“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 10 de octubre de 2013

Las dos, una o ninguna

Publicado en el Diario de Teruel (10/10/2013)

Hay situaciones en las que tomar una decisión es muy difícil. En temas de salud, por ejemplo. La profesión de médico es hermosa aunque, a veces, el profesional debe enfrentarse a decisiones que podrían plantearle algún remordimiento de conciencia.
Cierto es que el saber científico, los protocolos de actuación, el trabajo en equipo y multidisciplinar reducen la incertidumbre, facilitan la toma de decisiones y rebajan la presión sobre las conciencias. Quisiera creer que siempre se trabaja así, pero a veces me surge la duda de que en algunos departamentos médicos falla la coordinación y cada uno actúa en función de su criterio, sin consultar con el equipo.
Recientemente, he estado acompañando a un familiar en el hospital. Anciano, con un abultado historial médico y en un proceso lento  de transición hacia la otra orilla, o hacia la nada, según las creencias de cada cual. Tras atenderle en urgencias, una doctora informó a la familia de que el estado del paciente era muy malo y que habría que amputarle las dos piernas. Al día siguiente, otra doctora de la misma especialidad opinó que, dada la edad y  el estado del enfermo, no recomendaba la amputación de las extremidades inferiores. Veinticuatro horas después, un tercer médico, también de la misma especialidad, recomienda una tercera vía: ni dos piernas ni ninguna; su propuesta consiste en amputar una sóla. Al día siguiente, una doctora, la cuarta, en este caso de otra especialidad, vuelve a la propuesta de que, dado la  edad y el  estado del enfermo, lo mejor es no cortar nada. Para no alargar demasiado el relato, hubo más opiniones de especialistas, unos que recomendaban no hacer nada y otros, amputar.
No quisiera hacer chistes fáciles de humor negro, pero la impresión que se transmite a los pacientes y a los familiares es que, en función del médico que te toque en suerte, te puedes quedar como estás, sin una pierna o sin ninguna. Además, se añade otra complicación. Lo razonable y aconsejable es que los pacientes y los familiares se rijan por los criterios de los profesionales de la medicina, que son quienes tienen los conocimientos, la experiencia, y los instrumentos de diagnóstico  necesarios. En nuestro caso, dado que el paciente, debido a su demencia senil, no podía decidir, fuimos los familiares quienes tuvimos que enfrentarnos en discusiones sobre si se operaba al enfermo o si se dejaba como estaba. Y ninguno de nosotros podía apoyarse en el criterio de autoridad  de los médicos puesto que éstos diferían en sus recomendaciones.
Todo lo anterior me ha hecho reflexionar sobre si, en los casos difíciles, los médicos deben decidir entre ellos cuál es la mejor solución y proponer a los pacientes y familiares una propuesta única, o si, por el contrario, deben hacer partícipes a éstos de sus propias dudas y diferencias de criterio.
En el caso de mi familiar, mientras se estaba todavía discutiendo entre los allegados qué hacer, el deterioro de su salud se aceleró y falleció.
Quiero terminar estas líneas con mi reconocimiento y agradecimiento al personal de enfermería y auxiliares de enfermería del Obispo Polanco y de San José—en su mayoría mujeres—por su entrega y dedicación a una profesión dura y tan necesaria para la recuperación de los enfermos o para cruzar a la otra orilla sin dolor y con dignidad.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

chocero dijo...

A una persona de 84 años con demencia senil y movilidad reducida, ¿amputarle las piernas?.¿Para qué? ¿Para que siga con su "sinvivir"?.

Ánimo Evaristo.