“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Los de arriba y los otros

Escribo esta columna antes de conocer los resultados de la votación de Podemos que termina a las doce de la noche. Va a ganar Pablo Iglesias, pero para mí es el perdedor. Por su endiosamiento, por su avaricia, por su juego sucio, por sus pataletas de niño mimado. Ha montado un proceso de votaciones a su imagen y semejanza para arrasar, aprovechando el aparato del partido.  Ya lo hizo anteriormente, imponiendo sus listas plancha con la excusa de la máquina de guerra para ganar las elecciones. E impuso en las listas a quien le dio la gana, y a Teruel le tocó algún candidato que no había pisado la provincia en su vida. Y no satisfecho con eso, ahora  ha amenazado con que dejará de liderar Podemos si su propuesta de estrategia política no gana en Vistalegre II. Esa es un órdago de chulo, de niño pijo, como aquellos repelentes de nuestra infancia que tenían un balón de cuero y había que dejarles hacer lo que quisieran, decidir las reglas, señalar las faltas y los penaltis a su antojo so pena de que se molestaran, se llevaran el balón y nos dejasen a los demás con dos palmos de narices. Iglesias quiere imponer un partido centralizado, un búnker en el que él y sus cuatro personas de confianza hagan y deshagan como les dé la gama y todos los demás sean una comparsa que llena las plazas y los estadios para aplaudir al líder y sacarlo en procesión. Una copia de los antiguos partidos comunistas. Un Carrillo con coleta. Junto a Montero, Espinar, Echenique y cuatro más que acumulan cargos y se han instalado en la política para permanecer durante muchas legislaturas, lo mismo que hacen los partidos a los que llamaban de la casta. Como comentaba el historiador y  sociólogo Emmanuel Rodríguez en un reciente artículo, Podemos se va a convertir en un partido con una cultura de ““trepismo” y lucha interna, y empujada a una peligrosa pendiente de desconexión de lo “social””. Se va a implantar en Podemos lo que Errejón, aplicado a otros partidos, ha llamado “un mecanismo de selección de la mediocridad, porque en general ha ido postulando hacia arriba a gente que se situaba con la posición que sabía que iba a ganar”. Ahora vemos claro quiénes son los de arriba y los de abajo.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues sí, buen artículo.

Entiendo que desde el punto de vista de quienes dicen querer cambiar las cosas desde las instituciones, ganar las elecciones para acceder al gobierno es crucial. Si de verdad quieres cambiar las cosas así, montarás un partido diferente, no sólo en algunas cosas, sino en muchas. Donde las voces sean escuchadas, donde la mayoría de las decisiones sean bastante participadas, donde se huya de caudillismos... etc. Porque si se puede o no se quiere hacer las cosas de otra forma... al final, el resultado, como es obvio, va a ser el mismo.
En lugar de adaptarse las instituciones y el clima político a Podemos (cuando "tocase" o se pudiese) se ha adaptado Podemos a las instituciones y al -sucio- clima político... de la política profesional de partidos. Son tantos ya los cambios a peor desde su nacimiento, en tan poco tiempo(¿en 2014 fue?), que resulta escandaloso y entristecedor.

No sé si llegarán a tocar poder -aunque sea en coalición- pero, con estos mimbres, me temo que sería el principio del fin de la ilusión de Podemos (para algunas personas). Más vale que puedan llegar a derogar algo, porque no quiero pensar qué harán y qué dirán cuando lleven varios años en el poder. De todas formas, está claro también que los de siempre harán lo posible y lo imposible por mantenerlos lejos del gobierno... así que puede que se queden en "Queremos pero no Podemos".

La única gran baza que les queda -y bien que la aprovecharán- es que los demás partidos mayoritarios huelen muchísimo peor que ellos y ellas. Eso, al menos, durante mucho tiempo, nadie se lo podrá negar.