“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 27 de noviembre de 2008

Caca, culo, pedo, pis

Hace unos días escribí una carta en este Diario en la que mostraba mi curiosidad por unos extraños personajes que no siendo de Teruel, enviaban con periodicidad cartas al director para arremeter contra el Partido Socialista o para hablarnos de Dios y del rechazo a la eutanasia y al aborto. Siempre los mismos y siempre el mismo asunto. Lanzaba la hipótesis de la existencia de algún tipo de organización ultraconservadora que recomendaba a sus acólitos el envío de sus consignas a todos los periódicos de provincias.
Me olvidé de uno, el amante de Dios, el ínclito Teófilo Marco, de Zaragoza. Quizás por ser paisano, se me pasó por alto. Don Teófilo expone las ideas más peregrinas que jamás he escuchado. Relaciona cualquier cosas con cualquier otra con tal de llegar a sus conclusiones, siempre las mismas: que nos hemos olvidado de Dios, que el aborto es malo y que los socialistas caca, culo, pedo, pis.
Si no me creen, lean su última filípica del pasado sábado, 2 de agosto. Equipara una ley aprobada en España por un parlamento democrático con la ideología nazi y a un político socialista, Alberto Fidalgo, con Josef Mengele, el ángel de la muerte, el criminal médico nazi.
Hay que ser ignorante o malintencionado para establecer semejante comparación. No hacen falta muchos conocimientos, cualquier libro de Historia de Bachillerato sirve, para conocer los hechos, el papel de la Iglesia durante la Segunda Guerra Mundial o el apoyo que la Alemania nazi prestó a Franco durante nuestra Guerra Civil. Nuestra Iglesia, que bendecía al Dictador, que lo sacaba bajo palio, no condenó los asesinatos producidos no ya durante la contienda, sino después, durante la posguerra. Todo eso son hechos, no opiniones. Y esos hechos, el amante y temeroso de Dios, don Teófilo, los ignora o se los pasa por debajo del arco del triunfo.
Pero peor que las barbaridades del señor Marco, resulta el silencio de los actuales responsables de la Iglesia en Teruel, a los que los que por lo visto las salidas de pata de banco de uno de sus fieles, no les merece ningún comentario. Que un creyente que con tanta asiduidad se dedica a enmerdar el patio, metiendo a Dios por medio, merecería al menos un por qué no te callas, Teo, por parte de los representantes de la Iglesia. Aunque sólo fuera para saber que no comparten las opiniones de semejante oveja descarriada. ¡Ay, dios!
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado

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