Es frecuente escuchar a muchas personas decir que son
apolíticas, que pasan de la política, que todos los políticos son iguales, que
la política es una mierda. Habría que decirles que son unos idiotas. Idiotas en el sentido que utilizaban los griegos para referirse a aquel que iba a los suyo
y no le interesaban nada los asuntos públicos. La política lo abarca todo y si
los ciudadanos nos desinteresamos, además de idiotas, somos unos irresponsables
porque dejamos en manos de los políticos los asuntos más importantes. La
política decide sin tenemos sanidad pública o privada, si la enseñanza es
obligatoria y gratuita o no, si se compran más aviones militares o se
construyen más hospitales, si se subvenciona a la Iglesia católica o se
persigue a los homosexuales, si los toros son cultura o barbarie, si se
eliminan la filosofía, el latín y el griego de la enseñanza y se impone la
religión, si se invierte en energías
renovables o se prohíbe el autoconsumo fotovoltaico. Pero en España nos han
aleccionado durante muchos años para que dejemos la política en manos de los
políticos mediocres, aquellos que fuera de la política no han hecho ni saben
hacer otra cosa. Se le atribuye a Franco
la bobada de "usted haga como yo y no se
meta en política". Muchos padres les aconsejaban a sus hijos que
no se metieran en política. Cuando los
ciudadanos nos comportamos como idiotas—en el sentido que le daban los griegos—dejamos
que otros idiotas— en el sentido de tonto e ignorante, zafio, burdo y
sin instrucción—al servicio de banqueros, empresarios sin escrúpulos, decidan
por nosotros. “La política es demasiado importante para dejarla en manos de los
políticos”, expresión que unos atribuyen a de Gaulle y otros a Adenauer, es
bien cierta. Como también lo es esta otra que se le atribuye al periodista Doug
Larson: “En lugar de darle a un
político las llaves de la ciudad, tal vez sea mejor cambiar las cerraduras”. Si
somos idiotas—en el sentido de los antiguos griegos— tendremos, en el mejor de
los casos, a políticos inútiles que no dan palo al agua y se perpetúan en el
poder y, en el peor de los casos, como nos está pasando ahora en España, a un
hatajo de chorizos, corruptos y sinvergüenzas.
martes, 4 de julio de 2017
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