Hoy le voy a hablar de dos impresentables. El primer impresentable es una impresentable.
Se llama Marina del Corral y es secretaria general de Inmigración e Emigración.
Cuando leí en la prensa sus declaraciones se me revolvieron las tripas. Por
varias razones que me tocan directamente. La primera, porque una de mis hijas, con
dos carreras, máster, idiomas, harta de que la exploten, la ninguneen, de alternar meses de paro con periodos de trabajos
infames, ha decidido pirarse de España, Estado español o como cojones queramos
llamar al invento. La segunda, porque mis padres y yo, como muchos miles de
españoles en los años cincuenta y sesenta, nos vimos obligados a largarnos fuera
para subsistir. Y ahora llega esta impresentable y vomita que los
jóvenes se piran por “espíritu aventurero”. Pero no se contenta con eso, sino
que más adelante añade que es “esencialmente positivo” que los jóvenes “hayan
dejado por fin de ser locales”. Igual que en tiempos de Franco, que nos
marchábamos para conocer mundo. El otro impresentable se llama José Ángel
Gurría y es secretario general de la OCDE. Gurría, mexicano, del PRI (ese
partido tan democrático, limpio y transparente), en una visita de 24 horas a
España, se ha desahogado a gusto. Ha pedido indemnizaciones aún más bajas para
los despidos improcedentes y ha despreciado a los parados afirmando que “un parado de larga duración puede haber
adquirido malos hábitos como el de no trabajar”. Escuchen el video e intenten
contener las arcadas; y fíjense en las imágenes y verán a personajes populares
(del Partido Popular): Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana. Dos grandes trabajadores
que nunca han dejado de trabajar y que nunca han adquirido malos hábitos. La
gestión de Rato en el FMI y en Caja Madrid ha sido impecable; y Eduardo
Zaplana es un político con una trayectoria inmaculada, sin ninguna sombra de
duda. Ante declaraciones y actuaciones de individuos como Marina del Corral y
Ángel Gurría, a los ciudadanos nos caben dos alternativas. La primera,
callarse, resignarse, hundirse en la miseria, rezar y esperar que nos toque la
lotería. La segunda, rebelarse, manifestarse, gritar, actuar; no dejar que
personajes de tan baja estofa nos sodomicen y socaven nuestra dignidad.
Evaristo Torres
Olivas
"El Papus", año 1977, hace 35 años. Me lo ha enviado mi amigo Antonio.
3 comentarios:
En cierto sentido, quizá lo peor de todo lo que nos están haciendo y lo que augura, sean los escasos años que han pasado desde que se moderaban y se mordían la lengua, esforzándose por transmitir un mínimo respeto a las personas a las que se dirigían, y la situación actual, en que si mañana nos dijeran que vamos a trabajar 12 horas todos los días, de lunes a sábado, por un máximo de 600 euros lo máximo a lo que se enfrentarían sería a una jornada de paro general (mal llamada huelga general) convocada por Ccoo y Ugt.
Hemos llegado a un punto en el que hacen y dicen lo que quieren, cómo y cuando quieren. Antes se nos reían al correrse las cortinas, ahora nos mean en la cara delante de los focos, de los micros, con luz y taquígrafos y, además, nos
echan la bronca.
Salvo las personas más mayores, pronto mucha gente va a enterarse de una vez por todas de qué es verdaderamente la "democracia" y el "estado de derecho" que les vendieron, compraron y aplaudieron.
Hola Evaristo. Un Saludo
Por cierzo, se repiten los congresos, las frases:
“por el cambio” “el cambio del cambio” “pedir perdón”
Redíos que tranquila vive la justicia en España, que ya tenemos las comisiones de investigación.
Por el otro cierzo lo mismico.
Las caras jeta, identicas a las de los 80, en lo nacional, provincial y en nuestro pueblecico (que altruismo por servir al ciudadano).
Y es que ya se sabe, los honrados, con una legislatura: “a gritar a la calle oiga”.
Alabados sean que el pueblo vota
Se nos estan meando y más,mucho más.Y lo que vendrá.La segunda:rebelarse.
Publicar un comentario