Diario de Teruel. Viernes 8 de agosto. Carta al director. Escribe doña Ana María Ros. Desde Cádiz. Resumen: Su hija de ocho años ha ordenado la habitación de sus padres. “Veo la mano de Dios en todo esto”, afirma doña Ana María.
Diario de Teruel. Martes 12 de agosto. Noticia en página 11: “Muere un niño arrollado por una moto acuática”. Aquí no se ha visto la mano de Dios. Seguramente estaría muy ocupado ordenando habitaciones en Cádiz.
¿Qué Dios es ése que, siendo inmortal, omnisciente, omnipotente y omnipresente, se dedica a hacer camas y quitar el polvo y deja que una moto acuática se estrelle contra un niño de diez años?
Nada tengo contra los creyentes. Cenicienta, Arturo, Don Quijote o Yahvé. La capacidad de invención de los humanos es portentosa. Pero puestos a elegir un héroe, al menos que sea coherente. Y el Dios de doña Ana María no lo es. Como personaje principal de su cuento, tiene muy poco atractivo. Asista, doña Ana María, a un taller de escritura. Le enseñarán a construir héroes con más arrojo. Héroes que no hagan mutis por el foro cuando se les necesita de verdad.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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