“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 15 de octubre de 2018

Tolerancia

Primero fue el Verbo. Y el Verbo se hizo carne. Y cuando un trozo de carne llamado Willy Toledo  utiliza el verbo cagar para insultar al Verbo, se arma la de Dios es Cristo. Si Dios que todo lo puede no quería que se ciscaran en él, ¿para qué inventa ese verbo? Además, hay algo más que no se entiende: Dios es todopoderoso, con un simple clic de su Ojo o un chasquido de su Dedos puede separar los mares, causar tormentas, mandar rayos y centellas que conviertan en mierda a Willy Toledo, sin necesidad de ningún abogado cristiano que lo denunciara en los tribunales terrenales. ¡A ver si Dios no es tan poderoso como nos han hecho creer! Porque como Willy Toledo hay miles de españoles que a todas horas y en cualquier parte dicen exactamente lo mismo que él. En mi pueblo por ejemplo: basta que en una partida de guiñote uno tire la carta equivocada para que su compañero ponga como chupa de dómine a Dios, a la Virgen y a todo el santoral.  Que uno se da un golpe con el martillo en un dedo: se caga en todo lo divino y lo humano. Pero no solamente se insulta al Verbo y a su Madre, sino también a los objetos sagrados como son la custodia, la hostia y el copón bendito. ¿Y qué hacemos? ¿Meterlos a todos en la cárcel? ¿Rezar para que Dios los aniquile con su Soplo Divino? ¡Lo que nos faltaba en Teruel! Si ya somos pocos y se encarcela o se pulveriza a la mitad por blasfemos, nos quedamos en nada. Y de la mitad que no blasfema habría que separar a los que recurren a eufemismos para decir lo mismo. Los más finos dicen mecachis en la mar, mi abuela, me cagüen crista y hostiana, mi abuelo hacía sus necesidades en el coplero bendito. Todas versiones políticamente correctas y muy alejadas de la exageración, la desproporción y la hipérbole de otro vecino del pueblo que cuando se cabreaba defecaba en un barco lleno de cañamones, con una hostia y un copón en cada cañamón.  Y también muy distantes de las blasfemias de mi padre que no se metía con una virgen cualquiera sino con la del Pilar de Zaragoza, Aragón y Rioja. Y no pasaba nada. Mi padre echaba pestes de la Iglesia, mi madre iba a misa, yo no, pero escribía en los libros: Virgen SantaVirgen Purahaz que apruebe esta asignatura, y por medio de San Blas, haz que apruebe las demás. Y todos nos queríamos mucho. Y marcharse de un sitio cagando hostias era hacerlo a toda velocidad y en mi pueblo había un vecino que tenía de apodo el tío Cagahostias, al que se recuerda tanto como al Santo Cristo del Consuelo o a San Roque. Tolerancia.
Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy ilustrativo este pequeño tratado de la blasfemia en Villarquemado. Yo me pregunto: ¿A que sería debida esa fácil diarrea choceril sobre la divinidad? No tendrían algo que ver y ayudarían las altas jerarquías a esa facilidad de "de cuerpo"?
En el AHP hay algún documento de los años del Caudillo por la gracia de Dios que indican multas de 25 pesetas y otras cantidades a convecinos nuestros. El último de 250 pesetas en 1976 (muerto ya el inquilino del Valle) a P. F. V.
Saludos.