“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 13 de enero de 2012

Lucía de Teruel, Spain [sic]

El título de esta columna no se refiere a Lucía Gómez, la que fuera alcaldesa de Teruel, sino a otra Lucía de Teruel que descubrí casualmente en la propaganda de un blog de la edición electrónica de un diario. Me llamó la atención la foto, la misma que encontrarán más abajo, e hice clic. Y me encontré a Lucía. El primer día Lucía era de Teruel, Spain [sic]. Mientras escribo esta columna, Lucía es de Caminreal, Spain. Cuando usted la lea, tal vez sea de Cella, Spain o de Villarquemado, Spain. Un engaño de esos en los que dependiendo desde dónde se conecta uno,  el lugar de origen del protagonista de la historia coincide con el del lector. Viejo truco de la publicidad engañosa y que funciona de maravilla para engañar a los incautos. Nos venden una crema milagrosa. Ni botox ni cirugía ni leches. Bueno, leches sí, porque por seis euros la leche milagrosa te deja la cara como la de Lucía. Vemos el antes y el después. En la primera foto,  Lucía tiene cerca de sesenta años. En la segunda, dos semanas después, y previa aplicación del potingue, Lucía tiene menos de treinta. Es lo que dicen. Para darle mayor credibilidad al asunto, incluyen comentarios elogiosos de supuestos usuarios, pero no dejan que el lector añada ninguno. Parece ser que la crema funciona mejor en mujeres que en hombres porque solamente escriben dos hombres, aunque uno de ellos es para recomendarle la crema a su mujer. Hay que apresurarse porque advierten de que “las muestras gratis expiran el 12 de January [sic]”. Pero el mayor timo no es ese sino lo que viene en la letra pequeña, un texto escrito en inglés. Entre otras cosas dice que tanto las fotos como los testimonios son ficción, inventados, pura propaganda. Pero además, y esto es lo gordo, si haces el pedido de las cremas por seis euros (para cubrir el transporte dicen) a los quince días, si no has devuelto las cremas, te facturan 190 libras (un huevo). Pero además de devolverlas, hay que llamar a un teléfono que, y esto lo pienso yo,  estará siempre ocupado. Este sistema no es exclusivo de estos estafadores. Nuestra Telefónica hace lo mismo. Intenten darse de baja en las tiendas de Telefónica de Teruel. Imposible. Hay que hacerlo llamando a un número de teléfono. Y llamas y te contestan, si es que contestan, desde Buenos Aires o Tegucigalpa; te marean, atontan, cabrean, pero darte de baja es prácticamente imposible. No me lo invento, me me pasó en diciembre. Y me acuerdo todos los días de los muertos más recientes de los cabrones que nos roban con total impunidad.

Evaristo Torres Olivas




No hay comentarios: