Ni repajolera idea

Después de las elecciones andaluzas, todo el mundo está dando sus opiniones y sus interpretaciones sobre los resultados. En muchos casos sin tener ni repajolera idea o contando la historia desde su particular trinchera.  Como yo tampoco tengo ni idea, desde mi trinchera, este blog, también lanzo mi particular visión del asunto. O más que emitir opiniones, hablaré de filias y fobias, tristezas y alegrías, me gusta y no me gusta, como en el Facebook.  Empezaré por lo que mayor tristeza me ha producido: la derrota del PP. Realmente me ha afectado mucho. Ha obtenido 33 diputados. Mi decepción se debe a que yo esperaba otra cosa: que se hundiera. Que en lugar de 33 diputados no hubiera obtenido ninguno. O uno, testimonial, para recordarnos a todos lo que nos espera sin los volviéramos a votar. También me ha entristecido la victoria del PSOE, la derecha amable, el lobo disfrazado de cordero, el gato por liebre. Hubiera querido su fracaso estrepitoso.  En cambio, me he alegrado de los 9 diputados de Ciudadanos. No por identificarme con su ideario, que no me gusta, sino porque le ha quitado votos al PP y ha borrado del mapa a UPyD, el de Rosa Díez, una política trepa, el mejor ejemplo de lo que no debe ser un representante. Espero que estos resultados aceleren su desaparición de la vida política. Y voy a terminar con los dos partidos con los que mayor afinidad tengo. El tremendo batacazo de Izquierda Unida no me ha producido ni alegría ni tristeza. Ha sido la crónica de una muerte anunciada. El lento deterioro de un enfermo en estado grave. Tiene su guasa que el partido que se define a sí mismo como el de la mayoría social haya sido colocado por esa mayoría  en la minoría, casi en la exclusión social, o al menos, electoral.  En Izquierda Unida hay que eliminar muchas capas viejas de dirigentes adheridos a su estructura, abrir puertas y ventanas para que circule el aire de las ideas y de la democracia. De lo contrario, el goteo de militantes y de votantes lo dejará exangüe. Yerto. Fiambre. Los quince  diputados de Podemos me saben a poco. Hubiera deseado más, muchos más. A partir de este momento se abre un nuevo periodo para el partido, pasar de la calle a las instituciones y demostrar que se tienen alternativas. Espero que no se contagien de la verborrea vacua de los que les rodean: no quiero  que me digan empoderamiento, ni hoja de ruta, ni centralidad del tablero, ni distintas sensibilidades, ni correlación de fuerzas, ni otras chorradas que solo sirven para hablar sin tener nada que decir. Estas son las reflexiones de uno que  no tiene ni repajolera idea. Como muchos otros.

Evaristo Torres Olivas