Estuve hace unos días en el vergonzoso acto de inauguración
del nuevo curso académico de la Uned de Teruel. Vergonzoso por muchos motivos.
El primero: más que un acto académico, aquello parecía un pow-wow—pronúnciese pauguau y no pobo, como la presi de la Dipu—del
PP. El segundo motivo: que en una mesa de la Universidad estén como estrellas
invitadas Carmen Pobo y Manuel Blasco,
dos de las personas más incultas de la casta política de Teruel. Y así
lo demostraron en sus deplorables intervenciones. En lugar de estar en la mesa
presidencial, lo que deberían hacer es matricularse en la Uned para cultivarse
un poco. El tercer motivo: que en lugar
de invitar a la lección inaugural a una persona prestigiosa del mundo
académico, se elige a Manuel Pizarro, que más que una lección, nos largó un
refrito nada original, mil veces escuchado, sobre las causas de la crisis y sus
remedios, de acuerdo, claro está, con sus ideas liberales y de defensa del
sistema capitalista, de libre mercado, o como se quiera llamar al engendro. El
cuarto motivo, que a Manuel Pizarro, para que no se viera demasiado el plumero,
se le presentó como presidente de Baker & McKenzie y académico de la
Academia de Jurisprudencia y Legislación. Nada se dijo de sus otros cargos
pasados, en bolsas, cajas y endesas; ni tampoco se mencionó su pertenencia al
PP. El quinto motivo, el exagerado despliegue policial. En lugar de tener a la
policía “apatrullando” la ciudad y persiguiendo a los malos, fundimos el dinero
público en enviar a los maderos a los actos pacíficos. El sexto motivo, la
actuación de la vicerrectora de Uned que presidía el acto, no dejando hablar a
una persona que quiso decir unas
palabras antes de la intervención de Pizarro. Adujo que se trataba de un acto
protocolario en el que no estaba prevista la intervención del público. Y para
asegurarse que así fuera, allí estaban el delegado del Gobierno, el comisario, inspector, o lo que sea, de policía de
Teruel y varios policías rasos (números creo que es la terminología oficial). Es lo que se llama matar moscas a
cañonazos. El séptimo motivo: reservar
más de tres cuartos del aforo para “personalidades”. A ver si se enteran de que
los actos públicos, son eso, públicos y para todos los ciudadanos. Reservar un
fila, bueno; reservar casi todo, un
abuso de poder. Lo único que estuvo bien y a lo único que aplaudí fue a la
entrega de diplomas a las veinticuatro personas que terminaron la licenciatura
en la Uned; y al pianista y la soprano que interpretaron media docena de
canciones, aunque una de las canciones, de la zarzuela La Gran Vía, decía en su
estribillo: ¡Aprende a sisar, aprende a sisar! No creo que fuera la más
apropiada con tantos políticos en la sala.
Evaristo Torres Olivas
Anuncio de un encuentro del PP
2 comentarios:
Y encima cobran.....
Esto no tiene arreglo, los mas tontos siempre en cabeza.
...y gente desalojada por querer decirle cuatro verdades a Pizarro: pura democracia española.
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