El 20 de diciembre,
dos días después de mi intervención en el
ayuntamiento, el Diario de Teruel publicaba una noticia en la que se
decía que la concejala de mi pueblo a la que yo había criticado, que es además portavoz del PSOE en la
Comarca, criticaba a su vez al presidente de esa institución, Joaquín Juste
“por decir medias verdades” cuando hace referencia a la reducción salarial de
la presidencia con respecto al anterior presidente, el socialista López. Le reprocha Ana Cristina Lahoz, que ese es el
nombre de la concejala de mi pueblo y consejera comarcal, que “lo que no dice
es que el anterior presidente tenía dedicación exclusiva y Juste está a media
jornada”. Es decir, utiliza el argumento
de que solamente cuenta el presidente lo
que cobra pero no las horas que trabaja y por esa razón le acusa de decir
medias verdades. Precisamente lo mismo que ella hizo en la revista de mi pueblo
escribiendo que un diputado provincial cobra 1 230 euros netos, pero ocultando
que eso lo percibe por ocho horas de trabajo semanales. Manipulaciones de este tipo son las que nos
hacen mirar con recelo a los políticos.
No se puede ver la paja en el ojo ajeno y no darse cuenta de la viga de
hormigón armado que hay en el propio.
Evaristo Torres Olivasmiércoles, 22 de enero de 2014
Vigas de hormigón armado
Hace unos días asistí al pleno del ayuntamiento de mi
pueblo. En el turno de preguntas intervine para protestar por un artículo que
había escrito la teniente de alcalde en la revista trimestral del pueblo que,
paradójicamente, se publica una vez al año. En ese artículo escribía, entre otras muchas
cosas, que “los diputados provinciales tienen una nómina
de alrededor 1 230 euros al mes”. Lo que la concejala pretendía demostrar es que los sueldos de los
políticos no son tan desorbitados como la gente piensa. Me quejé de que en una revista subvencionada
por el ayuntamiento no se podían decir medias verdades o verdades a medias, o
simplemente mentiras. Porque 1 232,19
euros netos(1. 671,78 brutos) es lo que cobra un diputado raso con dedicación
parcial. Y por raso se entiende que no es portavoz de su grupo, que no tiene
ninguna delegación de área ni de servicio, que
no preside ninguna comisión informativa, que no asiste a ninguna sesión
de organismo autónomo ni entidad pública empresarial. Porque cada una de esas
responsabilidades ve aumentado el salario en unas cantidades nada
despreciables. Y ¿a qué está obligado un diputado raso para cobrar esos 1.230 euros limpios de polvo y paja? Pues a
tener una dedicación de 8 horas ¡a la semana! Sí, sí, han leído bien, ¡a la
semana! Pocos trabajos habrá que por tan pocas horas--que nadie controla-- cobren tanto. De todo eso
no decía nada la concejala y ese es el motivo por el que yo le reproché que nos contara medias verdades. La única
respuesta que se me dio fue que todo lo que se decía en ese artículo era
verdad. Mayor cinismo, imposible.
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A samugazos
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5 comentarios:
A estas alturas del cuento (y antes también, pero más disimuladamente) se la repanfinfla toda la crítica en este sentido que les puedas hacer.
Aunque esté bien denunciarlo, eso sí.
Las dinámicas y la retórica de quienes defienden hoy las siglas de un partido se basan en la más pura utilidad a los objetivos económicos y de poder de dicho partido y poco más.
Todo les vale para el teatrillo.
Enhorabuena por el artículo y por tu valentía. Denunciar estas actitudes, tan cínicas, de quienes se supone que representan los intereses de los trabajadores, no genera amigos precisamente.
Que representan ¿qué?
El alcalde y la concejala de tu pueblo son ejemplo de los que hacen de la "política" su medio de vida, su profesión.
Luego se extrañan de que estén tan desprestigiados.
Estos si que están por encima, que digo por encima, MUY por encima de sus posibilidades.
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