Carta abierta a Diego Bayona

Don Diego, es usted un mal político. No sé si nos hemos visto en persona una o dos veces. Cuando yo iba a las reuniones de Podemos en Teruel (nunca me arrepentiré lo suficiente), en la calle Diputación, usted nunca asistía. Nadie sabía de su existencia, ni de sus ideas o aspiraciones. Nunca vino a hablarnos de medio natural, ni de gestión forestal ni de la conveniencia de tener un huerto en el corral. Cuando Podemos desapareció prácticamente en Teruel capital, cuando en la calle Diputación dejaron de convocarse reuniones y no aparecía casi nadie por la sede, usted fue nombrado, vaya usted a saber por quién, responsable de la oficina de Podemos en Teruel. ¿Cobraba usted un salario o lo hacía por amor a su tierra y a Podemos? Al poco tiempo, nos enteramos de que había sido nombrado director general por la consejera Maru Díaz. Ahora nos cuenta en las redes que el 26 de enero ha sido un día especial para usted por dos motivos: “El primero porque hace 34 años que nació mi hermana y el segundo porque hemos presentado […]”. A los ciudadanos, que la hermana de un político cumpla 34 años, que la quiera mucho o que sea un orgullo para la familia, nos importa un bledo, como si yo ocupara un cargo público y contara en estas líneas que quiero mucho a mis hijas y que su abuela estaría muy orgullosa de ellas. En política, señor Bayona, hay que saber distinguir entre lo privado, la vida personal, y la responsabilidad pública. Usted confunde la gimnasia con la magnesia, que decían nuestras abuelas, o el tocino con la velocidad, que decían nuestros abuelos. Si en lugar de hablarnos de su hermana, señor Bayona, se esforzara en aprender a decir las cosas con sencillez, sin tomarnos el pelo, tal vez estaríamos más agradecidos. En sus redes sociales, también recoge una intervención suya en la televisión aragonesa, con declaraciones como esta: “La red Natura 2000, para aquellos que no sepan de lo que estamos hablando, es una red de espacios naturales europea, que tiene como dos figuras principales, las zonas de especial protección para las aves y las zonas de especial conservación, que hemos podido ya aprobar cuatrocientos planes, entre los planes de espacios y de las especies…”. Mi abuela, la suya, yo mismo y muchos otros ciudadanos le diríamos, don Diego, ¿de qué narices nos estás hablando? No le entiende ni su hermana, que acaba de cumplir 34 años.

Evaristo Torres Olivas