“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 9 de enero de 2011

¿A qué huelen los ángeles?

Ya me parecía a mí que tardaba demasiado el papa Benedicto en contestarle al físico Stephen Hawking por decir que Dios no es necesario para explicar el origen del universo. Ha aprovechado el día de Reyes para largarnos sus teorías. Seguramente,  será porque ese día es la fiesta de la ilusión para los chavalillos que esperan sus regalos. O tal vez, porque ilusión también significa concepto, imagen o representación sin verdadera realidad, sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos. Y, desde luego, hay que ser muy iluso o echarle mucha imaginación para tragarse las explicaciones que da la Iglesia. “No debemos dejarnos limitar la mente con teorías que siempre llegan sólo hasta cierto punto” ha sermoneado Su Santidad. Y a continuación ha añadido que debemos “descubrir en la belleza del universo la sabiduría del Creador pero no mirando con cualquier telescopio, sino con los ojos profundos de la razón”. Pues "apañaos" estamos. Porque, si aplicamos la razón, cuesta creer que Dios es uno y trino o que una mujer se quede embarazada por obra del Espíritu Santo en forma de paloma. Lo que distingue precisamente las teorías científicas de las explicaciones de los ilusos es la razón. Cierto que la ciencia no lo explica todo, cierto que la ciencia se ha equivocado, pero tiene un metodología que le permite desechar las teorías equivocadas cuando los hechos evidencian el error. La Iglesia procede al contrario: si los hechos rebaten la teoría, niegan los hechos. La ciencia ejercita la razón; la Iglesia, la sinrazón. La ciencia progresa; las creencias de la Iglesia están igual hoy que hace dos mil años. Mientras los científicos observaban, medían, pesaban y calculaban, los obispos se dedicaban a discutir si los ángeles tenían sexo o las mujeres, alma. Los investigadores, utilizando el método científico, han alumbrado nuevos conocimientos; la Iglesia, mientras, ha utilizado la lumbre para quemar en la pira a aquellos que osaron, a la luz de la ciencia, cuestionar las pamplinas, paparruchas, sandeces y majaderías de la jerarquía eclesiástica. La “razón” de la Iglesia, a la que apela el papa Benedicto, consiste en tardar cuatro siglos en reconocer que Galileo tenía razón.

Evaristo Torres Olivas

2 comentarios:

Abogado dijo...

Junto con los políticos y sindicalistas son los charlatanes de la era moderna. La religión es todo lo contrario a la ciencia, está basada en cuestiones de fe, es decir creer por creer.

Anónimo dijo...

Maticemos: junto con los sindicatos y cúpulas de sindicalistas subvencionados -comprados- por el estado para dar apariencia de vida y opción sindical... sin peligro alguno de confrontación seria, ni de cuestionamiento, ni de hacer peligrar los privilegios de la minoría de siempre, que siguen robando el dinero de la gente por tantas vías distintas y con tantas excusas que es hiriente además de trágico.

Saludos