Se ha armado el revuelo con las declaraciones de la reina a la periodista opusera, opusdeísta, caminera, numeraria de la Obra, Pilar Urbano. Que la reina se oponga al aborto, a los matrimonios de parejas homosexuales y que quiera religión en las aulas, es algo que no debería sorprender a nadie. Lo sorprendente sería una reina laica, pro aborto y a favor de los matrimonios de gays y lesbianas. Una reina republicana, allons enfants de la Patrie. Durante años nos han vendido la moto de una monarquía moderna, equidistante, por encima del bien y del mal. Sólo se puede hablar bien de la familia real; criticarla es tabú y en el Parlamento, Congreso y Senado, no se admiten las preguntas relativas a la Corona.
A mí me parece bien que Juan Carlos y Sofía tengan ideas propias y las expresen. Lo que no me gusta tanto es que esas ideas no se sometan a consulta popular cada cuatro años. Vamos, que en lugar de un rey que reina pero no gobierna, prefiero un presidente de la República que presida aunque tampoco gobierne. Mientras, nos conformaremos con meternos con el Orejas de Inglaterra, su egregia madre y Camila.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
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