Evaristo Torres Olivas
viernes, 12 de abril de 2013
Ni para la hoja parroquial
Este país no tiene arreglo mientras no cambien muchas cosas.
La primera, el nepotismo. Sirva de ejemplo de este vicio español el caso de
Hugo Miquele. Sí, ya sé que a veces soy
pesado insistiendo una y otra vez sobre lo mismo, pero es que el tal Hugo nos
castiga domingo tras domingo con sus columnas infumables en las páginas del
Diario. Ya no es solamente que no tenga ni idea de lo que habla, sino que se
inventa palabras y escribe con faltas de ortografía y una sintaxis de un niño
de siete años. No tendría demasiada importancia si esto lo hiciera un ciudadano
que manda cartas de vez en cuando a un periódico de baja tirada presidido por dos ignorantes como Carmen Pobo
(o Antonio Arrufat en la pasada legislatura). Lo que produce rechazo y una
pérdida total de confianza en el futuro de este puto país de sinvergüenzas y
vividores del cuento es que gente como Hugo Miquele no se limite a escribir los
domingos en un periódico como el Diario de Teruel, sino que alguien con tan
escaso bagaje es o haya sido jefe de prensa de las Cortes de Aragón, jefe de
marketing y publicidad del Gobierno de Aragón, asesor de comunicación, jefe de
informativos y director de contenidos de Antena Aragón, corresponsal de el
Periódico de Aragón en Teruel y redactor de RNE en Teruel. Con la lectura de
una sola de sus columnas es suficiente para dictaminar sin lugar a dudas que
esta persona no está cualificada ni para escribir unas líneas en la hoja parroquial
de un pueblo de treinta habitantes. ¿Cómo se puede elegir a alguien como
Miquele para ocupar esos puestos? La única explicación, el nepotismo. Alguien le ha colocado ahí no
por méritos profesionales sino por otros motivos. Don Hugo debe de ser hijo o
pariente de algún pez gordo del PAR. De
alguien a quien Biel, el clavico del abanico, también conocido por el que muele
gordo, le debe favores. Entiendo la mala leche que se les debe de despertar a
los periodistas de verdad cuando ven cómo
una persona como Hugo Miquele llega a trepar a la cúspide de la
profesión sin dominar las reglas más elementales del oficio. Es como si a uno
que toca el pito lo hacen director de una orquesta sinfónica. Este país no
tiene arreglo.
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A samugazos
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5 comentarios:
Sin restar valor al buen uso de la sintaxis y la gramática, si todo el mundo estuviera de acuerdo en que si tal o cual debe escribir o no en función de su nivel de habilidad con el lenguaje, ¿cuánta gente escribiría?
O dicho de otra forma, ¿cuánta gente escribe igual o peor que H. Miquele?
Si bien toda persona debería cuidar de su propio conocimiento e ir acrecentándolo según su tendencia y necesidad, hay que animar a que escriba y opine el mayor número de gente.
Y si la educación que les (nos) han dado es deficiente o insuficiente habrá que mejorar por el camino y para quienes vengan detrás, pero no por eso dejar de escribir.
Si cualquier trabajador, parada, etc... sintiera un ambiente social donde si manda un escrito con su opinión va a ser criticado por no escribir con absoluta corrección, no lo mandará.
No hablo de que no se invite a la persona desde su entorno cercano a que mejore sus conocimientos y estilo, pero sí de que mientras tanto todo el mundo pueda participar como el que más.
Si no, llegamos a una situación, cercana a la actual, donde sólo escribirían aquellos con un buen dominio de la lengua. Quedando la generación de opinión en manos, en gran medida, del pequeño ejército de apesebrados tertulianos, articulistas y pseudoperiodistas cuyo trabajo es defender diestramente el ideario oficial, al PPsoe y a otras formaciones similares.
Toda persona debe poder participar con su opinión, esté mejor o peor formulada. Debe primar el fondo y el acto de participar y opinar en lo de todos antes que las formas, sin dejarlas de lado.
Otra cosa es el caso concreto de Hugo Miquele, donde apesta su trayectoria, apesta lo que dice y apesta como lo dice.
Estoy de acuerdo con usted. Cualquier ciudadano puede expresar sus opiniones y no hay que exigir que tenga una ortografía y una sintaxis perfectas. Pero a los periodistas sí hay que exigirles esa corrección. Por los mismos motivos que a un médico le debemos exigir que acierte en su diagnóstico y a un ingeniero que no se le caigan los puentes. El estetoscopio y la calculadora del periodista son la ortografía y la sintaxis.Hugo Miquele no es un ciudadano que envía una carta al periódico para dar su opinión; es un señor que presume de periodista sin serlo, que cobra sueldo de periodista sin serlo y que ocupa un puesto para el que no está cualificado y lo ocupa porque lo han puesto a dedo. Por ese motivo he escrito esta y otras columnas: porque hay cientos de periodistas bien formados y con experiencia que están desempleados, u ocupando puestos de cajero de supermercado o vendedora de Zara, y otros como Miquele, que ocupan puestos para los que no están preparados.
El nepotismo "BIELISTA" lleva años bien pertrechado en la Comunidad; un ejemplo mínimo: el personal eventual adscrito a la Unidad de Protocolo y Gabinete de Comunicación de Presidencia (madriguera del PAR) y que la Rudi tuvo que ratifiar (volver a nombrarlos), entre otras muchas bajadas de pantalones o subidas de faldas, para llegar al poder. Ahí aparece D. Hugo Ismael Miquele Vela en su anterior empleo sinecura, como Asesor Jefe de Publicidad y Marketing.
Ver ANUNCIO de 29 de junio de 2012, de la Secretaria General Técnica de Presidencia y Justicia (B.O.A. del 19/07/12)
Perfecta la contestación Evaristo: TODA OPINIÓN DEBE ESTAR FUNDAMENTADA Y PARA HABLAR POR HABLAR QUE SE VAYAN AL PROGRAMA DE LA CADENA SER QUE CON EL MISMO TÍTULO EMITEN POR LAS NOCHES.
Soy la persona anónima del primer comentario.
De acuerdo pues, ya que no he negado en ningún momento que haya que exigir al profesional. O, como en este caso, exigir que haya un profesional en el puesto adecuado en vez de un "Hugo Miquele".
Saludos
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