“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 21 de junio de 2013

Caralibro

Los inventos no son buenos ni malos, depende del uso que se haga de ellos. Esto es tan evidente que podría haberme ahorrado esa frase. Un buen ejemplo: las redes sociales. Facebook para ser más concretos. El éxito de esta red en todo el mundo se debe, como dice un humorista cuyo nombre he olvidado, a que tiene nombre inglés: face, cara y book, libro. Facebook, caralibro. Si hubieran puesto el nombre en español, cara de libro,  no habría entrado ni dios. Sé que la traducción correcta es el libro de las caras, pero entonces se le habría chafado el chiste al humorista y yo no lo podría utilizar para escribir esta columna. La verdad es que el caralibro y otros inventos pueden ser muy útiles para convocar a gente para una manifestación, para compartir noticias al instante, para hablar con amigos y familiares que están a miles de kilómetros, compartir fotos, música y poesías. Pero también sirven para poner en evidencia lo imbécil que es el género humano (o al menos muchos de sus miembros).  Hay gente que se levanta y va mear y lo facebookea y twittea. Pero ahí no acaba la cosa; los famosetes, famosillos y otra gente que vive del cuento,  utilizan las redes para que luego los periódicos y programas de televisión comenten sus chorradas. Sirva este ejemplo que he leído unos momentos antes de escribir esta columna: en una página digital aparecen unas fotos de Jessica Bueno, la ex de Paquirrín, con su nueva pareja, y debajo el siguiente comentario: “La pareja no se esconde y grita a los cuatro vientos en las redes sociales lo bien que está el uno al lado del otro”. ¡A quién narices le importa eso! Por las redes sociales nos enteramos de que al bebé de fulano y zutana le ha salido un grano en el culo, que Shakira y Piqué se quieren a rabiar y que la depiladora de la Pantoja se llama Marifé. Yo abrí una cuenta de caralibro y otra de pío,  pío (Twitter). Y también escribí dos o tres chorradas, hasta que me di cuenta de que era una pérdida de tiempo. Me pasa con eso lo mismo que con los móviles, otro invento cojonudo que se utiliza con frecuencia para gilipolleces. No soporto estar con una persona que mientras  habla conmigo está whatsappeando o esemeseando. Si eso sucede, me levanto y me voy.
Evaristo Torres Olivas

 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues yo, en general, no me levanto y me voy: depende de con quién esté y otras circunstancias. Pero eso sí, estoy hartx del dichoso "What's up?" (que si no equivoco es como se escribe en inglés la pregunta) y del internet en los móviles... pues es muy triste ver a tanta gente durante tanto tiempo estar todo el día con la vista clavada en la p-ta pantallita.
Me recuerda a cuando pasas un domingo por delante de un bar: en todos ves decenas de personas hipnotizadas por el fútbol.
Triste, sí, y muy preocupante.