“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 6 de julio de 2017

El coche de la democracia no funciona

Un sistema es un conjunto de elementos que,  ordenadamente relacionados entre sí, contribuyen a determinado objeto. Por ejemplo, un coche es un sistema compuesto de centenares de piezas interconectadas que permiten que cumpla su objetivo de transportar a las personas con seguridad. Todo sistema es tan fuerte como el más débil de sus piezas o elementos constituyentes. Un coche de carreras con un buen motor, una suspensión magnífica y una aerodinámica perfecta será una patata si le fallan los frenos. La democracia también es un sistema formado de varias partes: una constitución, derecho al voto y a ser votado, existencia de los partidos políticos, división de poderes independientes, libertad de expresión, respeto de los derechos humanos. Y para que la democracia consiga cumplir su objetivo de regular la convivencia en la sociedad, con unas instituciones sólidas, con buenos servicios públicos, con pocas desigualdades, toda la maquinaria ha de funcionar perfectamente. Si el poder judicial no es independiente, la democracia será una patata; si los partidos son unas organizaciones para delinquir, la democracia será una mierda; si no existe libertad de expresión, la democracia será una birria; si no se respetan los derechos humanos, la democracia será una porquería. Al coche de la democracia española le fallan muchas piezas. Tenemos unos partidos corruptos que se financian ilegalmente, con candidatos nombrados generalmente a dedo o mediante todo tipo de artimañas; tenemos un sistema judicial que es de todo menos independiente; la libertad de expresión está seriamente amenazada debido a la concentración de los medios en pocas manos (generalmente al servicio de los poderosos), y a las leyes mordaza. Como rezaba el eslogan de los indignados, lo llaman democracia y no lo es. Pero cualquiera que se enfrente a esta democracia de chichinabo es inmediatamente tildado, curiosamente, de antisistema cuando lo que realmente quiere es que funcione el sistema, que al coche de la democracia no le fallen ninguna de sus piezas y sea capaz de ganar el bienestar, la justicia y la felicidad del conjunto de las sociedad y no solo de unos cuantos privilegiados.

Evaristo Torres Olivas 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por supuesto, también hay gente que es "anti-este-sistema" porque entienden que hay otros mejores que podrían regular la vida en sociedad. Pero se les reprime e invisibiliza aún más que a quienes quieren reformar lo presente.