“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 4 de julio de 2017

Idiotas e idiotas

Es frecuente escuchar a muchas personas decir que son apolíticas, que pasan de la política, que todos los políticos son iguales, que la política es una mierda. Habría que decirles que son unos idiotas. Idiotas en el sentido que utilizaban los griegos para referirse a aquel que iba a los suyo y no le interesaban nada los asuntos públicos. La política lo abarca todo y si los ciudadanos nos desinteresamos, además de idiotas, somos unos irresponsables porque dejamos en manos de los políticos los asuntos más importantes. La política decide sin tenemos sanidad pública o privada, si la enseñanza es obligatoria y gratuita o no, si se compran más aviones militares o se construyen más hospitales, si se subvenciona a la Iglesia católica o se persigue a los homosexuales, si los toros son cultura o barbarie, si se eliminan la filosofía, el latín y el griego de la enseñanza y se impone la religión,  si se invierte en energías renovables o se prohíbe el autoconsumo fotovoltaico. Pero en España nos han aleccionado durante muchos años para que dejemos la política en manos de los políticos mediocres, aquellos que fuera de la política no han hecho ni saben hacer otra cosa. Se le atribuye a Franco  la bobada de "usted haga como yo y no se meta en política". Muchos padres les aconsejaban a sus hijos que no se metieran en política.  Cuando los ciudadanos nos comportamos como idiotas—en el sentido que le daban los griegos—dejamos que otros idiotas— en el sentido de tonto e ignorante, zafio, burdo y sin instrucción—al servicio de banqueros, empresarios sin escrúpulos, decidan por nosotros. “La política es demasiado importante para dejarla en manos de los políticos”, expresión que unos atribuyen a de Gaulle y otros a Adenauer, es bien cierta. Como también lo es esta otra que se le atribuye al periodista Doug Larson: “En lugar de darle a un político las llaves de la ciudad, tal vez sea mejor cambiar las cerraduras”. Si somos idiotas—en el sentido de los antiguos griegos— tendremos, en el mejor de los casos, a políticos inútiles que no dan palo al agua y se perpetúan en el poder y, en el peor de los casos, como nos está pasando ahora en España, a un hatajo de chorizos, corruptos y sinvergüenzas.

Evaristo Torres Olivas

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