“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 10 de octubre de 2018

Escurrir el bulto

Bart Simpson y los niños en general son especialistas es negarlo todo cuando se les acusa de algún estropicio o diablura. “Yo no he sido” es su expresión favorita. La Iglesia católica también es especialista en escurrir el bulto, salirse por la tangente y quitarse el muerto de encima. Igual que los niños pero con la malicia y la maldad de los mentirosos adultos. Tan es así que cuando se descubren sus atrocidades con los niños en Alemania, Irlanda, Estados Unidos, Chile y en todo el mundo, se apresuran a decir que son diabluras. En sentido literal: obra del diablo. El papa Paco, o Francisco, cree que detrás de todos los casos de los pederastas dentro de la Iglesia está Satanás. “Para destrozar a la Santa Madre Iglesia”, opina. "No deberíamos pensar en el diablo como un mito, una representación, un símbolo, una forma de hablar o una idea. Este error nos llevaría a bajar la guardia, crecer sin preocupaciones y terminar siendo más vulnerables", ha dejado escrito Bergoglio. Y por si no estaba claro, ha añadido que "La Iglesia debe ser salvada de los ataques del maligno, el gran acusador”. Si  se arma la de Dios y le cuelgan el sambenito de abusar de los niños, lo que hace la Iglesia es llamarse andana y conseguir que el demonio se trague el marrón. ¿Y qué propone el papa? ¿Emascular a todos los curas que abusan de los niños? No. ¿Denunciarlos para que se les juzgue como a cualquier ciudadano? Tampoco. Los trapos sucios se lavan en casa. Lo que propone es algo mucho mejor, infinitamente más eficiente: pedir la intercesión del san Miguel Arcángel. Para que los curas dejen de tocarles el culo a los chavales, pide que recitemos el rosario  a diario, durante todo el mes de octubre y concluyamos con una oración a san Miguel. Cada santo sirve para una cosa: san Miguel para los pederastas, san Cristóbal para los que van a doscientos por carreteras con límite máximo de cien, y san Apapucio para los que como el papa tienen un papo que se los pisan. Disculpen la cacofonía.
Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando alguien opina pudiendo "ofender los sentimientos religiosos", entonces, no culpan al diablo, en ese caso te llevan a los tribunales y solicitan la pena más dura posible... .

Religiones = lacra social.