“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 1 de febrero de 2021

Me alegra que me haga esa pregunta

 Si en un examen en el instituto o en la universidad nos preguntan que hablemos del cuadro Los fusilamientos del 3 de mayo de Goya y contestamos que la escultura es un arte que consiste en tallar o esculpir figuras, con toda probabilidad obtendremos un cero, un muy deficiente y un vuelva usted a presentarse en septiembre. Si en una entrevista de selección para ocupar un puesto de arquitecto nos piden que hablemos sobre las obras y proyectos en los que hemos participado y contamos que las películas de Woody Allen son muy divertidas, el entrevistador no tardará en despedirnos y pedir que entre el siguiente candidato. Si le pedimos a nuestra madre trescientos euros, nos pregunta para qué los queremos y decimos que volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, nuestra madre no solamente no nos dará un euro, sino que lo más probable es que nos deje una semana sin jugar a la PlayStation. Los políticos son los únicos que salen por peteneras, les pides una jota y te cantan una bachata sin que se les caiga la cara de vergüenza. Ayer leí una entrevista a José Luis Rodríguez Zapatero, ZP, el de la ceja como un acento circunflejo. Todo un maestro en irse por los cerros de Úbeda. Le preguntan: “Usted tuvo a Solbes de ministro, Sánchez tiene a Calviño. ¿Es obligatorio que las carteras de Economía las ocupen ultraliberales pese a lo que piensen los presidentes de gobierno?” En lugar de contestar a la pregunta, se lía la manta a la cabeza y nos cuenta que la tasa de paro era muy baja y que tenemos un problema del sector inmobiliario. En fin, que le pedimos peras y nos dice que si queremos manzanas. Después le preguntan si se lleva mejor con Pablo Iglesias y su respuesta es que su relación con Sánchez es buena. En los partidos, en lugar de decirles a los gobernantes que hablen claro, conciso y que vayan al grano, les enseñan a hablar mucho sin decir nada, eso sí, con educación, diciéndole al entrevistador que se alegran de que les hagan esa pregunta, antes de contestar lo que les dé la gana. Para demostrar que lo malo, si largo y retorcido, dos veces malo. Ir de Villarquemado a Cella pasando por Zaragoza y Bilbao.

Evaristo Torres Olivas

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