Me gustaría que la política no fuera puro teatro pero, ya que lo es, al menos debería ofrecer un espectáculo de buena calidad. Y para que haya calidad en una obra de teatro se necesitan, entre otras cosas, unos buenos actores y un buen texto. Un buen actor no arregla un texto malo y un mal actor destroza un buen texto. En el teatro de la política casi siempre se juntan malos actores y pésimos textos. Políticos/actores que, en lugar de hablar, gritan. No saben entonar, no saben hacer pausas, la voz es chillona y desagradable. En sus representaciones ante el público no hay emoción, no hay sorpresa; la trama es siempre la misma: hay unos, ellos, que todo lo hacen bien y hay otros, los del otro partido, que todo lo hacen mal. Se imaginan lo hermoso que sería que la alcaldesa de Teruel escribiera un día en las páginas de Diario de Teruel el siguiente texto: Quiero felicitar al Partido Socialista, al presidente Sánchez, al presidente Lambán, a Mayte Pérez, a Manuel Rando y a Samuel Morón por su dedicación y entrega al servicio de los aragoneses. Y también quiero criticar a los dirigentes de mi partido Pablo Casado, Jorge Azcón, Manuel Blasco, Carmen Pobo y Rocío Féliz de Vargas porque no han sabido estar a la altura en estos momentos tan duros para todos los españoles. Y nos brotarían las lágrimas si Mayte Pérez le contestara: Gracias, alcaldesa Buj. Yo la quiero felicitar, como no podría ser de otra manera, por su valentía y su apuesta por Teruel y por poner en valor los recursos endógenos de nuestra tierra; y llamar la atención al compañero de mi partido Antonio Arrufat por sus inoportunas palabras y su falta de respeto con los dirigentes del Partido Popular que tanto contribuyen al bienestar de los españoles, los aragoneses, los turolenses y los habitantes de todos los pueblos, desde La Puebla de Híjar a Manzanera y Desde Villar del Cobo a Beceite. Pero me temo que nuestros políticos, cuya única preocupación es no caer en desgracia en el partido y perder el puesto en las próximas elecciones, prefieren comportarse como los personajes del guiñol, cachiporra en mano, y atizarse buenos cachiporrazos como únicos argumentos para defender sus escasas ideas.
Evaristo Torres Olivas
1 comentario:
Mucho dinero perdido o robado. Muchas oportunidades desaprovechadas. Mucha incompetencia exacerbada... a cuenta de la propia existencia de los partidos políticos y su prioridad absoluta: acceder al poder y al dinero por encima de cualquier consideración ética propia o, más bien, ajena.
Cuando haga lo que haga el partido X es criticado por el partido Y con el pretexto permanente y demencial de que es un competidor a otro equipo de personas con ganas de acceder al poder y al dinero... pues la mayoría sufriente, se convierte en sufriente in eternum.
Todos los partidos, en todos los supuestos.
Las razones objetivas, los criterios - mejores o peores- pero racionales y contrastados para valorar y estudiar qué hacer o qué se hizo quedan muy atrás en la práctica cuando lo único que se desea es mantener la popularidad en las encuestas... y no enfadar a los dueños del dinero de pelaje diverso.
Mientras el acceso a las instituciones lo controle la minúscula minoría de personas que controlan el aparato de TODOS los partidos... ¿Es esto democracia, aunque sea parlamentaria?
El mundo necesita más democracia y mucho más democrática... y los partidos políticos son un obstáculo.
El esfuerzo del 15M fue capitalizado por un partido político que, en muy poco tiempo, ha reproducido las peores prácticas de aquellos que criticaba.
Hace falta un nuevo esfuerzo que no derive en un partido político. Pues todos somos personas y todas podemos ser engullidas por el sistema si entramos en su juego.
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