si deciden conocer otros lugares, prescindan del todo a cien de las agencias de viaje. Desayuno incluído.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Caca, culo, pedo, pis

Hace unos días escribí una carta en este Diario en la que mostraba mi curiosidad por unos extraños personajes que no siendo de Teruel, enviaban con periodicidad cartas al director para arremeter contra el Partido Socialista o para hablarnos de Dios y del rechazo a la eutanasia y al aborto. Siempre los mismos y siempre el mismo asunto. Lanzaba la hipótesis de la existencia de algún tipo de organización ultraconservadora que recomendaba a sus acólitos el envío de sus consignas a todos los periódicos de provincias.
Me olvidé de uno, el amante de Dios, el ínclito Teófilo Marco, de Zaragoza. Quizás por ser paisano, se me pasó por alto. Don Teófilo expone las ideas más peregrinas que jamás he escuchado. Relaciona cualquier cosas con cualquier otra con tal de llegar a sus conclusiones, siempre las mismas: que nos hemos olvidado de Dios, que el aborto es malo y que los socialistas caca, culo, pedo, pis.
Si no me creen, lean su última filípica del pasado sábado, 2 de agosto. Equipara una ley aprobada en España por un parlamento democrático con la ideología nazi y a un político socialista, Alberto Fidalgo, con Josef Mengele, el ángel de la muerte, el criminal médico nazi.
Hay que ser ignorante o malintencionado para establecer semejante comparación. No hacen falta muchos conocimientos, cualquier libro de Historia de Bachillerato sirve, para conocer los hechos, el papel de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial o el apoyo que la Alemania nazi prestó a Franco durante nuestra Guerra Civil. Nuestra Iglesia, que bendecía al Dictador, que lo sacaba bajo palio, no condenó los asesinatos producidos no ya durante la contienda, sino después, durante la posguerra. Todo eso son hechos, no opiniones. Y esos hechos, el amante y temeroso de Dios, don Teófilo, los ignora o se los pasa por debajo del arco del triunfo.
Pero peor que las barbaridades del señor Marco, resulta el silencio de los actuales responsables de la Iglesia en Teruel, a los que los que por lo visto las salidas de pata de banco de uno de sus fieles, no les merece ningún comentario. Que un creyente que con tanta asiduidad se dedica a enmerdar el patio, metiendo a Dios por medio, merecería al menos un por qué no te callas, Teo, por parte de los representantes de la Iglesia. Aunque sólo fuera para saber que no comparten las opiniones de semejante oveja descarriada. ¡Ay, dios!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

Curiosidad

Como lector asiduo del Diario de Teruel en los dos últimos años, vengo observando un fenómeno que me llama la atención. En la sección de opinión del periódico, en las Cartas al director, aparecen firmas de personas sin ninguna relevancia que escriben desde sitios alejados de la provincia de Teruel: Cádiz, Málaga, Madrid. No tendría mayor trascendencia este hecho si estas personas escribieran u opinaran sobre Teruel y Aragón. Podría tratarse de paisanos que viven fuera y quieren participar en los asuntos de su tierra. Lo que resulta curioso es que estos colaboradores casi siempre escriben sobre asuntos religiosos, políticos o una mezcla de ambos y mantienen unas opiniones coincidentes con las posturas más extremas e intransigentes. Y nunca tratan sobre personas o hechos concretos de Teruel. Sirvan de ejemplo las cartas al director del pasado domingo 27 de julio. Doña Ana María Ros, desde Cádiz, arremete contra nuestros dirigentes que al parecer no hacen otra cosa que “perseguir a la Iglesia y liberizar el aborto y la eutanasia”. En el mismo tono, Jesús Salamanca, de Madrid, que por cierto tiene un blog incendiario en internet (tecleen Jesús Salamanca en Google, entren y lean), arremete contra las Ministra Bibiana Aído. Me da la impresión de que existe algún tipo de organización que se dedica a difundir este tipo de ideología por los periódicos de provincias. El mismo artículo en todas partes: en la Hora Leonesa, La Opinión de Zamora, La Voz de Salamanca o el Diario de Teruel. Curioso, sí, muy curioso.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado.

Pecado nefando

En una curiosa Carta al director, Sexo con robots, (Diario de Teruel, 24 de julio) don Adolfo Yáñez nos informa de las investigaciones que se están desarrollando en todo el mundo para sustituir las actuales y birriosas muñecas hinchables por unos prodigios de alta tecnología dotados de características y capacidades que hoy sólo tienen los mejores ejemplares y ejemplaras de la especie humana.
Pero don Adolfo no se limita a contarnos hacia adonde se dirige la tecnología sexual. Afirma que si “nuestros abuelos levantaran la cabeza, no tardarían en volverse a morir de un soponcio ante hechos hoy comunes, pero inimaginables para ellos: concepciones “in vitro”, relaciones prematrimoniales, matrimonios de gays o lesbianas etcétera”. Yo no estoy de acuerdo con esa visión catastrofista. En absoluto. Creo que si levantaran la cabeza, no se querrían morir. Verían que los de su edad tienen dientes, reciben atención médica gratuita y una pensión; van de vacaciones con otros abuelos, pueden elegir a los que gobiernan su ayuntamiento, su comunidad y su país. Verían que no tendrían que esconderse para manifestar sus opiniones políticas o sus creencias religiosas. Verían que sus bisnietos ya no necesitan trabajar de sol a sol, explotados por unos amos sin escrúpulos. Se asombrarían al comprobar que esos bisnietos que antaño estaban predestinados a ser jornaleros o agricultores pobres o emigrantes con traje de pana y maleta de madera, hogaño son abogados, médicos, mecánicos o diseñadores gráficos. Verían calles asfaltadas, agua en las casas, yogures en la nevera y lentejas sin sapos. Se asombrarían de que en casi todas las casas hay calefacciones y aseos, un coche en el garaje y uno o más televisores. Se quedarían pasmados de que la Guardia Civil ya no acojona y que el cura del pueblo, el alcalde y otras autoridades que en sus tiempos eran elegidos a dedo por los de siempre ya no te pueden amargar la vida negándote un certificado de buen cristiano o de buena conducta.
Los matrimonios de gays y lesbianas no les sorprenderían porque la homosexualidad es tan antigua como la existencia del ser humano en la tierra. Se alegrarían de que a unos ciudadanos como los demás no se les aplicara la Ley de Vagos y Maleantes por su orientación sexual. Y en cuanto a las muñecas hinchables, el robot Capulleto o la robota Michochi, los verían como una alternativa a la burra Platera, la oveja Lucera o el perro Rintintín.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

¡Abajo la inteligencia!

Hay críticas que al criticado le pueden hacer reflexionar, sonreír, babear por el colmillo o empuñar la pluma para responder al fuego de palabras. Lo normal. Es el precio a pagar por sumergirse en el rio revuelto de las ideas y las opiniones. Si fuera pusilánime, blandengue o pobre de espíritu, me abstendría de nadar en este fango y me dedicaría al macramé, los paseos en barca o la helicicultura. Pero me va el puenting y el rafting de la opinión, aunque sea como aficionado; sé los riesgos que corro y para los raids me equipo con casco e impermeable anti salpicaduras. Arriesgado pero no suicida.
Sin embargo, hay un tipo de crítica, para la que no existe protección, que me sumerge en una profunda tristeza. Una lectora anónima, que no es precisamente una fan, vierte su hiel en Internet diciendo: “estoy cansada de leer la prensa y las tonterias que dice a mi las exposiciones de centelles me dan igual y de sus viaje”. El de las tonterías soy yo, centelles es Centelles y “de sus viaje” no sé a qué se refiere. Confieso que esta manifestación impúdica de ignorancia me hunde en la miseria. Despreciar de esa manera la magnífica exposición de Agustí Centelles, despreciar a uno de los grandes del fotoperiodismo, Premio Nacional de Fotografía, que nos ha legado alguna de las escasas fotografías existentes sobre la Batalla de Teruel, cuyo setenta aniversario se celebra este año, me deja para el arrastre. En lugar de felicitar a la Diputación Provincial, al Museo Provincial, a la Cámara de Comercio e Industria, a la Escuela de Arte, al Comisario Miquel Berga, y a todos aquellos que han hecho posible que una exposición de esta categoría se muestre en Teruel, la lectora, creyendo que me ataca a mí, exhibe su ignorancia sin ningún pudor. Sus vergüenzas. A pelo. Para llorar.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado