“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 16 de enero de 2012

Botines y tesoros

Hoy no voy a hablar de España. Ni de los políticos de Teruel ni de nuestros banqueros con nombre de borceguí (pero también de beneficio que se obtiene de un robo, atraco, estafa, saqueo o pillaje). Hablaré de un país hermano. De Italia. Ese hermoso país con forma de bota.  En Italia tienen la fea costumbre de no pagar impuestos, empezando por su ex primer ministro, don Silvio Berlusconi. Y además está bien visto. Si todos los italianos pagaran los impuestos que les corresponden, la relación deuda-PIB sería del 80% en lugar del 120%. Solamente apoquinan los que no pueden escaparse, los que tienen una nómina. El 36% de los contribuyentes hacen trampa con el IVA y si son empresarios o autónomos, esa cifra se dispara. Se calcula que el dinero negro supone un 17,5 del PIB. Italia también tiene personas cuyo apellido les hacía también predestinados a ser ricos. Es el caso de Giovanni Montresor--mi tesoro en francés--. Don Giovanni, podrido de dinero y famoso constructor, sólo declaró seis euros en 2010. Italia es también el país donde más baratos son los coches de lujo. El pasado diciembre, la Guardia  di Finanza, cuerpo policial italiano especializado en el contrabando, la criminalidad financiera, el reciclaje del dinero negro y la invasión impositiva, entre otros, realizó un muestreo en el norte del país: los agentes pararon a 251 propietarios de coches de lujo: 41 eran personas con ingresos que no alcanzaban los 30.000 euros anuales y 118 vehículos estaban registrados a nombre de empresas que habían declarado pérdidas el año anterior. Conclusión: que en Italia regalan los coches de lujo. O también puede ser que los propietarios de esos coches son más mentirosos que Sara Montiel con su edad. Toda esta información la he obtenido de un artículo de Pablo Ordaz, corresponsal en Roma del diario El País. Don Pablo concluye su escrito diciendo que Italia no es el país más tramposo de Europa. Hay uno que lo supera, dice. ¿Adivinan cuál? Yo no lo digo; al principio de esta columna he prometido que no iba a hablar de España, ni de políticos de Teruel ni de los banqueros con nombre de borceguí.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Anónimo dijo...

Caro cognato, si vede che conosci bene l'Italia e le italiani!

Tanti auguri nel nuovo anno!
Un abraccio, perillán.