Algunos políticos creen que son la última cocacola del desierto, el pitorro de la olla exprés, el cocodrilo de Lacoste o, para decirlo en lenguaje cursi de las canciones acarameladas, el postrer arrebol del cielo estival. Leo o escucho sus palabras y me entran ganas de echar la pota. Así me ha sucedido con Francisco Álvarez-Cascos, exministro aznarí. No es que me preocupe mucho lo que pasa en el PP; o para ser más claro, cuanto peor le vaya al PP, cuantos más embrollos tenga, más me alegro. Y es que, como habrán podido adivinar, el PP no está entre mis partidos de cabecera ni es un club del que quisiera hacerme socio. Al más puro estilo Ferrer, Álvarez-Cascos dice que se va del partido porque no hacen lo que él desea y amenaza con crear una especie de PAR asturiano, del que él sería el Biel. Pero eso no es lo que me cabrea, que a fin de cuentas, cada cual es libre de hacer el chorras como le plazca. Lo que me produce arcadas, contracción de la musculatura abdominal y relajación del esfínter esofágico, es la retórica grandilocuente del que se cree el elegido de los dioses. En una rueda de prensa va el tío y suelta que está “disponible para ponerse al frente del reto gigantesco de construir una nueva Asturias”. Se ofrece como Gran Arquitecto de Asturias, como Principio Creador. Pero no se limita a eso, también añade más adelante que quiere “recuperar el orgullo de ser asturiano” y para ello no duda en sacrificarse por los suyos: “Estoy dispuesto a intentarlo”, afirma. Y para adornar su gesta con palabras, seguramente pensando en la inscripción que le gustaría que figurase al pie de la estatua que el pueblo asturiano erige a los héroes como él, sentencia: “La acción es la única fuerza para cambiar el destino”. Pero al final la caga, como les ocurre a todos los farsantes, y al ínclito Álvarez-Cascos se le acaba el repertorio de frases ilustres y recurre a la jerga vacua de los politiquillos de medio pelo para rematar su discurso con la exhortación de “trabajar juntos para tirar del carro”. Como los bueyes que doblan la frente, impotentemente mansa. Seguramente, para él se reserva el puesto de carretero, con la zurriaga en la mano. De Führer, Duce o Conducator.
Evaristo Torres Olivas
sábado, 8 de enero de 2011
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2 comentarios:
Evaristo: el PP no es distinto a los demás partidos que tenemos que soportar los ciudadanos. Salvapatrias e imbéciles los hay en todos, pero la diferencia es que Alvarez-Cascos no decide por mí y ZP sí.
Te da igual, Álvarez-Cascos no es ni la mejor ni la peor escoria entre todas las que te van a mandar, gobernar, torear y putear de aquí hasta el día que mueras, tú y todas las demás personas sometidas al imperio de esta gentuza.
Ahora será ZP, mañana otro del PP, más tarde otro del P(so)E, y así... .
¡¡Viva la democracia y la participación ciudadana!!
¡¿Es encantador vivir en un país democrático, verdad!?
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