“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 30 de junio de 2011

Aclaración

He estado una semana ingresado en el hospital y ese es el motivo por el que no se han publicado los comentarios que se han enviado durante estos días. Las columnas sí se han publicado porque estaban programadas pero ayer tambien se acabaron. Voy a tomarme unos dias de reposo, por indicación del médico, antes de volver a  publicar en el blog.

miércoles, 29 de junio de 2011

Cuajo

Hay personas con las que no estás muy de acuerdo pero respetas su opinión. Lo que nos rodea es demasiado complicado como para creer estar en posesión de la verdad en todo.  Es más, lo que ignoramos es mucho más que lo que conocemos. De ahí el respeto debido a las opiniones de los demás. Pero tampoco hay que caer en el otro extremo, en dar a todas las opiniones el mismo peso ni la misma consideración. Y menos cuando lo que cuentan es malintencionado, carente de rigor o totalmente falso. Por ejemplo la bazofia sobre Franco de la Academia de la Historia. O las declaraciones de hace unos días de dos personajes que cada vez que abren la boca es para echar sapos y culebras. El primero es José María Aznar, quien en una entrevista a la revista Telva declara: "Yo afortunadamente nunca he sido de izquierdas, porque me parece una pérdida de tiempo”. También cuenta que "mi otra pasión íntima es la poesía. Tengo una amplia biblioteca, que ya no frecuento con tanta intensidad como antes... Ahora sólo leo en inglés". ¡Joder! El otro personaje es Rouco Varela;  manifiesta que "el olvido de la tradición cristiana [...] impacta sobre todo en los jóvenes, como estamos viendo estos días con el fenómeno del 15-M de la Puerta del Sol". Y prosigue diciendo que "jóvenes que no conocen a Dios, no conocen a Cristo, por lo que se encuentran con sus vidas rotas, y si las soluciones temporales y materialistas no funcionan, como no están funcionando, el fracaso está servido, y la rebelión también, y el desconcierto todavía más". Ya ven, la culpa de todo la tienen los jóvenes. Protestan porque no hablan con Dios. En lugar de criticar al sistema y pedir que se acabe con la corrupción de los políticos, deberían ir a la puerta de las iglesias a pedir curro. Que el confesionario sea la nueva oficina de empleo. Padre, me acuso de no tener trabajo, soy un pecador. Hijo mío, reza dos padrenuestros y pídele al Señor un puesto de ingeniero jefe o de controlador aéreo. Y si no te lo concede es porque no lo has pedido con humildad y limpieza de corazón o seguramente porque eres un ateo de mierda y el Señor, que es justo, da a cada uno lo que se merece.


Evaristo Torres Olivas

martes, 28 de junio de 2011

Bendita inocencia

El bueno y el malo, policías y ladrones, unos inocentes niños y Botín. El Heraldo de Aragón, en su edición del 18 de junio, publica dos noticias frente a frente, en las páginas 34 y 35. En la primera aparece Botín, el capo del Santander, intentando esconder y minimizar el porrón de millones “opacos” mantenidos en Suiza durante decenas de años. En la otra, tres inocentes niños premiados por sus trabajos escolares sobre la necesidad de pagar al fisco. Los tres pedían tolerancia cero con los defraudadores. Una de las niñas, Elena Gomollón, de 3º de la ESO, escribía en su trabajo premiado que “un amigo de su tío que parecía buena persona pero que no declaraba todo lo que ganaba”. Ese amigo de su tío no es Botín porque en la foto que publica el Heraldo no tiene precisamente cara de buena persona. Y tampoco sus palabras, cuando se le escucha hablar, suenan a las de una buena persona. Pobrecillo, don Emilio. Me da mucha pena. Seguramente, en su tierna infancia no jugaba con los otros niños al balón o al aro. Nadie le explicaría que había que compartir, que estafar al prójimo es malo y que el dinero no trae la felicidad. Cuando otros chicos leían tebeos, él seguramente estaría haciendo ejercicios de interés compuesto y de cotizaciones en bolsa. Los mayores elogios de sus padres los recibiría cuando les contara cómo había desplumado a sus compañeros de clase prestándoles cinco pesetas para que le devolvieran quince una semana más tarde. Don Emilio no tuvo la suerte de que, en la escuela, los maestros explicaran que es necesario pagar impuestos y que a los que no lo hacen se les llama defraudadores. Si sus padres se hubieran enterado de que un maestro le enseñaba esas cosas a su hijo, lo habrían denunciado por rojo. Don Emilio no nació malo. Fueron la educación recibida, el entorno familiar, el sistema, los que moldearon la arcilla de su cerebro y lo condujeron por la senda equivocada. No tuvo la suerte de Jorge, Irene y Elena, los tres niños premiados por sus trabajos sobre la necesidad de pagar impuestos. Elena, Jorge e Irene tienen cara de buena persona. Igual que la podría tener Emilio Botín si hubiera recibido otro tipo de educación.

Evaristo Torres Olivas

La mala educación de Emilín

lunes, 27 de junio de 2011

Cincuenta mil

Cuando leas esta columna, ya se habrán alcanzado las 50.000 entradas desde que se me ocurrió colocar un contador de visitas. Este blog nació a petición de algunos amigos y conocidos que no podían seguir mis colaboraciones en el Diario de Teruel porque no residían en la provincia. Yo fui el primer sorprendido al comprobar que una aventura que empezó con el envío de cartas al director tuviera cierta aceptación entre los lectores. Algunos me comentaban que aprovechaban la hora del almuerzo para leer mi columna en dos minutos, echarse unas risas e iniciar una discusión mientras se zampaban el bocata de tortilla de ajetes y el carajillo de anís del Mono. Otros me ponían a parir en las páginas del Diario, como es el caso del inclasificable e impresentable Paco Lázaro Polo o de un tipo de Montalbán cuyo nombre ni recuerdo ni quiero recordar. Desde el obispado me enviaron una carta ofreciéndome ayuda para “reformarme”; un cura me escribió otra carta en la que me decía “refrénate, hijo mío”. Inocencio Martínez me llamó al móvil a deshoras para gritarme que nos veríamos en los tribunales. Los socialistas, por boca del director del periódico, me pedían que no me metiera tanto con ellos mientras iban recortando días y columnas, censurando aquellas que no eran de su agrado. Un dirigente de Comisiones Obreras de Aragón me llamó “vocero antisindical” en un artículo; también se refería a mis escritos como “críticas injustificadas de personas como don Evaristo y a la de todos aquellos sectores casposos de la derecha o de una falsa progresía cuya virtud es que por fin están saliendo del armario y mostrando su verdadera cara”.  Don José Miguel Gracia, aragonés que admira a los nacionalistas catalanes de izquierda, me dio un toque de atención por hablar del buga de Benach, de ERC: un Audi A8 a todo trapo, gratis total. Javier Arnal, pepero del Opus que en las páginas del Diario de Teruel se disfraza de periodista dicharachero de Barrio Sésamo, también me dio cuarto y mitad de aceite de ricino. Francisco Belmonte, el que escribe de toros en el Diario, me asestó unos puyazos en el morrillo. Don Antonio Arrufat, que cree que la democracia y la libertad de expresión consisten en hacer lo que le sale de los cojones, ordenó, ¡ar!,  que no se publicara ni una línea más, con la legitimidad que le da la astronómica cifra de cincuenta votos obtenidos en su pueblo de La Cerollera. “En resumidos cuentos”, que he logrado hacerme enemigos en todas partes: derecha, izquierda, nacionalistas  y centralistas, sindicatos, iglesia, el fútbol y los toros. Y también un puñado de lectores fieles que me siguen día a día y me apoyan para sacar a la luz las tropelías de los facinerosos. Con estos lectores quiero celebrar las 50.000 visitas y las 800 columnas publicadas en el blog. ¡Salud!

Evaristo Torres Olivas

¡A vuestra salud!





sábado, 25 de junio de 2011

CERRADO HASTA EL LUNES

viernes, 24 de junio de 2011

Hágaselo mirar

Usted se llevaría una impresión muy desagradable si acudiera a un centro médico y un señor con bata blanca y estetoscopio al cuello le dijera huy, huy, esto no me gusta nada, será mejor que consulte con un médico. Pues, más o menos, esto es lo que ha hecho el alcalde (por los pelos) Belloch. Va el tío y convoca un concurso público para encargar a una consultora privada que le diagnostique cómo y dónde se puede recortar y ahorrar. No sirven por lo visto los funcionarios del ayuntamiento ni tampoco los ediles que han salido de las elecciones. Se supone que votamos a los políticos para que solucionen los problemas, no para que contraten a otros que hagan su trabajo; porque entonces habría que cambiar el nombre de funcionarios, concejales y alcaldes por el de inútiles y parásitos. Lo mismo que al galeno de la seguridad social que te espeta que sería bueno que te viera un médico. Con frecuencia, los partidos eligen a sus candidatos no entre la lista de los más cualificados y experimentados sino del cajón de los borregos, alucinados, mequetrefes y lacayos. He tenido ocasión de hablar con alguna de estas lumbreras. Si les preguntas qué conocimientos tienen para que su partido les haya hecho responsables de nuevas tecnologías o del patronato de un museo, ellos siempre contestan lo mismo: no sé nada pero para eso tengo a mis asesores externos. Yo estoy para gestionar. Gestionar, palabra mágica para enmascarar la incompetencia. La tercera vía: ni estudio ni trabajo, gestiono. El político inepto se convierte así en un déspota que no tiene que justificar nada ni dar explicaciones. Lo mismo que el rey, reina, el mercader, mercadea, el político, politiquea. Y gestiona. Gestionar se convierte así en una acción de amplio espectro, como los medicamentos que sirven para todo y no curan nada. De tanto usarla y manosearla, han dejado a la palabra sin significado. Si en algún momento gestionar significó algo, hoy lo ha perdido todo. Como a esos amantes a los que se les acabó el amor de tanto usarlo. Decir hoy gestionar es lo mismo que decir “escofunciar” o “remiscar”, vocablos inventados para disimular la ignorancia y la inutilidad.

Evaristo Torres Olivas






jueves, 23 de junio de 2011

La Inviolable

Qué cara es la libertad. Y qué cara tienen los poderosos. A los de a pie, nos rebajan los derechos sin consultarnos; avanzar un milímetro nos cuesta mucho esfuerzo y con frecuencia, de una patada, nos mandan, como en el juego de la oca o del parchís, a la casilla de salida. Los poderosos quieren que llenemos plazas y avenidas para alabarlos pero se cabrean si tomamos la calle para protestar. Se emocionan si gritamos viva el  rey o llamamos guapa a la princesa, pero no les sienta nada bien que cantemos “queremos un pisito como el del principito”. Pero hay excepciones. Como el rey de Marruecos, Su Majestad Mohamed VI. Ante las protestas del pueblo pidiendo pan, democracia y menos corrupción, el rey ha considerado que esas peticiones eran poca cosa. Migajas. Pedicos de monja. Ha decidido sustituir esas pequeñeces por algo mucho más importante. Y así lo recogen los titulares de los periódicos de medio mundo, por no decir del mundo entero.   “El rey de Marruecos dejará de ser “sagrado” en la nueva Constitución”. Ha renunciado a lo máximo. Para que  puedan apreciar la generosidad del monarca, imaginen que el Papa, el día de Navidad, anuncia a su grey que ha hablado con Dios y que éste le ha comunicado que ha dejado de ser divino. Lo mismo ha hecho Mohamed IV. Ha dejado de ser sagrado y a partir de ahora solamente será inviolable (me abstendré de hacer comentarios de mal gusto).  La cosa tiene más miga de lo que parece. Ser sagrado lleva aparejado también ser inmortal, como la ciudad de Zaragoza. En cambio, Teruel es solamente muy noble y heroica, que no está mal pero no es lo mismo, como cualquier aragonés puede comprobar. Su Majestad el rey de Marruecos ha renunciado a ser Zaragoza y quiere ser Teruel. Nobleza no le falta y heroísmo tampoco. A ver si con un poco de suerte logramos que Teruel añada a sus títulos el de inviolable. Así conseguiríamos que dejaran de darnos por el culo como llevan haciendo desde hace siglos. Y no es que quiera sembrar cizaña, pero quien más nos ha puesto mirando hacia la Meca ha sido precisamente la Muy Leal, Muy Benéfica ciudad de Zaragoza. La Inmortal. La Muy….

Evaristo Torres Olivas

Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?
                                         



miércoles, 22 de junio de 2011

Virgen santa, virgen pura

Escribo esta columna antes de saber quién será el próximo presidente de la Diputación de Teruel. Si yo fuera una persona religiosa, ya habría ido a pedirle al santo de mi pueblo que interceda para que el elegido no sea  Arrufat. Incluso le hubiera prometido  ir en peregrinación, de rodillas y con los pies encadenados, a cualquier santuario de la provincia. O habría escrito en algún libro que tengo en gran estima las siguientes palabras: Virgen santa, virgen pura, haz que no prospere su candidatura. Pero como no soy creyente, me limito a escribir esta columna y a desear que no salga elegido el censor. Y no es que quiera que sea presidenta la candidata del PP, Carmen Pobo. Uno tiene sus principios, pocos, y entre ellos está el de no votar nunca a un partido de derechas ni desear que gane el PP unas elecciones. Lo mío con Arrufat, el censor, es algo personal. Y visceral. Algo falla en una democracia cuando un tipo puede presidir la Diputación de una provincia con el único aval de 57 votos de un pueblo llamado La Cerollera. Sobre el total de ciudadanos de la provincia con derecho a voto, 110.305, representa el 0,052 por ciento. Más o menos, el mismo porcentaje que yo obtendría si me presentara a las elecciones danesas por el Partido en Defensa de las Corridas de Toros. Pero es que además, don Antonio, bajo el disfraz de demócrata de toda la vida, esconde una personalidad autoritaria, despótica y cobarde. Ordena y manda, pero no da la cara, como pude comprobar cuando me echó del Diario de Teruel. Viene a mi pueblo a hacer como que planta un árbol, inaugurar la restauración del ayuntamiento o a leer (mal) el pregón de fiestas que le escriben otros, pero exige al director del Diario de Teruel que me comunique que ya no voy a escribir ni una línea más. Se le hace entrega de un paquete de mil firmas de lectores que piden que no se ejerza censura en el Diario y la única respuesta, el silencio. Desde un ordenador propiedad de la Diputación y en un foro de la Diputación me acusan de barbaridades y en lugar de dejarme contestar y defenderme, ordena que se cierre el foro. Espero que me entiendan si me tomo una copa de cava del bueno y caro si Arrufat no es elegido presidente de la Diputación. Además, es mi cumpleaños y no quiero que me amarguen el día.


Evaristo Torres Olivas

¡Manda huevos!

martes, 21 de junio de 2011

Aire fresco

Cualquiera que haya seguido los escritos de la diputada (espero y deseo que por poco tiempo) y candidata derrotada a la alcaldía de Andorra, doña Yolanda Casaus, habrá podido comprobar que esta señora reúne todos los defectos de un mal político; o de una mala política, para que nadie se mosquee. Doña Yolanda posee el defecto de no conocer sus limitaciones, también conocido como el atrevimiento del ignorante; por el mero hecho de ser diputada debe de imaginarse que además de un buen sueldo, en el “pack” viene de serie una carga completa de ciencia infusa.  Experta en el arte de cortar y pegar lo que dicen “sus superiores” en el partido, añade además algunas “perlas” de su cosecha para empeorar lo que ya es malo. Se atribuye méritos que no posee como se puede comprobar  en el siguiente ejemplo extraído de su blog, en el que alude a la nueva situación tras su derrota en las elecciones de Andorra: “Esta nueva etapa además, viene impulsada por el aire fresco, como es mi caso, o renovado en algún otro pero con la fuerza que te da el que tus vecinos hayan confiado en ti”. Ha estado contaminado el ambiente durante toda la campaña electoral y ahora se cuelga la medalla de aire fresco.  Un amable lector me ha enviado una carta de doña Yolanda distribuida  durante las pasadas elecciones. La pueden leer en el enlace al final de esta columna. Además de no decir nada, como es habitual en el repertorio de la señora Casaus, destaca por el uso arbitrario de los signos de puntuación. Los esparce como quien lanza un puñado de arena al buen tuntún. Y esto es grave en quien se autodefine en el blog como “Yolanda, una maestra andorrana”. Afortunadamente, tenemos maestros que sí son capaces de expresarse correctamente y de observar las reglas gramaticales. Serán los primeros que sentirán rabia e impotencia cuando ven cómo una “colega” es capaz de desprestigiar a una profesión. Con maestros tan preparados como la señora Casaus deberíamos alegrarnos de que se haya dedicado a la política. Sin embargo no es así: los políticos son los que deciden los planes educativos y la cualificación  de los maestros. Un desastre.

Evaristo Torres Olivas 



y

lunes, 20 de junio de 2011

Los cerdos de la economía

El lenguaje económico es muchas veces asqueroso. Se nota que la economía es una ciencia (jajaja) joven y necesita recurrir a otras fuentes para calificar  las guarradas que nos hacen todo los días los economistas. En lugar de llamarnos por nuestro nombre, los macarras de los bancos han bautizado a los países que vamos de culo, es decir Portugal, Irlanda, Grecia y España (Spain), como PIGS (cerdos). También nos hablan de la prima de riesgo y de la subida de tipos. Así, de entrada, pareciera que la prima de riesgo es la hija de nuestro tío y que es alpinista o que trabaja en un puticlub, profesiones de mucho riesgo. Y si además de ser una prima de riesgo, nos dicen que suben los tipos, nos imaginamos lo peor. ¡Menudos son los tipos que frecuentan los puticlubs! En resumen, que los cerdos tenemos unas primas de riesgo a las que les suben los tipos. Y es que la economía es una actividad de mafiosos. Todo se compra y se vende. Cualquier cosa puede ser objeto de una transacción económica, desde el trigo que sembraremos dentro de diez años y que podemos vender hoy, el seguro del culo de Jennifer López o el colgajo de Nacho Vidal. Esta semana, la prensa nos cuenta que   “el club de São Paulo vendió un 5% de la futura venta del jugador por 1,5 millones a un grupo de inversión, Tercera Estrela Investimentos, subsidiaria de una cadena de supermercados". El jugador en cuestión es Neymar da Silva, una chavalillo de 18 años que por lo visto puede llegar a ser un crack del fútbol. Dicen los chanchulleros que “su irreverencia cotiza muy alto”. La ruleta rusa de la economía especulativa funciona así. Si Neymar resulta ser un pisaverde, la cadena de supermercados despedirá a dos docenas de empleados; si el chaval se infla  a meter goles, lo venderán a un club español por una millonada y los directivos de los supermercados cobrarán un suculento bonus. Si el club español se queda tieso con el desembolso, se sube el precio de  las entradas y el ayuntamiento recalifica los terrenos de la ciudad deportiva del club; y a otra cosa, mariposa. Un país puede vivir con cuatro millones de parados pero no sin fútbol. El mejor remedio contra la crisis es un buen partido de fútbol.

Evaristo Torres Olivas





viernes, 17 de junio de 2011

El hombre que jodió a un país entero

En mis tiempos de estudiante, los progres llevaban barba y se paseaban por las calles con un ejemplar de El País debajo del brazo. Años más tarde, cuando me ganaba el cuscurro con traje y corbata viajando en aviones, lo que se llevaba era The Economist. Si no leías The Economist y no enchufabas el teléfono móvil nada más aterrizar el avión, no eras nadie en ese mundillo de gilipollas. De aquellos tiempos me ha quedado la costumbre de leer todavía hoy algún número de esa revista. De ideología liberal,  está bien escrita, sus páginas con los indicadores económicos  son fiables y sus análisis políticos son rigurosos, dentro de la ideología que marca su línea editorial. Es la revista que todo hombre de negocios moderno debe leer. Eso dicen ellos.  Esta semana dedica la portada a Berlusconi y la titula The man who screwed an entire country (El hombre que jodió a un país entero). En inglés, to screw significa atornillar pero también joder. Si Vargas Llosa, en Conversación en La Catedral, se preguntaba en qué momento se jodió el Perú, para los periodistas del The Economist no hay ninguna duda de que Berlusconi ha jodido a Italia. En todos los sentidos, no solamente en el figurado sino también en el literal. Sus orgías con las velinas, sus bunga bunga, sus fiestorros, más propios de un capo mafioso que de un primer ministro de un país democrático. Pero también ha jodido la justicia, cambiando las leyes cada vez que le acusaban de algo. Y ha jodido la libertad de expresión, controlando periódicos y televisiones de su propiedad. Y la economía del país. No es que el resto de los políticos europeos sean ejemplo de moralidad, decencia y comportamiento intachable, pero Berlusconi rebasa todos los límites, todas las líneas rojas y dispara todas las alarmas. Es un impresentable, un chulo de barrio, un macarra. Y eso debería hacernos pensar en las democracias que tenemos. ¿Cómo un tío así puede ser elegido por los italianos, que no son precisamente un pueblo de ignorantes analfabetos? ¿Tanto poder tienen los medios de comunicación al servicio de ese tío? Visto desde la distancia, a mí me resulta incomprensible.

Evaristo Torres Olivas







jueves, 16 de junio de 2011

Cipriana y los títeres

No me gusta nada Bono. Es un tipo raro. Ambiguo. Y bocazas. El que llamó “hijos de puta” a los de su partido cuando el lío de la placa de la sor Maravillas. Supongo que iría a confesarse después a su amigo Cañizares, el cardenal. O se daría unos cuantos azotes para purificar su alma. Ahora ha salido con otra de sus frases ilustres: "El caso que le hacen a Cayo Lara [en IU]  es el mismo que hacen en mi pueblo a la Cipriana en los títeres". Tal vez si a su jefe de filas, Zapatero, le hubieran hecho el mismo caso que a la Cipriana de su pueblo, no estaríamos en un país en el que no se ven los brotes verdes por ninguna parte. Y puesto que don José presume de ser de pueblo, le voy a regalar unos cuantos chascarrillos de los socialistas de Teruel. Aquí van: Eres más aburrido que Arrufat inaugurando una exposición. Eres más inútil que un discurso de Larred en las Cortes de Aragón. Te confundes más que Velasco en su declaración de patrimonio. Te repites más que Mayte Pérez en campaña electoral. Gastas más que Simón Casas en Caudé. Eres más torpe que Vicente Guillén escribiendo tribunas en el Diario de Teruel. Eres más feo que el blog de Yolanda Casaus. Me ha costado menos que el alquiler del piso de la Diputación al hijo de Julia Vicente. Estás más acabado que Lucía Gómez. Es más breve que el historial académico de los diputados provinciales del PSOE. Eres más desconocido que la gestión de José Luis López en la Comarca de Teruel. Tienes menos experiencia laboral que la senadora Iranzo. Tienes menos valor que las elecciones de la asamblea local del PSOE de Alcañiz. Eres más previsible que las listas electorales del PSOE de Teruel. Si tuviera tantos euros como socialistas había en la ordenación del obispo de Teruel, sería multimillonario. Eres más manipulador que el PSOE en Teruel Existe.  Mangoneas más que los socialistas en el Diario de Teruel. Pintas menos que un militante de base en el PSOE. En el PSOE de Teruel, al dedazo lo llaman unanimidad. Duras más que el alcalde socialista de La Cerollera. Cambias menos que la ejecutiva de los de la ceja en Teruel. Sirves para lo mismo que los estudios de impacto ambiental de la A-40 de los socialistas. 


Evaristo Torres Olivas
¿Huele a Nenuco o a Heno de Pravia?



miércoles, 15 de junio de 2011

Atención al cliente

No es fácil a veces encontrar un nombre para identificar a alguien. ¿Cómo llamo a la madre de mi novia? ¿Suegra, futura suegra, señora con bigote? Está claro que si yo compro habitualmente en una tienda, soy cliente de esa tienda pero ¿qué pasa si sólo voy a mirar y a enterarme de los precios? ¿Soy un cliente potencial, un futuro cliente, un señor con pelos en las orejas? Todo esto lo cuento porque el Diario de Teruel publicaba hace unos días una noticia en la que se nos informaba de la puesta en marcha del tanatorio-crematorio de Alcañiz. La periodista, M.S. Timoneda, cita las palabras de los empresarios del sector (llamarlo negocio no parece  que sea apropiado ni tampoco respetuoso). Entre ellas, éstas: “El uso del crematorio está, aseguraron los representantes de las funerarias, garantizado, puesto que “todos tenemos clientes que prefieren la incineración”, dijo José María Jover, de San Macario”. Aquí se plantea un problema gordo. Si alguien vivo va a la funeraria, encarga y paga el cajón y el resto de los servicios que se prestarán en el futuro, se puede decir que es un cliente.  Pero si solo van a preguntar, la palabra cliente no es la más adecuada. Dependiendo del estado de salud que presenten cuando van a la funeraria, los podríamos denominar moribundos, si se les ve muy hechos polvo o morituri (los que se van a morir, como eso que nos decían en la escuela, ave, imperator, morituri te salutant) si por su aspecto no se pude precisar la fecha del último viaje. Además surgen otro tipo de problemas. Supongamos que alguien, un cliente, contrata su muerte en vida. Se muere y la familia reclama que la calidad del servicio prestado no se corresponde con lo prometido al cliente muerto. El único que podría reclamar es el fallecido, el destinatario del servicio. Sería como si yo me comprara un traje en las rebajas de El Corte Inglés y fuera mi vecino a quejarse de que no me sienta bien.  Yo creo que la mejor manera de evitar este tipo de conflictos consistiría en que, por ley, se obligara a las funerarias a tener una oficina de reclamaciones o de atención al muerto en el lugar de destino.  En el más allá. Eso sí, los familiares deberán asegurarse, en tal caso, de meter en el ataúd la factura y el DNI. Sin tique no se admite ninguna reclamación ni se devuelve el dinero. 

Evaristo Torres Olivas




martes, 14 de junio de 2011

¿Casualidad?

Más de una vez he hablado de los profesionales de la intoxicación. Son aquellas personas, grupos, asociaciones que, camuflados bajo nombres o títulos engañosos o incompletos, nos largan su ideología. En el Diario de Teruel ya estamos acostumbrados a los escritos del Foro Independiente de Opinión, que tiene tanto de independiente como Franco de gran estadista. También es curioso el caso de Javier Arnal. Miembro del Opus, del PP, director de Canal Nou en Castellón, escribe con frecuencia en el Diario de Teruel. Durante mucho tiempo, en sus tribunas en el Diario de Teruel, al lado de su nombre figuraba el añadido de periodista o escritor. Ahora, desde hace unos meses, aparece como director de Canal Nou en Castellón. Curiosamente, nunca aparece como miembro del Opus o del PP. Lo que se pretende, a mi entender, es revestir sus opiniones de una capa de periodista neutral, objetivo, cuando en realidad lo que menos destaca de Arnal es la imparcialidad y la objetividad. Tanto los del Foro Independiente como Arnal, se dedican a propagar sus opiniones por todos los medios. Envían el mismo texto a varios periódicos. La semana pasada, aparecía el mismo día y con el mismo título, Ni pepino ni soja, el mismo artículo en el Diario de Teruel y en el Heraldo de Aragón. En el primer caso  firmaba como Javier Arnal, director de Canal Nou en Castellón, y en el segundo, como Javier Arnal a secas. A mí me resulta extraño que un periodista envíe el mismo texto a dos medios diferentes. No tiene mucho sentido, salvo que no nos encontremos frente a un periodista sino a un propagandista. Y la propaganda que difunde Arnal es siempre la misma: ataque a Zapatero,  apología de la derecha, de la Iglesia y del Opus. Me cuesta creer que la aparición de esos textos en diversos periódicos sea fruto de la casualidad, entre otros motivos, porque no son unos escritos de una gran calidad, ni literaria, ni filosófica ni de ningún otro tipo. No descubren nada nuevo ni suponen una mirada diferente sobre un asunto. ¿Por qué entonces, un mismo artículo vulgar y corriente, aparece el mismo día en dos periódicos aragoneses? ¿Quién decide esas cosas? ¿Es casualidad?

Evaristo Torres Olivas

lunes, 13 de junio de 2011

Amigos para siempre

Hemos asistido estos días pasados a la constitución de los nuevos ayuntamientos, al traspaso de los trastos de gobernar. A la alegría de los que entran y la tristeza de los que se van, especialmente si se van no por voluntad propia sino por voluntad popular o por de dedazo del partido (Lucía Gómez). Me ha hecho gracia el artículo del Diario de Teruel del pasado día ocho de junio. En el último pleno antes del recambio de ediles, los que se van lanzan sus mensajes de despedida. Así, Miguel Ferrer afirma: “Me voy con la cabeza alta”. Y no miente. Todas las veces que lo he visto por las calles de Teruel, don Miguel va con el cuello estirado y  mirando al cielo, como si su reino no fuera de este mundo. Pero la declaración más divertida es la de doña María Pilar Sánchez, concejala del PP que no repite mandato: "Creo que incluso vamos a llevar una asociación de ex concejales". Ya ven, después de tantas burradas que se han dicho los unos a los otros, de tantos insultos, de tantas puñaladas traperas, y ahora resulta que se quieren tanto que van a formar una peña. ¿Harán elecciones para ver quién la preside y quiénes serán los miembros de la junta directiva? ¿Se podrá pactar y presentar mociones de censura? ¿La limpieza de los locales la harán ellos mismos o la encargarán a una empresa externa? ¿Cómo gestionarán el déficit y cuánto tardarán en pagarles a los proveedores de las chuletas, jamones y bebida que encarguen para las meriendas? Me los imagino en una sobremesa, con el café y los cubatas, rememorando viejos tiempos: ¿Te acuerdas Miguel cuando dimitiste como alcalde y yo te llamé tránsfuga? Sí, sí, me acuerdo; reconocerás que le eché cojones. “Sembrado”, Miguel, estuviste “sembrado”. Tenías que haber visto la cara de Biel cuando se lo dije. Estuvo a punto de darme con el “clavico del abanico” en los morros. Repasarán viejos ejemplares del Diario de Teruel y Arrufat y Ángel Gracia, que aparecían todos los días inaugurando lo que fuera, compararán su estilo cortando cintas, como dos viejos subalternos que analizan sus formas en el arte de banderillear. A ti, Antonio, te gustaba mucho inaugurar a la media vuelta. Así es, Ángel, en cambio tú eras un maestro inaugurando a toro corrido.

Evaristo Torres Olivas
  


viernes, 10 de junio de 2011

Un casorio de mierda

El asunto tiene gracia. O no. Depende de cómo lo miremos. Que un menda llene de ciemo los campos  pegados a la finca en la que unos días después se iba a celebrar el banquete de boda la hija de un hermano con el que no se habla, nos revela la naturaleza de los ladrillos con los que estamos fabricados los humanos. Eso es lo que cuenta el Heraldo de Aragón del día 2 de junio. Rodolfo Aínsa-expresidente de la Diputación Provincial de Huesca y exsenador por el PP-le llenó el campo de mierda a su hermano Roberto en una finca que tienen en común. La boda de María, hija de Roberto y sobrina de Roldolfo, no se pudo celebrar en ese lugar. Porque apestaba.  Ahora los hermanos andan enzarzados en los tribunales. El asunto no es fácil porque cada uno cuenta una versión. Cada hermano ha contratado a un perito y cada perito cuenta una historia diferente, lo que demuestra la inutilidad de los peritos. Uno dice que la mierda era de vaca y que el mes de agosto no es el más apropiado para el abono; el otro dice que la caca era de oveja y que agosto es un mes cojonudo para abonar. Habría  que contratar a un tercer perito, independiente, para que aclare este asunto. Aunque también puede suceder que enmerde o enmierde (no sé cómo se conjuga este verbo) aun más el asunto: los peritos independientes no dan la razón ni a uno ni a otro y a lo mejor se le ocurre concluir que la mierda era de pato. No lo tiene fácil el juez. Roberto y su hija sufrieron una crisis de ansiedad y, seguramente, a los recién casados se les jodería el crucero por el Nilo. Lo peor de estas sórdidas historias familiares es que sufren las consecuencias los que no se lo merecen. De lo único que me alegro en este caso concreto es de que don Rodolfo ya no sea ni senador ni presidente de la Diputación. Si ha sido capaz de hacerle eso a un hermano y a una sobrina, qué no haría en el Senado o en la Diputación. Seguro que se atrevería a colocar bombas fétidas en los escaños de los que no comulgasen con sus ideas o a ordenar a sus tractoristas que descargasen unas remolcadas de ciemo en la puerta o en el hall de esas instituciones.

Evaristo Torres Olivas






jueves, 9 de junio de 2011

La supervisora jefa y el funcionario

Toda mi vida laboral la he desarrollado en departamentos de personal, o de recursos humanos como se llama desde hace un par de décadas. Empecé como auxiliar administrativo en el año 1978 en una empresa de 60 empleados en Zaragoza y acabé en el 2007 como Director Internacional de Recursos Humanos en una multinacional alemana con 20.000 empleados. He trabajado en todas las áreas de un departamento de personal: nóminas, selección, formación y desarrollo, relaciones laborales, administración salarial. He realizado cientos de entrevistas de selección, a operarios de una fábrica, encargados, ingenieros, jefes de departamento, directores generales y presidentes de empresas multinacionales.  Les cuento todo esto no para darme pisto sino para que tengan un elemento más para valorar las opiniones que expreso en estas líneas. El currículum es la carta de presentación a una empresa; es la llave que te abre la puerta o la que te la cierra para siempre. En un currículum es tan importante lo que se cuenta como lo que se omite. Es el documento que servirá al seleccionador para preparar la entrevista o para decidir que no se entrevista al candidato. Un profesional experimentado detecta inmediatamente las contradicciones, las lagunas, las omisiones y las burras que el candidato quiere vender. Veamos el ejemplo de dos candidatos que tendrían dificultades para abrir la puerta de una empresa y si lograban hacerlo, sudarían la gota gorda en la entrevista. Vicente Larred, diputado autonómico socialista, presenta en la web de la DGA el siguiente currículum vítae: “Nacido el 22 de enero de 1959 en Teruel. Está casado y tiene tres hijos. Cursó enseñanza secundaria y posee el diploma en Asesoría Fiscal. Trabajó como agente de seguros y es funcionario de la Diputación Provincial de Teruel”. Lo primero que llama la atención es la expresión “posee el diploma en asesoría fiscal”.  Diplomas en asesoría fiscal hay cientos. Algunos se consiguen en dos días y otros necesitan dos años. Unos se obtienen en academias o escuelas de chichinabo y otros en centros prestigiosos. Cuando un candidato oculta el nombre de la institución que lo expidió, hay un noventa por ciento de probabilidades de que sea un diploma de la Academia de la señorita Pepis. Lo mismo podemos decir de la palabra “funcionario”. Si una persona es ingeniera, economista, veterinario, abogada, enfermero, además de decir que es funcionario, lo reflejará en su historial. Si solamente escribe que es funcionario, hay un noventa por ciento de probabilidades de que sea de los puestos más bajos en el escalafón. Vayamos ahora con la segunda candidata, Esmeralda Iranzo, senadora por Teruel. En la web del Senado, en su biografía figura esto:   “Es Supervisor de Recursos Humanos. Jefe de Personal”. Eso es como no decir nada. Además del título del puesto, es necesario precisar de qué fecha hasta qué fecha, nombre de la empresa, número de empleados, tareas desempeñadas. Cuando una persona omite esos datos, hay un noventa por ciento de probabilidades de que, o bien no es cierto que ejerciera ese puesto, o que lo hizo durante un periodo muy corto, o que la plantilla de la empresa era de una persona. He citado estos dos casos, pero lo mismo puede decirse de Manuel Blasco y Carmen Pobo, del PP. Lo grave de todo esto es que se trata de unas personas que intentan ocultar la verdad porque saben que no reúnen los requisitos que demanda el puesto. Pero no cuela. Me encantaría someterlos a una entrevista de dos horas. A la prueba del algodón. Lo pasarían mal. Muy mal.  Por deshonestos.


Evaristo Torres Olivas

miércoles, 8 de junio de 2011

Cornelia

Les tengo aprecio a los alemanes. Especialmente a los hamburgueses. He vivido y trabajado en esa ciudad y tengo buenos recuerdos. Pero lo mismo que les tengo aprecio en general, siento un enorme desprecio por una hamburguesa, un desprecio tan largo como su título: Hamburgs Gesundheitssenatorin. Se llama Cornelia Prüfer-Storcks. Es la senadora para asuntos de salud de Hamburgo. Socialista del SPD. La que nos ha jodido bien jodidos al culpar a nuestros pepinos de ser portadores de muerte. Los alemanes, por mucha fama que tengan de meticulosos y trabajadores, han demostrado ser tan chapuceros como nosotros cuando lo de la colza. O peor. Porque lo que han hecho es cargarle el mochuelo a otros que ellos consideran inferiores. Más o menos como nosotros, que cuando hay que echarle la culpa a alguien se la echamos a los gitanos o a los moros. La suerte que tienen los alemanes es que mientras ellos tienen la fama de trabajadores y eficientes, nosotros la tenemos de vagos y chapuceros. Yo he trabajado con alemanes y si bien podrían servirnos de ejemplo en algunas cosas, en otras les damos sopas con honda. Si es verdad que un funcionario español puede pasarse una hora en el bar de enfrente en horas de trabajo o en la máquina de café de la oficina, también lo es que el alemán igualmente se tocará los huevos, pero encerrado en su despacho jugando al póquer con el ordenador o hablando de fútbol con el colega de turno. Nosotros, como tenemos fama de gandules, no hacemos nada por ocultarlo, ellos, como la tienen de trabajadores, necesitan guardar las apariencias. Nosotros cuando nos emborrachamos, tenemos que dar el coñazo cantando a las tres de la mañana el Asturias patria querida; a los alemanes, que beben como esponjas, no se les ocurre ponerse a vociferar el Deutschland über alles para dar la tabarra al vecindario. Al final de toda esta historia de los pepinos, no me extrañaría que si no ha colado que seamos culpables los españoles, intentarán endiñarle el marrón a algún turco de Hamburgo. Se inventarán que no se lavaba las manos para preparar los bocatas de kebab. La cuestión es buscar un cabeza de turco o un brazo de gitano. Una  judiada.

Evaristo Torres Olivas
No son tan "pitos"(en mi pueblo significa ingenioso, perspicaz, inteligente)como nos quieren hacer creer


martes, 7 de junio de 2011

Corre, corre, caballito

Son suficientes dos líneas para catalogar a un político. No importa de qué partido sea, porque en todos hay de todo y solamente  los fundamentalistas o  los que viven del cuento de la política no son capaces de verlo. Estos días se ha estado hablando de los coches oficiales en el ayuntamiento de Madrid debido a que los concejales electos de UPyD han renunciado a los que les corresponden. Se les ha  preguntado a los representantes de otros partidos cuál iba a ser su decisión en este asunto y esto es lo que contestó uno de ellos: [nuestro partido] “aclarará cuando considere, es decir dentro el ámbito institucional y en el marco de la comisión técnica acordada hoy, todos los aspectos relacionados con los temas que se decidan tratar”. Cuando leo las palabras ámbito, marco institucional y aspectos relacionados con los temas, sé con toda seguridad que me encuentro frente a un merluzo. Y como la pregunta iba sobre los coches oficiales, supe desde el principio que el merluzo no estaba por la labor de que le quitasen el suyo. Algunos pensarán que una respuesta así sólo la pueden dar gente del PP o del PSOE, los que llevan años disfrutando de una cabalgadura con asientos de cuero y lunas tintadas. Pero no, no es así. El merluzo que ha pronunciado esas palabras se llama Ángel Pérez y es el portavoz de IU en el ayuntamiento de Madrid. Como no podía ser de otra manera (expresión muy utilizada por los políticos merluzos), dos días después de las anteriores declaraciones, don Ángel Pérez ha aclarado que lo de quitarles el coche oficial, naranjas de la China o verdes las han segado. Que si la seguridad, que si la amenaza terrorista, que si Maroto y el de la moto. Cualquier excusa para no bajarse de la burra con aire acondicionado, Bluetooth y rabo espantamoscas. Y no es que me oponga a que los políticos tomen todas las medidas de seguridad necesarias, que tengan escolta si se estima necesario, pero que dejen de argumentar que el coche oficial es imprescindible para su seguridad. Santiago Carrillo estuvo mucho tiempo paseándose por las calles de Madrid con peluca y gafas sin que nadie lo identificara. Así que el señor Pérez, si no está dispuesto a viajar en metro, autobús o bicicleta, que viaje en su coche y que se lo pague de su bolsillo. O que se  compre una peluca. Y si no le convence ninguna de estas propuestas,  que se dedique a otra cosa.

Evaristo Torres Olivas

Coches oficiales para rojos ricos y rojos pobres

lunes, 6 de junio de 2011

Los ríos de nuestras vidas

Decía Jorge Manrique que “nuestras vidas son los ríos y que van a dar en la  mar, que es el morir”. Y que cuando se estira la pata todos somos iguales, “son iguales los que viven por sus manos y los ricos”. Es una hipótesis como otra cualquiera y mientras no resuciten un pobre y un rico y lo confirmen, no dejará de ser una simple suposición. Y ni siquiera así, porque el método científico nos dice que un solo caso no es suficiente para probar nada aunque sí lo es para rechazar una teoría. Es parte de la naturaleza humana hacerse preguntas sobre dónde va uno a parar. Manrique lo tenía claro y lo dejó escrito. Yo también me hago preguntas sobre dónde van a parar las personas. Por ejemplo los políticos, una vez que estiran la pata en la política. ¿Adónde irán? Y cuando uno siente la curiosidad, lo mejor es ponerse a investigar e intentar llegar a una conclusión que tranquilice nuestra curiosidad. El ser humano necesita respuestas a sus preguntas. Y ayer encontré, de forma resumida, respuesta a mi pregunta sobre el cementerio de los políticos. Lo cuenta Ignacio Escolar en Público. Felipe González y José María Aznar yacen en Gas Natural y en Endesa. Pedro Solbes descansa en paz en Enel y en el banco Barclays. En Red Eléctrica Española reposa Miguel Boyer. En sendos nichos de FCC encontramos a Nicolás Redondo Terreros y a Marcelino Oreja. En Petronor, a Josu Jon Imaz y en Repsol a Luis Carlos Croissier. Aconsejan a los vivos del Santander los cadáveres políticos de Isabel Tocino y Abel Matutes. Los restos de Rodrigo Rato reposan en una caja: Caja Madrid. Para hablar con el más allá, en Telefónica está Eduardo Zaplana. Para construir autopistas hacia el cielo, tenemos a Miquel Roca en ACS y para que en el camino hacia el descanso eterno no nos falte agua potable, nos encontramos a Josep Borrell en Abengoa. Hay muchos más y ello podría llevarnos a sostener la teoría general de  que todos los políticos aprovechan el tiempo no para buscar el bien común sino para buscar el suyo propio. Pero el método científico es muy puñetero. Basta un solo caso para echarla por tierra: Julio Anguita volvió a sus clases de profesor de Historia cuando dejó la política. ¡El puñetero método científico!

Evaristo Torres Olivas

Es verdad, a veces la ayuda puede venir desde muy arriba

viernes, 3 de junio de 2011

Ponerse medallas

Si los políticos se atribuyen méritos que no tienen, yo no quiero ser menos. Durante la campaña electoral, hemos podido comprobar que la creación de Dinópolis se la apropiaban todos: PP, PSOE y PAR. Mayte Pérez nos ha dado la tabarra con el cosmódromo de Caudé todo lo que ha querido y más. Tanta alta tecnología y tanta gaita pero no se ha podido evitar la muerte de dos trabajadores de una subcontrata de una contrata,  de la parte contratante de la segunda parte. De chiste de los hermanos Marx si no fuera porque dos personas han perdido la vida. Aquí nadie ha asumido ninguna responsabilidad y se la endiñarán a la primera parte de la parte contratante. Si se destinara la mitad del tiempo que emplean los políticos en colgarse medallas a exigir y controlar la aplicación de la normativa sobre prevención de riesgos laborales, tal vez no llevaríamos diez muertos en lo que va de año. De Airbus nos han contado todo en los periódicos locales pero de las condiciones en que trabajaban los que construían el hangar, no sabemos nada. Ni sobre el tipo de grúas que se utilizaban, ni si las sirgas eran las adecuadas. Nada de nada. Pero les decía al principio que yo también quiero apuntarme méritos que no me corresponden. Cualquiera que haya seguido este blog, sabrá que mis políticos “favoritos”, a los que más “estacazos” les he dado, han sido Mayte Pérez y Arrufat, Yolanda Casaus y a los de la candidatura de Ponz. Es decir, Teruel, Andorra y Alcañiz. Los tres lugares donde los socialistas se han dado el mayor batacazo en las pasadas elecciones. Sé que me leen cuatro gatos, la mayoría amigos, y que mi blog tiene el mismo poder de influencia en Teruel que las palabras de Pepiño Blanco en un congreso de neurocirujanos chinos. Pero al igual que ciertos políticos no tienen ningún reparo en contar mentiras como catedrales y en atribuirse logros que no les corresponden, yo también afirmo que gracias a mí y a mi campaña  contra   unos políticos ineptos, se ha conseguido que los ciudadanos no les den su confianza en las urnas. Sé que la verdad es que yo no he tenido nada que ver, que con su torpeza se lo han ganado a pulso, pero uno se siente bien creyendo que ha sido el causante de tal descalabro.

Evaristo Torres Olivas

jueves, 2 de junio de 2011

Españoles de mierda

Cuando de crío viví en París, mis amigos eran argelinos, negros e italianos. En el colegio, los niños franceses me llamaban español de mierda. A mi casa nunca vino un francés ni nos invitaron a la suya. Éramos raros porque cuando nos reuníamos con los del pueblo, gritábamos y de la ventana de nuestra casa salía olor a fritanga. Incluso nos veían con pollos vivos que comprábamos en mercadillos y  que mi madre mataba en casa. Mi padre trabajaba en los puestos de la Citröen que no querían los franceses, y cuando los sindicatos convocaban huelgas, mi padre iba a trabajar. Mi madre limpiaba la mierda de casas ajenas, sin Seguridad Social y sin derecho a protestar. De vez en cuando le daban ropa usada para mí y la dueña de una floristería en la que limpiaba, algunas semanas me compraba un pastel y un tebeo. Mientras mi madre limpiaba, la florista empinaba el codo y yo leía a Pif poche y comía pastel.  Cuando nos fuimos a Canadá, tampoco venían los canadienses a mi casa y mis amigos seguían siendo negros e italianos; argelinos no había. A la salida de colegio católico al que yo asistía, me esperaban unos energúmenos de un colegio protestante y me inflaban a hostias. Éramos raros porque en lugar de comprar en el supermercado de enfrente de casa, mi madre se iba en metro a un mercado callejero en el quinto pino; decía que las verduras eran más frescas y más baratas y los pollos no eran de granja. Cuando me fui a trabajar a Alemania como directivo de una empresa de potingues, vivía en un apartamento a orillas del Elba, de 2500 euros mensuales, que pagaba mi empresa. Tenía en el garaje un BMW de alta gama que también pagaba mi empresa y que cambiaba por uno nuevo cada dos años. El portero de la finca, Herr Müller, me trababa con mucho respeto, y muchas tardes, cuando yo regresaba del trabajo, Hans Müller llamaba al timbre del apartamento y nos tomábamos unas cervezas; a veces, le acompañaban su esposa y sus hijos. También me visitaban muchos amigos alemanes, especialmente los fines de semana. Cuando venían  mis hijas desde España, todo eran halagos y delicadezas. Ya no éramos unos españoles de mierda. Sin embargo, compatriotas que trabajaban en la fábrica y que llevaban 40 años en Alemania me comentaban que los alemanes no les trataban tan bien como a mí y ocupaban los puestos que los alemanes no querían. Seguían siendo unos españoles de mierda.  Como los “moromierda” o los “sudacas” que vienen a España y no viven en un apartamento de 2500 euros ni tienen un BMW de alta gama. Los que se caen de los andamios y las que limpian caca ajena sin derecho a protestar y sin Seguridad Social.

Evaristo Torres Olivas





  

miércoles, 1 de junio de 2011

¿Nacen o se hacen?

Yo no sé si los políticos se hacen manipuladores con el ejercicio del cargo o vienen así de fábrica. Vamos, que si nacen o se hacen. No tengo claro si un ciudadano normal, con inquietudes, que quiere mejorar la vida de sus conciudadanos, se mete en política y poco a poco su cerebro se va contaminando o si por lo contrario, son solamente los contaminados de nacimiento los que se lanzan a la arena política. En el primer caso, tendríamos que hablar de una enfermedad profesional, como la silicosis de los mineros o el codo de tenista de los que le dan a la raqueta. En el segundo caso, diríamos que es la enfermedad la que te lleva a la profesión: mafioso, descuartizador de Boston o envenenadora de Valencia. Antonio Arrufat Gascón, ¿nació censor y manipulador o se hizo? El censor del Diario de Teruel, presidente de la Diputación y alcalde de La Cerollera, ha afirmado en una entrevista al Diario de Teruel que los resultados de las elecciones municipales “son francamente buenos si se comparan con los de las autonómicas. Los cuatro puntos por debajo con respecto al año 2007 se traducen en 1,8 si no se tienen en cuenta los datos de las tres grandes localidades turolenses, Teruel, Alcañiz y Andorra”. Para que me entiendan mejor, si su hijo suspende seis asignaturas y aprueba una con buena nota, podrá decir que su retoño, si excluimos las asignaturas que ha suspendido, es un estudiante brillante. O el cirujano que de cada diez operaciones mata a siete; si no contamos a esos siete, el porcentaje de éxitos es del cien por cien. Podría ser que don Antonio, que lleva muchos años ejerciendo de político, se haya contagiado de “manipulitis” y lo que necesita es acudir a un buen especialista que lo cure o, mucho mejor, que le dé la baja definitiva por enfermedad profesional grave. Ahora, si la “manipulitis” es congénita, el asunto se complica. No solamente no se puede curar, sino que los enfermos se niegan a recibir cualquier tipo de tratamiento paliativo. En definitiva, Arrufat, si excluimos a todos los demás, es el mejor alcalde que ha tenido La Cerrollera y el mejor presidente de la Diputación. Y también podemos afirmar, y en este caso sin excluir a nadie, que don Antonio es quien más y mejor ha censurado en la historia de nuestra provincia.
Evaristo Torres Olivas