“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 28 de noviembre de 2008

¿En qué momento se jodió Teruel?

Plantar una cementera en Teruel no es lo mismo que hacerlo en Alcobendas o en Badalona. Aquí, como somos pocos y mal avenidos, las protestas durarán una semana. En Madrid o Barcelona, tal barbaridad sería impensable. Es todo cuestión de números. No es lo mismo la protesta de cuatro gatos que de cuatro millones. Y no es que me oponga a las cementeras, pues si queremos casas y progreso, en alguna parte habrá que ponerlas. Lo mismo que los residuos nucleares o la chatarra de los aviones. Con la excusa de la creación de puestos de trabajo parece que se justifica todo. Claro, que serían puestos de trabajo chatarra y contratos basura nuclear. Los empresarios no se complican la vida y van a lo fácil: aquello que les es más rentable y que genera menos daños colaterales… para sus bolsillos. Y para los políticos, no es lo mismo perder doscientos mil votos que veinte mil. No es lo mismo.
Es muy fácil manipular, como hace don Raúl Nadal Hernández en su carta del 22 de septiembre. Claro que queremos pueblos con gente joven, escuelas llenas de niños, bibliotecas, restaurantes, plazas y parques del pueblo con bicicletas y risas de zagales todos los días y no solamente en verano. Cierto que miles de turolenses tuvieron que abandonar su pueblo y su familia para ganarse la vida en Valencia, Zaragoza, Barcelona, Francia, Alemania o Suiza. España era un país atrasado en todos los aspectos; con unos desequilibrios regionales muy marcados y a Teruel siempre le tocó bailar con la más fea - o con el más feo, para que nadie se mosquee-. Y llegó la Democracia y parecía que todo iba a cambiar. Y ha cambiado: negarlo sería de imbéciles. Antes todo se decidía en Madrid. Ahora en Zaragoza. Zaragoza Ciudad ha cambiado mucho. General Motors, Actur, Expo y la feria Hortícola esa, con un poco de suerte. Concentra la mitad de la población de Aragón. Teruel mientras tanto, ha seguido con lo de siempre, obispo, casa putas y frontón. Y con menos de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. En lo único que somos campeones de España. En pueblos en los que nunca pasa nada.
En Teruel queremos también empresas de alta tecnología, laboratorios, centros de investigación, exposiciones internacionales y centros nacionales de lo que sea y no contamine. Queremos puestos de trabajo cualificado para nuestros ingenieros, licenciados y diplomados en formación profesional. Y si además el progreso nos exige una contribución en industrias generadoras de mierda contaminante, aportaremos nuestra parte alícuota. De momento ya tenemos en Santa Eulalia una cementera y el proyecto del geriátrico de aviones en Caudé. Queremos un desarrollo planificado y razonable. Y lo razonable no es tener solamente industrias contaminantes con el único argumento a su favor de que crean puestos de trabajo. Exijamos a nuestros políticos que nos aporten alternativas más imaginativas para que ningún nieto nuestro nos pregunte: ¿En qué momento se jodió Teruel?
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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