“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 28 de noviembre de 2008

El haiga

“Mialo” qué majico, con su cochecico. El President del Parlament de Catalunya, de ERC, se ha “mercao” un buga Audi A-8 limusina que cuesta una pasta gansa y “a más a mas” ha fundido otro porrón de viruta de todos en tunearlo a su gusto. Amb dos collons.
Antaño, los toreros que salían de la miseria, con las primeras perras se compraban un Mercedes. Pero se lo ganaban exponiendo los mondongos frente a los astifinos. Querían con ello comunicar que habían ascendido en la escala social. Los políticos también quieren hacernos saber que pertenecen a otra clase pero se distinguen de los toreros en que le echan menos huevos. Quieren que al verles, sus vecinos digan: con lo tonto que parecía y mira qué haiga se ha comprado.
Cualquiera que haya asistido a un acto oficial, ya sea en un museo, un ayuntamiento o en la inauguración de una campaña contra la pobreza, habrá podido comprobar cómo llegan las caravanas de políticos en sus audis y sus mercedes negros, con sus chóferes, sus guardaespaldas y sus secretarios. A la puerta los esperan los pelotas de siempre para hacerles la ola y ofrecerse de alfombra. El político suelta dos chorradas, sin son de su cosecha, y si se extiende un poco más es porque lee unas líneas que le ha escrito otro. Inauguran o clausuran el acto, esa es su única contribución, y después a comer a cuenta del erario público.
En estos tiempos de crisis, en los que se nos pide a todos que nos apretemos el cinturón, en los que se quieren congelar los salarios de los de siempre, habría que pedirles a los políticos, especialmente a los de izquierdas, que predicaran con el ejemplo. Que se desplacen a patita o con los medios de transporte públicos. Y si por motivos de seguridad no es posible, que viajen en coches más económicos, que los hay muy buenos y cuestan la mitad. Con el dinero ahorrado, se podrían comprar más ambulancias, por ejemplo. No me harán ni caso. Me apuesto la junta de la trócola de mi Peugeot 207.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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