Evaristo Torres Olivas
martes, 17 de julio de 2012
Gastos inútiles
No suelo ir mucho a los bancos. Una o dos veces al año. No son sitios que me gusten. Si estuviera podrido de dinero, tal vez mi opinión fuera diferente. Hace unos días fui a un banco en Teruel. Como eran días previos a La Vaquilla, estaba abarrotado. Y durante la larga espera, me dio por fijarme en las medidas de seguridad que tienen los bancos. Ya a la entrada tienen un sistema de puertas blindadas dobles, de tal forma que una no se abre si la anterior no está cerrada. Las ventanillas del cajero están protegidas por un grueso cristal. Varias cámaras graban todo lo que sucede dentro del banco. El dinero no está en un cajón sino que sale de una caja blindada que entrega la cantidad exacta que el empleado teclea en la terminal del ordenador. Para que te entreguen una cantidad de dinero, además de la cartilla o la tarjeta de crédito, debes presentar el documento de identidad. Seguramente, se dispondrá también de un sistema de alarma conectado a una central que avisa a la policía en caso de algún incidente. Y tampoco me extrañaría que el banco subvencione a los empleados que asistan a clases de artes marciales. Como ven, los bancos se gastan un pastón para protegerse de los ladrones. Creerán que soy un irresponsable o el secretario general del sindicato de atracadores de banco si les digo que tantas medidas de seguridad no sirven para mucho. Cuestan mucho más dinero las medidas de seguridad que la cantidad que los chorizos robarían. Es como gastarse cien mil euros en el seguro de una casa que vale un tercio. O como poner una puerta blindada en la entrada principal del chalet y tener la puerta trasera, la del jardín, hecha de tablas finas de pino y alambre de gallinero. Todos esos sistemas de seguridad, además, no han servido para detectar a los verdaderos ladrones, los que han dejado un agujero de cien mil millones de euros, los que cobraban sueldos y primas y planes de pensiones millonarios por hundir a los bancos. A esos, los verdaderos ladrones, no los detectan las cámaras, ni las alarmas. Son capaces de atravesar puertas y lunas blindadas y destripar cajas fuertes sin necesidad de llevar pistola ni ponerse una media en la cara. Lo que se necesita es invertir en sistemas de seguridad que protejan a los ciudadanos de los banqueros.
Evaristo Torres Olivas
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A estacazo limpio
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4 comentarios:
Sí, a estas alturas y la gente, cuando piensa en un delincuente, todavía se imagina a un hombre joven con barba de 3 días pegándole un tirón a una abuela... .
Cuando siempre los más grandes ladrones han sido los ricos y poderosos.
Los mismos que nos educan para ver lo blanco, negro.
eL PODER FINANCIERO DEBE SER CONTROLADO POR EL PODER POLÍTICO. Lo que ocurre es que el poder financiero es la ratonera donde se refugia el poder político cuando empieza su declive en las urnas. Toda esta crisis es una mentira, simplemente es una reconversión hacia abajo para volver a subir y que vuelvan a ganar grandes fortunas los de siempre.
Bertolt Brecht ("La ópera de los tres centavos", estrenada el 21 de agosto de 1928 en Berlín): "¿Quién es más ladrón, el que asalta un banco o el que lo funda?".
Pues a mi me han dicho que el que antes subastaba los palcos de la merienda de la Vaquilla no cobraba, y por lo que dicen por ahí al que han puesto ahora le pagan un dinero.
¿No será verdad, verdad?
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