Lo mejor de cada casa

A la política deberían dedicarse los mejores, lo más preparados, los más honrados. Lo mejor de cada casa. Pero resulta que no, que los que triunfan son los peores. La semana pasada fue notica la lideresa Esperanza Aguirre, quien afirmó que "los sueldos de los políticos sólo nos dejan ir a tiendas lowcost como Primark". Hace falta ser mala persona para soltar semejante barbaridad cuando tenemos millones de personas sin trabajo ni recursos suficientes y a miles de jóvenes con sueldos de miseria. Hay que ser mala persona, sin sentimientos, ni empatía, ni delicadeza; sin un mínimo de sensibilidad. Pero no es la primera vez que dice tontadas semejantes; en el año 2006 ya declaró que con su sueldo tenía problemas para llegar a final de mes. Un sueldo cercano a los 100 000 euros al años. Preferiría creer que esta señora tiene algún tipo de desequilibrio mental antes que considerarla en plenitud de sus facultades. Pero la realidad es otra. Esta semana hemos conocido la sentencia en la que se declara culpable de negligencia a la  presidenta de Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, en un caso de desvío de dinero público del que se benefició el empresario Bernard Tapie, amigo suyo y de su amigo Sarkozy. Pero es que el anterior presidente del FMI, también francés y también exministro de Economía como Lagarde, Dominique Strauss-Kahn,  tuvo que salir por piernas al verse involucrado en escándalos de proxenetismo y desvío de fondos. ¿Y quién presidía el FMI antes de Strauss-Kahn? Rodrigo Rato. Sí, el de Bankia, el de las tarjetas black,  el que aparecía en los Papeles de Panamá y no sé cuantas cosas más. Estos son los que deberían dar ejemplo, los mejores, los más preparados, los más íntegros. Lo mejor de cada casa. En el caso de FMI, se debería hacer una auditoría al departamento de Selección: en los tres últimos fichajes, el equipo de psicólogos y expertos en hacer las entrevistas no ha estado muy acertado. En cuanto a Esperanza Aguirre, si de mí dependiera, la obligaría a vivir durante unos años con un sueldo de 600 euros mensuales, hasta que se le ablandara el corazón y dejara de escupir estupideces.

Evaristo Torres Olivas