“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 26 de marzo de 2014

Para que nada cambie

Piloto, arquitecto, timonel, mito, héroe de la Transición. Forjador de la democracia. Inventor de otra España.  El artífice del consenso.  Esos son algunos titulares de los periódicos, dedicados a Adolfo Suárez. Y cientos de artículos de opinión que dicen todos lo mismo: que si fue el falangista rojo, que si pasó de la camisa azul a ser conductor del cambio. Y el Borbón  en la tele aprovechando la ocasión para lavar su deteriorada imagen y largarnos que Suárez y él son los padres de la democracia. Somos el país de la desproporción, de la exageración, de la hipérbole. Del esperpento. De las arrancadas de caballo y paradas de burro, porque pasado mañana ya nos habremos olvidado de todo. Pero de momento, a contar gilipolleces, repetidas hasta la náusea. Y a rebautizar Barajas con el nombre de Adolfo Suárez. Y a celebrar la misa del funeral en Ávila con medio centenar de cardenales, obispos y curas.
  ¿Tanto ha cambiado España para que montemos semejante número?  La España de hoy, cuyos cimientos dicen que  levantaron el Borbón y Suárez, es tan diferente a la del dictador de voz aflautada?  Sí, afirmarán algunos. En tiempos de Franco, los emigrantes eran jóvenes, analfabetos y viajaban en trenes de tercera, con maletas de madera o de cartón; hoy tienen carreras  y salen de España con mochila y volando con Ryanair. Hemos progresado, dirán. Yo no estoy tan seguro: como siga Wert con sus reformas y sus recortes, volveremos a tener analfabetos. Y como siga el ministro del Interior condecorando vírgenes, tal vez vuelvan los caudillos mesiánicos que gobiernan por la gracia de Dios. Va a resultar que Franco sí que lo dejó todo atado y bien atado. Suárez, un político gatopardista o lampedusiano que lo cambió todo parta que nada cambiara. Por ese motivo se le rinden honores militares, al Borbón le tiembla la voz en la tele como a Arias Navarro y su “españoles, Franco ha muerto” y cincuenta curas celebran el funeral para que don Adolfo ascienda a los cielos por la vía rápida. Con el aval de  medio centenar de barones varones de la Iglesia.
  En el futuro, conociendo el percal, seguro que al aeropuerto de Caudé lo renombran como José María Aznar y a Motorland, Circuito de Mariano Rajoy. Para que nada cambie.

Evaristo Torres Olivas
¿Otro gatopardo?
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este hombre fue, junto con otras muchas personas, el encargado de hacer de mamporrero entre el viejo régimen y el "nuevo" viejo régimen.

Una de las personas que se dedicó a hacer grandes cambios en la fachada para mostrársela a la población, mientras que la casa, por dentro, recibía una leve reforma que permitiera mantener los privilegios a quienes ya los tenían, además de admitir en las élites a un buen número de nuevos beneficiarios, necesarios para escenificar la democracia parlamentaria.

No hay más que ver los desfiles, las banderas, el agotamiento mediático, las mentiras, las hipocresías, las chorradas y los insultos a la población que se están profiriendo, la parafernalia de la secta católica -que parece el ministerio de solemnidades públicas- y, en general, todo el bombo que se le ha dado a esto... para plantearse seriamente en qué manos estamos.
Tantos y tan notorios son los valores negativos que el régimen agita y publicita cada vez que tiene ocasión, gobierne quien gobierne, que retrata fielmente la posición y la calaña de la casta gobernante.

Anónimo dijo...

Estoy con lo que dices. Pienso que trascurridos los años tenemos el resultado: corrupción galopante, ruina económica y ...ya veremos como acaba el tema catalán.
Sí, cambió algo para que todo siguiera igual o casi. ¡ Gracias Suarez y demás casta politica y económica! habéis ganado.
Una Transición que nos ha llevado a una democracia que está muy lejos del ideal en que creimos alguna vez.
ARB