“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 31 de octubre de 2018

Los pelotas

Una de las peores cosas que se puede ser en esta vida es pelotas, adulador. Y dentro de los pelotas, porque también hay grados en la adulación, el peor es el lameculos que lo hace para conseguir un favor y obtener un beneficio. El recién nombrado delegado del Gobierno en Andalucía, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, ha alcanzado, en mi opinión, el grado máximo, el de gran maestro de los pelotilleros. Lleva la mitad de su vida viviendo del erario, en puestos de segunda fila, bien retribuidos, de nombre muy largo y de corta responsabilidad e importancia. Sirva de ejemplo este: miembro del Consejo de Administración y de la Comisión Ejecutiva de la Agrupación de Interés Económico de Empresas Municipales de Sevilla AIE. En una reciente entrevista, don Alfonso no tiene ningún inconveniente en hacer de alfombra de Pedro Sánchez y en tomarnos a los ciudadanos por imbéciles. Ande yo caliente y ríase la gente debe de ser su lema. En esa entrevista, en la que se le pregunta sobre el contrato de las corbetas para Arabia Saudí, dice que en lo único que han pensado es en las “miles de familias cuyo único sustento de vida es ese trabajo de los astilleros de Cádiz”. A la pregunta de si es dinero manchado de sangre por la guerra de Arabia Saudí con Yemen contesta que “no, porque no están ni empezadas a construir”. Cuando el periodista insinúa que si al mantener el contrato, la vida de las familias yemeníes no pesa tanto como las gaditanas, no duda en sentenciar que “mezclar esas cosas es complejo, pero el Gobierno de España tiene la responsabilidad de gobernar para los españoles y que en el contrato se fijan en las familias y en cumplir lo acordado, como país serio que somos”. En resumen, que en cuarenta años de gobierno en Andalucía y con tres presidentes socialistas gobernando en España, el PSOE no ha sabido encontrar una alternativa para que los gaditanos no tengan que fabricar barcos de guerra a las dictaduras. Un país que colabora con déspotas es de todo menos serio. Ninguna vida vale más que otra, y eso no es mezclar las cosas. Y una corbeta, una metralleta y una bomba están manchadas de sangre desde el momento en que uno se compromete a fabricarlas. Pero a los pelotas lo único que  les interesa es que les mantengan en puestos de títulos muy largos y responsabilidades muy cortas.
Evaristo Torres Olivas

martes, 30 de octubre de 2018

¿Prohibir, regular o formar?

La vicepresidenta Carmen Calvo quiere regular la libertad de expresión. Y cuando los políticos meten las narices en lo que se puede o no decir, el resultado, más que regular, es tirando a malo, por no decir desastroso. No es buena idea que el zorro se ponga a ordenar el gallinero. Ordenar la libertad de expresión, para los políticos significa que solamente ellos pueden manipular, mentir y distorsionar. La historia de TVE y de las televisiones autonómicas es un claro ejemplo de lo que significa la libertad de expresión para los partidos que han  gobernado. El mejor antídoto contra las falsas noticias, la ocultación de información y la manipulación no es la regulación ni la prohibición sino la formación. Al ciudadano  formado no se la dan con queso. Ni la prensa, ni la radio, ni la televisión, ni los políticos. Hoy, los jóvenes manejan las nuevas tecnologías con unos conocimientos y una soltura asombrosos. Agregan, borran, envían, reenvían, tuitean, etiquetan, cuelgan en Facebook, en Instagram, en Telegram, en Skype o en Whatsapp lo que les da la gana con solo mover dos dedos sobre el teclado del móvil. Son muy competentes en el manejo de los aparatitos y las aplicaciones. Sin embargo,  no lo son tanto en otra parte mucho de importante: los contenidos que envían, reenvían, tuitean, etiquetan y cuelgan. Muchas veces no distinguen entre información y desinformación, verdad y mentira. Verificar las fuentes y contrastar las noticias no es algo que les parezca ni necesario ni importante. Lo que de verdad cuenta es el número de “me gusta”, comentarios, emoticones, GIFs, peticiones de amistad y si la ocurrencia se convierte en “trending topic”. Lo que tanto la vicepresidenta Calvo, la ministra de Educación Celaá, el presidente Sánchez y todo los demás ministros y ministras deberían proponer es la presencia en las escuelas e institutos de una asignatura que se llamara Alfabetización informacional. Para evitar que nos den gato por liebre, verdades alternativas por verdades de verdad, vengan de donde vengan, ya sea de los medios de información tradicionales, de las redes, o de los ventiladores de esparcir propaganda de los partidos políticos.
Evaristo Torres Olivas

lunes, 29 de octubre de 2018

La razón y el corazón de los banqueros

"El corazón tiene razones que la razón desconoce”, sentenciaba el filósofo. Puestos a jugar con las palabras, yo digo que la razón tiene corazonadas que el corazón desconoce. Y mi corazonada es que los banqueros ni saben usar la razón ni tienen corazón. Solo tienen ambición, avaricia y poca vergüenza. Después de muchos años de soberbia, Rodrigo Rato ha ingresado finalmente en prisión y para ver si le cae el indulto, ha declarado lo siguiente: "Acepto mis obligaciones con la sociedad y asumo los errores que haya cometido. Pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas". Los errores que cometen solo les benefician a ellos: utilizar la tarjeta “black” para viajes caros, retiradas de grandes cantidades de efectivo del cajero, vino, estancias en hoteles de lujo, lencería o fiestas en bares. Nunca cometen el error de perdonarles los intereses de los préstamos a los clientes. El perdón de Rato es un perdón con la boca pequeña o con un morro que se lo pisa. Pero no es el único que me da la corazonada de que me está tomando el pelo: María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, ha afirmado que le parece muy difícil que la sociedad cambie la mala imagen, totalmente “injustificada” que tiene de la banca. “Nadie nos defiende”, ha añadido, y concluye con esta sentencia: “Aunque es verdad que hicimos cosas que no debíamos”. Que nadie los defiende es mentira: todos los bufetes de abogados más prestigiosos están a su servicio y el Tribunal  Supremo ha dicho digo donde dijo Diego. En cuanto que no entiende por qué si los banqueros han hecho cosas que no debían los ciudadanos tienen mala imagen de la banca, nos encontramos ante el mismo razonamiento del niño que no entiende por qué se enfadan sus padres si saca cinco suspensos. O del obispo que afirmaba que no entendía por qué había tanto revuelo con los abusos de los curas si, de hecho, hay adolescentes que están de acuerdo y deseándolo. Incluso, si te descuidas, te provocan, remataba. En conclusión, que hay razonamientos, corazonadas, intuiciones y sandeces. Y las sandeces abundan entre los banqueros y los curas.
Evaristo Torres Olivas  

viernes, 26 de octubre de 2018

La sartén, el cazo y la libertad de expresión

(Publicado en Heraldo de Aragón 28/10/2018)
Me pongo a temblar cada vez que oigo a los políticos decir que quieren regular la libertad de expresión. Se me encienden todos los pilotos rojos de peligro. La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, pronunció unas palabras hace unos días que ponen los pelos de punta. Arremete la señora Calvo contra los medios de comunicación por difundir noticias falsas, bulos, posverdades y mentiras. Y propone regularlo porque “el destrozo son los derechos del otro, en algunos casos irreparables, porque los derechos que se sustancian sobre la base del honor, la imagen pública, la credibilidad de cada uno de nosotros no se restauran nunca”. Es cierto que los medios tienen alguna responsabilidad, pero la misma o más tienen los políticos. Los políticos son los campeones en difundir fake news mucho antes de que el término se inventara. Desde los ochocientos mil puestos de trabajo y el no a la OTAN de Felipe González, hasta las armas de destrucción masiva en Irak de Aznar. Y también han sido campeones en poner a su servicio a todos los medios públicos y a muchos privados. Imaginemos por un momento que fueran verdad todas las bolas y trolas que han pronunciado los políticos en Teruel en los últimos quince años. Tendríamos un flamante hospital, trenes de primera, corredor Cantábrico-Mediterráneo y Transiberiano, autovías a Cuenca, a Madrid y a la Conchinchina, museos etnográficos, de la Guerra Civil y del guiñote y la morra; en lugar de cuatro gatos, seríamos millones porque todos aportaban soluciones para combatir la despoblación en un pispás. Su lema es prometer hasta meter—el morro en las instituciones y asegurarse un buen salario— y una vez metido, olvidar lo prometido. Mucho se queja la vicepresidenta de los periodistas, pero nada dice de que su partido ha elegido como coordinador de campaña para las próximas elecciones a Iván Redondo, spin doctor, embaucador, maestro de la preverdad, la posverdad, la verdad alternativa, la falsa verdad y la mentira verídica, que lo mismo asesora al socialista Sánchez que a los populares García Albiol o Monago. Lo mismo nos vende las bondades del jamón de Teruel que lo echa por tierra si quien le paga es la empresa que produce la mortadela de olivas. Mortadela de olivas virgen extra, propondría el gurú. Y tanto a Redondo como a la vicepresidenta, les importa un pepino destrozar las ilusiones y las expectativas de los ciudadanos que de buena fe se tragan sus mentiras y les votan. La sartén no puede llamar culinegro al cazo.
Evaristo Torres Olivas

jueves, 25 de octubre de 2018

No soy yo, no soy yo, eres tú

Los políticos de tercera no se molestan mucho en innovar. No necesitan ni libro de estilo, ni libreta con instrucciones. Para qué cambiar si nos va tan bien con el sota, caballo y rey, piensan. Dos artículos del Diario de Teruel del pasado día 24 ilustran el vetusto y añejo método del PSOE turolense: llamar ineptos a los dirigentes de los otros partidos, echarles la culpa de todo lo que no funciona y hacerse una foto de grupo. El primer titular: “El PSOE pide a Buj que sea capaz de ejecutar el convenio de asfaltado de calles”. Y a continuación se dedican a descalificar a la alcaldesa de Teruel y a elogiar al consejero de Presidencia que no es otro que el coleccionista de cargos bien retribuidos y jefe de los socialistas turolenses, Vicente Guillén. Y no podía faltar la foto, horrible por cierto, en la que tres concejales socialistas y el inefable Antonio Arrufat aparecen en medio de una calle que se está asfaltando. Robarle el tiempo a un periodista para semejante tontería es algo incomprensible. El segundo titular lo protagoniza el consejero de Presidencia, precisamente, y afirma que “Guillén cree que Santisteve tensiona con el ICA por incapacidad e interés electoral”. De nuevo de lo que se trata es de llamar inútil al adversario y echar flores a los suyos. Ese es el nivel de nuestros políticos y ese es su infalible método, el del piñón fijo, también conocido como el de calumnia, que algo queda o el de Bart Simpson: yo no he sido. Hay una pegadiza canción actual interpretada por Luis Fonsi y Demi Lobato que dice “no eres tú, no eres tú, soy yo, échame la culpa a mí” y que expresa todo lo contrario de lo que hacen nuestros políticos de medio pelo. No sería de extrañar que para las inminentes elecciones municipales y autonómicas, a Guillén y Arrufat se les ocurriera encargar a algún músico del partido un reguetón con un estribillo que proclamara “no soy yo, no soy yo, eres tú, toda la culpa es tuya”. Sería un éxito en los mítines, más aún si lo cantara la jotera Mayte Pérez, que tiene buena voz. Que Teruel no tenga un tren en condiciones ni un hospital nuevo es culpa de los zoquetes del partido contrario. Así de simple y eficaz para mantenerse en el poder durante muchos años sin cumplir las promesas electorales: echarle el muerto al otro. Porque creen que la opinión pública se forma repitiendo muchas veces las mismas mentiras.
Evaristo Torres Olivas 

viernes, 19 de octubre de 2018

Perrodistas

Vaya por delante que Pablo Echenique no es un político a quien admire, sino todo lo contrario. Me parece uno de los personajes más volubles e incongruentes de la política española. Ha pasado en pocos años de ser un defensor de la invasión de Irak y las políticas liberales a tildar de fascista a cualquiera que cuestione sus opiniones. Ha pasado de enfrentarse a Pablo Iglesias a hacer de alfombra por la que pisan las zapatillas de Alcampo del secretario general. Toda sus trayectoria política ha estado orientada a trepar dentro del partido en lugar de cumplir con las responsabilidades para las que fue elegido: abandonó el cargo de eurodiputado sin haber hecho nada de provecho; abandonó el puesto de diputado autonómico, sin nada  reseñable que agradecerle,  para irse a Madrid como secretario de Organización, a pesar de haber dicho que no aceptaría el puesto si no podía ejercerlo desde Zaragoza.  Dicho lo anterior, me indigna lo que se ha publicado recientemente sobre Echenique y las reformas en su casa de Madrid. “Carmena expedienta a Echenique por realizar unas obras en su piso del barrio de Salamanca”, titulaba ABC. “Carmena expedienta a Echenique por hacer obras sin licencia en su piso en el barrio de Salamanca de Madrid”, según el  El Huff Post y Europa Press. “El Ayuntamiento de Carmena expedienta a Echenique por obras ilegales en su piso en el barrio más caro”, vomita ok diario. Quienes dirigen esos periódicos y escriben esos titulares no son periodistas y sí mercenarios al servicio no de la verdad y de los ciudadanos sino de los intereses de los dueños del periódico y de los partidos políticos a los que sirven con fidelidad perruna. Carmena no ha expedientado a Echenique, ni tampoco el ayuntamiento es de Carmena. Los funcionarios del ayuntamiento de Madrid simplemente han aplicado la legislación vigente. Y no han expedientado a Echenique sino al propietario de la vivienda. El barrio de La Guindalera, en el que está la vivienda, si bien está en el barrio de Salamanca, es un barrio de origen obrero y no es comparable a la zona pija de Serrano. Y finalmente, esos grandes titulares omiten que la vivienda de Echenique no es una mansión de cuatrocientos metros cuadrados sino una planta baja—por razones obvias—de cincuenta metros. No es lo mismo ser periodista que perrodista.
Evaristo Torres Olivas

martes, 16 de octubre de 2018

¡Hay que joderse!

No solamente a los niños les gustan las expresiones escatológicas de teta, culo, pedo y pis. A los adultos también. Una de las expresiones más graciosas que se utilizan en mi pueblo, y que el diccionario de la Real Academia Española recoge como utilizada en Cuba es la de cagado, en el sentido de una persona que es “idéntica a otra en el físico o en su manera de comportarse”. Es frecuente en mi pueblo decir que un niño es cagado a su padre o a su abuelo. Sería el equivalente a decir que es el vivo retrato de su padre o abuelo. En el resto de España y también en otros países se utiliza otra expresión asquerosilla para designar un gran parecido entre dos personas, que también recoge el diccionario, y que no está relacionada con la mierda sino con el escupitajo. Es escupido a su padre quiere decir que uno es el calco del otro. En francés se dice que alguien es “son père tout craché”, en inglés que “he is the spitting image of his father”, en italiano “sputato suo padre”.  Y seguramente en otros idiomas que desconozco también se utilizan expresiones similares para dejar constancia de que dos personas son iguales. Por lo visto, a las diferentes culturas nos gusta utilizar expresiones malsonantes para expresar sentimientos o describir situaciones. Si alguien es muy molesto,  decimos en español que es como un grano en el culo; los ingleses dicen que es un dolor en el culo (a pain in the ass), los franceses cuando tienen miedo aprietan el culo (serrer les fesses); en alemán, un gilipollas es un Arschloch (agujero del culo). Si dos personas son muy amigas, van siempre juntas, existe una gran familiaridad entre ellas, decimos en español que son uña y carne, en catalán que son culo y mierda (cul i merda), en francés e italiano, culo y camisa (cul et chemise, culo e camicia, respectivamente). Y una misma expresión puede significar lo contrario en dos idiomas: ir de culo en español es ir muy mal mientras que andar di culo en italiano es ir bien. Sin embargo, para expresar contrariedad o indignación, todos utilizan la misma interjección: mierda, merde, merda, shit, Scheiße. ¡Hay que joderse!
Evaristo Torres Olivas

lunes, 15 de octubre de 2018

Tolerancia

Primero fue el Verbo. Y el Verbo se hizo carne. Y cuando un trozo de carne llamado Willy Toledo  utiliza el verbo cagar para insultar al Verbo, se arma la de Dios es Cristo. Si Dios que todo lo puede no quería que se ciscaran en él, ¿para qué inventa ese verbo? Además, hay algo más que no se entiende: Dios es todopoderoso, con un simple clic de su Ojo o un chasquido de su Dedos puede separar los mares, causar tormentas, mandar rayos y centellas que conviertan en mierda a Willy Toledo, sin necesidad de ningún abogado cristiano que lo denunciara en los tribunales terrenales. ¡A ver si Dios no es tan poderoso como nos han hecho creer! Porque como Willy Toledo hay miles de españoles que a todas horas y en cualquier parte dicen exactamente lo mismo que él. En mi pueblo por ejemplo: basta que en una partida de guiñote uno tire la carta equivocada para que su compañero ponga como chupa de dómine a Dios, a la Virgen y a todo el santoral.  Que uno se da un golpe con el martillo en un dedo: se caga en todo lo divino y lo humano. Pero no solamente se insulta al Verbo y a su Madre, sino también a los objetos sagrados como son la custodia, la hostia y el copón bendito. ¿Y qué hacemos? ¿Meterlos a todos en la cárcel? ¿Rezar para que Dios los aniquile con su Soplo Divino? ¡Lo que nos faltaba en Teruel! Si ya somos pocos y se encarcela o se pulveriza a la mitad por blasfemos, nos quedamos en nada. Y de la mitad que no blasfema habría que separar a los que recurren a eufemismos para decir lo mismo. Los más finos dicen mecachis en la mar, mi abuela, me cagüen crista y hostiana, mi abuelo hacía sus necesidades en el coplero bendito. Todas versiones políticamente correctas y muy alejadas de la exageración, la desproporción y la hipérbole de otro vecino del pueblo que cuando se cabreaba defecaba en un barco lleno de cañamones, con una hostia y un copón en cada cañamón.  Y también muy distantes de las blasfemias de mi padre que no se metía con una virgen cualquiera sino con la del Pilar de Zaragoza, Aragón y Rioja. Y no pasaba nada. Mi padre echaba pestes de la Iglesia, mi madre iba a misa, yo no, pero escribía en los libros: Virgen SantaVirgen Purahaz que apruebe esta asignatura, y por medio de San Blas, haz que apruebe las demás. Y todos nos queríamos mucho. Y marcharse de un sitio cagando hostias era hacerlo a toda velocidad y en mi pueblo había un vecino que tenía de apodo el tío Cagahostias, al que se recuerda tanto como al Santo Cristo del Consuelo o a San Roque. Tolerancia.
Evaristo Torres Olivas

jueves, 11 de octubre de 2018

Embaucadores

Hace unos días, en un programa de cotilleo entrevistaban a una diseñadora famosa —aunque yo no la conocía—, Lolita Lempicka. No me interesaba nada lo que decía, pero me quedé con el resumen que hacía una voz en off una vez terminada  la entrevista: “Una moda a flor de piel para una mujer moderna”. Navegando por internet, leo otras opiniones sobre esta diseñadora de ropa y perfume y me encuentro con gilipolleces como esta: “Representa la esencia de la mujer francesa: le gusta la buena vida”. Por lo visto, las mujeres de resto del mundo huyen de la buena vida. Clara que Lolita Lempicka— seudónimo de Josiane Maryse Pividal—tampoco se queda atrás cuando afirma solemnemente que  “a las mujeres que no se perfuman les falta algo”. Esta vacuidad, este hablar mucho para no decir nada, no es algo exclusivo del negocio de la moda. Es la aportación del marketing y de la publicidad para vender cualquier producto, sea bueno, malo o regular. Los lemas y eslóganes son frases más o menos ingeniosas que sirven para cualquier cosa. “Bienvenido a la república independiente de mi casa”, eslogan de Ikea, lo mismo se puede utilizar para vender tablas que tienes que ensamblar en tu casa, que como lema de los independentistas catalanes en las próximas elecciones”. Algunas de las mentiras con las que se presentan algunas empresas rayan en lo  delictivo: Coca-Cola, que se anuncia como la chispa de la vida, es una bebida que ningún médico recomendaría; y esta  semana, los periódicos publican una notica en la que se afirma que Coca-Cola es una de las empresas que más contaminan los océanos con plástico. Los partidos políticos también recurren al engaño y a la mentira para que les votemos. “España en serio”. “Un futuro para la mayoría”.  “Vota con ilusión”. “Un país contigo”. “Por un nuevo país”. Estos son los lemas con los que los partidos españoles se prestaron a las elecciones. Si alguien es capaz de identificar a qué partido corresponde cada eslogan será de casualidad. Uno de los pocos lemas qué sí recogía una verdad como una catedral fue el de la campaña de Zapatero de 2004: “Merecemos una España mejor”. Desgraciadamente, solo fueron palabras vacías, que no comprometían a nada.
Evaristo Torres Olivas

miércoles, 10 de octubre de 2018

Escurrir el bulto

Bart Simpson y los niños en general son especialistas es negarlo todo cuando se les acusa de algún estropicio o diablura. “Yo no he sido” es su expresión favorita. La Iglesia católica también es especialista en escurrir el bulto, salirse por la tangente y quitarse el muerto de encima. Igual que los niños pero con la malicia y la maldad de los mentirosos adultos. Tan es así que cuando se descubren sus atrocidades con los niños en Alemania, Irlanda, Estados Unidos, Chile y en todo el mundo, se apresuran a decir que son diabluras. En sentido literal: obra del diablo. El papa Paco, o Francisco, cree que detrás de todos los casos de los pederastas dentro de la Iglesia está Satanás. “Para destrozar a la Santa Madre Iglesia”, opina. "No deberíamos pensar en el diablo como un mito, una representación, un símbolo, una forma de hablar o una idea. Este error nos llevaría a bajar la guardia, crecer sin preocupaciones y terminar siendo más vulnerables", ha dejado escrito Bergoglio. Y por si no estaba claro, ha añadido que "La Iglesia debe ser salvada de los ataques del maligno, el gran acusador”. Si  se arma la de Dios y le cuelgan el sambenito de abusar de los niños, lo que hace la Iglesia es llamarse andana y conseguir que el demonio se trague el marrón. ¿Y qué propone el papa? ¿Emascular a todos los curas que abusan de los niños? No. ¿Denunciarlos para que se les juzgue como a cualquier ciudadano? Tampoco. Los trapos sucios se lavan en casa. Lo que propone es algo mucho mejor, infinitamente más eficiente: pedir la intercesión del san Miguel Arcángel. Para que los curas dejen de tocarles el culo a los chavales, pide que recitemos el rosario  a diario, durante todo el mes de octubre y concluyamos con una oración a san Miguel. Cada santo sirve para una cosa: san Miguel para los pederastas, san Cristóbal para los que van a doscientos por carreteras con límite máximo de cien, y san Apapucio para los que como el papa tienen un papo que se los pisan. Disculpen la cacofonía.
Evaristo Torres Olivas

martes, 9 de octubre de 2018

Políticos, banderas y cifras

El pasado domingo fue un día importante para los turolenses. Nos manifestamos en Valencia para pedir lo que se nos prometió: un corredor Cantábrico-Mediterráneo que en su tramo Zaragoza-Valencia reúna las mismas condiciones que en la parte norte. Pero como suele pasar con los días grandes, siempre viene alguno y lo jode. Y la manifestación del domingo la jodieron, en primer lugar, los políticos. Los responsables de las promesas incumplidas no se conformaron con asistir y mezclarse con la gente sino que, como siempre, tuvieron que dar la nota y ponerse en las primeras filas para salir en la foto. Lo sé porque estuve allí y lo comprobé.  Sus declaraciones tampoco tienen desperdicio y lo mismo sirven para pedir el tren que para vender una burra en la feria de Cedrillas. Dijo la alcaldesa Emma Buj que “es crucial, cuestión de supervivencia; hay que aunar voluntades y que puede marcar un punto de inflexión”. Para Mayte Pérez, la manifestación fue un “aliciente motivador” para las instituciones que “ya están haciendo ese trabajo de liderazgo” y que el nuevo ministerio de de Fomento ya está trabajando. También aprovecharon tanto la una como la otra para echar la culpa al partido rival. Ridículos asimismo resultaban algunos portadores de banderas de Izquierda Unida y del Partido Comunista. No era ni el momento ni el lugar.  Otros que la jodieron fueron quienes nos toman por imbéciles y lo mismo les da ocho que ochenta. No puede ser que a una misma manifestación acudan cinco mil personas, quince mil o cincuenta mil, según quien cuente.  Alguien miente o mienten todos. Si resulta que la participación turolense fue masiva y que se echó en falta mayor presencia de la parte valenciana, ¿de dónde salen esas cifras?¿Yo no conté más de veinte autobuses. ¿Cuánta gente cabe en el tren que salió de Teruel? El resto, hasta los cincuenta mil ¿viajaron en coche particular? No tiene mucho sentido ir en coche privado a una manifestación en la que se piden transportes públicos. Con estas tonterías lo único que consiguen unos y otros es que los ciudadanos nos desanimemos y dejemos de ir a la próxima manifestación: vayamos o no vayamos, asistan cuatro o veinte, unos dirán que cincuenta mil y otros que un millón.
Evaristo Torres Olivas

viernes, 5 de octubre de 2018

El cuajo de la Iglesia

Cada día que amanece, crece el número de denuncias de abusos sexuales de curas a menores. Y también crece la indignación de la gente de bien ante las negaciones, excusas y encubrimientos de las autoridades eclesiásticas. Hace unos días, se publicaba una noticia en la que se informaba de que en Chile, país en el que se ha producido el último escándalo de abusos, la Conferencia Episcopal publicó un documento en el que se indican algunas acciones prohibidas por considerarse “conductas inapropiadas”. Entre esas acciones se citan estas: "dar palmadas en los glúteos, tocar el área de los genitales, acostarse o dormir con los niños y besar a los niños en la boca". El documento no lo firma ningún oscuro subalterno sino un cardenal. Y no va dirigido a personas con las facultades mentales disminuidas sino a la comunidad de sacerdotes. Se supone que los curas son personas cultas, formadas en latines y griegos,  instruidas para hacernos diferenciar el bien del mal y prepararnos para la salvación eterna junto al padre, el hijo, los ángeles, los arcángeles y el coro celestial. Algo falla si a esos salvadores de almas hay que decirles que el culo y los genitales de los niños no se tocan ni se les dan besos en la boca. Resulta tan extraño como que hubiera que recordarle a un médico que las heridas hay que limpiarlas  para que no se infecten o a un jardinero, regar las plantas para que no se mueran. Cualquier persona con dos dedos de frente sabe que abusar de los débiles, dar patadas a los perros o cagarse en las iglesias son acciones reprobables, sin necesidad de que nos lo recuerden las autoridades con una carta. Y menos con simplezas como las que se utilizan para educar a los niños en sus primeros años: pupa, caca, eso no se dice, eso no se toca. Lo que tienen que hacer las autoridades es investigar los abusos en lugar de taparlos y encubrirlos, señalar y denunciar a los pederastas para que además del castigo divino que se supone que recibirán también se les aplique el código penal terrenal. De lo contrario,  muchos no dejaremos de pensar lo que le dijo un padre a su hijo cura en la película Amanece que no es poco: “¡Me parece a mí que tenéis un cuajo!”.  
Evaristo Torres Olivas