A los dirigentes políticos les gusta hablar de democracia y
de que su partido es el más democrático de todos. También presumen de tener
miles de afiliados, militantes y adscritos. Y millones de votantes. Pero a la
hora de la verdad son siempre los mismos los que dirigen el cotarro, aparecen
en los medios, hablan de cualquier cosa, sean o no sean especialistas en la
materia y encabezan las listas electorales, legislatura tras legislatura. Lo
lógico sería que unos partidos con tantos miles de afiliados tuvieran banquillo
suficiente para renovar los cargos cada cuatro años. Pero no es así. Para
muchos, la política es el único trabajo que han tenido y se pegan al sillón con
Loctite. Y para que nadie los despegue, se montan todo tipo de controles y artimañas
para asegurarse el puesto. Tomemos el ejemplo de Teruel. Elijan cualquier
partido y verán cómo los nombres son siempre los mismos. Velasco, Guillen,
Arrufat, Mayte Pérez. Pobo, Blasco, Buj, Juste. Los demás, también, solo que no salen elegidos. Para que eso
suceda hay que tener el poder bien amarrado, controlar las nuevas incorporaciones,
manipular las asambleas, o impedir la democracia interna. Ayer se publicaba que
Ciudadanos prohíbe a sus militantes
criticar al partido en Whatsapp y Telegram. Se prohíbe el debate y la
discrepancia. Solo interesa la adulación a los líderes y la adhesión inquebrantable
a la opinión oficial. Sería injusto
criticar solo a Ciudadanos por esas prácticas antidemocráticas puesto que todos
los partidos hacen lo mismo. Yo doy fe de que es así en el PSOE de Teruel, en
IU de Teruel y Aragón y en Podemos de Teruel. Porque las he sufrido. Hace
apenas unas semanas fui expulsado de un grupo de Telegram de Podemos. Un grupo
de 30 miembros. En una asamblea, ocho de esos miembros, todos ellos excepto tres con cargo en Podemos Teruel y Aragón, decidieron por mayoría expulsarme. De los sin
cargo, dos votaron a favor de expulsarme (uno era la primera vez que participaba en una asamblea porque viene de
otra autonomía y está de paso en Teruel, por trabajo) y el tercero no recuerdo
si votó en contra de mi expulsión o se abstuvo. También se adujo como motivo
para la expulsión que Telegram no debe utilizarse para el debate y para
criticar al partido.
Evaristo Torres
Olivas
Reunión en la que se decidió mi expulsión del grupo de Telegram.
(foto Diario de Teruel 18 de junio de 2017)
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