Suelo desconfiar de quienes cambian
de opinión y de ideología con la misma facilidad que cambian de camisa, de
pareja de baile o de compañero de
guiñote. A lo mejor soy un fanático como dice Benjamín Prado en una reciente
entrevista: “Creo que la coherencia es de fanáticos. La gente que durante
toda su vida es coherente con una postura, con una idea, suele acabar en el
autoritarismo”. Puede ser, pero diría que depende de la magnitud del cambio de
opinión. No es lo mismo pasar de apoyar a Alianza Popular y hacerlo a UCD, o
votar a Carrillo y después a Felipe, que pasar del neofascismo al neocomunismo,
de Fraga a Podemos, o de escribir en Mundo Obrero a hacerlo en La Razón. Por
ponerle nombre y cara a lo anterior, mencionaré a Jorge Verstrynge entre los
que han pasado de Manuel Fraga a Pablo Iglesias de Podemos, y al periodista
Antonio Pérez Henares, que a lo largo de los años ha pasado de escribir en
Mundo Obrero a hacerlo en La Razón. Ahora, como todólogo, recorre las tertulias de las radios y televisiones echando mierda sobre IU y Podemos. En una columna del Diario de Teruel de hoy, 11 de julio, Pérez Henares arremete contra los dirigentes de Podemos
tachándolos de proetarras, filoetarras y de compartir las tácticas y
estrategias de los terroristas. Conozco a mucha gente de Podemos y de IU, con
algunos he mantenido y mantengo grandes discrepancias, los he criticado y me
han eliminado de los grupos de Telegram en los que participaba y de sus cuentas
de Facebook, pero ni uno solo ha manifestado su adhesión a los métodos de ETA
ni ha dejado de condenar la violencia terrorista. Se pregunta Pérez Henares
dónde estaban Monedero en 1997 cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco, si “junto
a todos los que en verdad creen y respetan los Derechos Humanos y el derecho a
la vida, o escondidos en sus covachas, callados y rumiando como sus amigos
filoetarras”. Este tipo de preguntas retóricas son impropias de un periodista y
solo demuestran la maldad y la intención de ofender de Pérez Henares. Yo no sé
dónde estaban Monedero, Bescansa e Iglesias en 1997, pero sí sé dónde estaba
yo: en las manifestaciones de repulsa al asesinato de Miguel Ángel Blanco. Y
junto a mí, mucha gente de todos los partidos. Y también mis amigos de
Izquierda Unida, partido al que yo votaba entonces. Las asquerosas acusaciones
de Antonio Pérez Henares pertenecen a la nueva moda de la posverdad. O a lo que
toda la vida se ha llamado manipulación y propaganda, al echa mierda que algo
queda.
martes, 11 de julio de 2017
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