“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 2 de julio de 2014

La dimisión de Willy Meyer

En el país de los ciegos, el tuerto es rey. O érase una vez  un reino donde  dimitir es tan poco frecuente que si un político lo hace, sus fans y amigos  lo quieren  convertir en héroe. Es lo que ha pasado con la dimisión de Willy Meyer, eurodiputado de Izquierda Unida. Se apresuran a decir sus defensores que el señor Meyer no ha cometido ningún delito. Y es cierto. Participar en un fondo de pensiones gestionado por una sicav no constituye ni delito, ni falta, ni nada de nada desde un punto de vista legal. Tampoco es delito cobrar veinte millones de euros anuales por dirigir un banco o recibir un bonus desproporcionado por hundir una caja de ahorros. Ni siquiera es delito modificar el artículo 135 de la Constitución en pleno mes de agosto, de tapadillo  y a toda prisa. Pero por encima de lo legal están los principios, que son los pilares sobre los que se sostiene una organización. Izquierda Unida rechaza en sus programas y en su ideario la ingeniería financiera, la especulación y las sicavs,  y es firme defensora de la gestión pública y de las pensiones públicas. Lo sabe hasta el último militante de base. Combatir en los mítines las sicavs y participar en una es una acción tan “sacrílega” como ser vegetariano y comerse un cochinillo diario o pacifista y comprarse una ametralladora. Para magnificar la acción de Willy Meyer, sus defensores piden que los diputados de otros partidos que también suscribieron el mismo plan de pensiones, dimitan. No  estoy de acuerdo. Los eurodiputados del PP y del PSOE, Cañete e Inés Ayala, por poner dos ejemplos, no traicionaron ningún principio ya que sus partidos apoyan y defienden las sicavs. Pero no seamos malpensados y aceptemos la versión de Willy de que no conocía que el fondo lo gestionaba una sicav en Luxemburgo, aunque para ello tengamos que pasar por alto que el señor Meyer  tenía que haber sospechado que Izquierda Unida, sicav, paraíso fiscal y pensión privada son conceptos que no combinan muy bien. O también ignorar las palabras del político Ignasi Guardans que rechazó apuntarse a ese fondo cuando era eurodiputado: "Cualquiera con un mínimo de responsabilidad sabe que ese fondo de pensiones lo gestiona una sicav". También tendríamos que obviar que en Luxemburgo las sicavs son opacas y que no hay obligación de revelar el nombre de los partícipes, de tal forma que si los periodistas no descubren el pastel, nunca se habría sabido. Pongamos que ignoraba lo de la sicav. Pero no ignoraba que tenía un plan de pensiones privado. Y que por ese plan él aportaba un tercio y el Parlamento Europeo, o sea nosotros, los ciudadanos, dos tercios. Pero no hablamos de una cantidad simbólica: el eurodiputado aportaba 1.194 euros al mes mientras que el Parlamento Europeo aportaba el doble de esa cantidad -2.388 euros-. No está mal, más de 3.500 euros mensuales. Solo en pensiones. También debería haberse dado cuenta de que mientras las pensiones públicas en España se estancaban o subían una miseria, su plan privado tenía unas rentabilidades impresionantes. Y finalmente, el señor Meyer, que era miembro de la dirección federal, se enteraría de que a principios de legislatura en el Parlamento español, ya hubo revuelo en IU con  los planes de pensiones privados de Llamazares y otros diputados  y que finalmente renunciaron a ellos; pero él no dijo nada de lo suyo.
  Todo esto seguro que lo saben  sus defensores, entre los que se encuentra el coordinador del partido en Aragón, Adolfo Barrena; pero  se queja don Adolfo en su cuenta de Facefook que le parece “inaudita la bajeza moral de los inquisidores que, a pesar de haber dimitido, (no ha sido necesario cesarle, ni presionarle) siguen “linchándole””.  A continuación,  añade que el que ha dimitido  “es el mismo  Willy Meyer que vivió la cárcel del franquismo, que estuvo bajo las garras de Billy el Niño (torturador)….”. No es bueno mezclar asuntos, churras con merinas o confundir el culo con las témporas.  O se está a setas o a rolex, como el chiste. Que el señor Meyer fuera torturado por el franquismo, que Aznar o Madina sufrieran un atentado de ETA o que el abuelo de Zapatero fuera fusilado, no los hace mejores ni peores gobernantes, ni más honestos, ni les exime de nada. Lo único que reflejan esas acciones es la bajeza de un régimen fascista y los métodos criminales de una banda terrorista. Concluye el señor Barrena su defensa de Meyer afirmando que “es el Willy Meyer que, con la cabeza alta que puede mantener siempre una persona honesta, honrada, coherente y comprometida,  asume su error y hace su último trabajo público por Izquierda Unida”. No quiero ponerme a juzgar la honestidad, la honradez y el compromiso del señor Meyer. Pero sí la coherencia: no es muy coherente ser dirigente de Izquierda Unida y tener un plan privado pagado con dinero público. Tampoco creo que haya que elogiarlo  por hacer algo que debería ser normal en cualquier partido: dimitir por no respetar los principios básicos, los pilares de una organización. Ya ven, en el país donde nadie dimite, cuando uno lo hace, algunos lo quieren convertir en leyenda viva.  Sería más o menos, ahora que estamos con el Mundial,  como felicitar a un jugador que le da dado una patada a otro, por aceptar la tarjeta roja de expulsión.
  Y finalmente, IU que presume de transparencia, que publica los ingresos de sus cargos en la página web, ¿no sabía que el señor Meyer recibía de una institución pública una cantidad de dinero muy elevada para pagarse un fondo de pensiones? ¿Engañó el señor Meyer al partido o hizo el partido la vista gorda?

Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy sencillo. En un aentrevista con Carlos Ansina, Meller dijo que le llegaban tantos papeles a su despacho, que, durante años, no tuvo tiempo ni modo de enterarse de los recibos que le enviaban relativos a su fondo de pensiones.
¡Venga ya! Este tío nos quiere tomar por tontos. Todo el mundo sabe que, tras el escándalo, el partido le ha obligado a dimitir. Y sobre Barrena, uno de sus defensores, sólo hay que darse una vuelta por Zaragoza y ver la vida que lleva, a qué restaurantes va a a comer (él lo llama almorzar) y los sitios que pisa. En definitiva, "rojos" señoritos viviendo del cuento. Para cosa tal ya tenemos a los del PSOE, o a los del PP, que no se diferencian prácticamente en nada.
¡Hala, Evaristo!, cuidate, que a este paso te va a dar un infarto. U dos.

Christiane Domenech dijo...

Evaristo, soy Christiane, ¿cómo voy a compartir lo que escribes si no pones la "F" de facebook?