La interiorización

Un juez de Granada ha condenado a tres años de prisión y a una multa de 300 euros a la madre de un alumno por “coger del pelo a la profesora de su hijo, propinarle un empujón y lanzarla contra la pizarra”, y todo en presencia de niños de cinco años. La edad es algo muy importante en este asunto porque, según el juez, es en esos años cuando los chavalines " empiezan a interiorizar las normas de convivencia, y a los que resulta gravemente perjudicial para su educación observar la imposición violenta y agresiva". No seré yo quien se oponga a algo tan sensato dicho por un juez y contrastado por sesudos estudios de psicólogos, pedagogos y otros profesionales que entienden de estas cosas. Pero al leer esa noticia, me he puesto a pensar en otras situaciones en las que los críos de esa edad están expuestos a la “imposición violenta y agresiva”. En el mismo lugar en que leía la noticia, un bar de carretera, una familia estaba comiendo. Una madre, un padre y dos niños. En la pantalla de plasma enorme y a todo volumen, Bud Spencer y Terence Hill se lían a mamporros, a tiros y a cuchilladas con unos mafiosos en uno baños turcos, sauna, spa como se llamen esos sitios en los que la gente se pasea con la toalla liada a la cintura. Todos los parroquianos, incluidos los niños, atentos a los sopapos que se atizan. Y entonces pienso en otra de las frases de la sentencia del juez de Granada: “La acusada irrumpió en el aula con violencia y mostró el grado de educación y civismo más bajo que podía mostrar". Y también pienso en los programas de telebasura en los que los “famosos” se insultan, gritan, cacarean. Y en las reyertas de los políticos en horario infantil. Supongo que los niños, como dice el juez, también interiorizarán esas normas de conducta que ven en la tele y le resultará perjudicial constatar que la “razón” se impone a hostia limpia, a puñalada trapera o con insultos tabernarios. No estaría de más que algún juez tuviera la valentía de imponer la emisión de los debates de los políticos a las dos de la mañana, a la misma hora en que se emiten las películas guarras. A veces pienso que los jueces son duros con los débiles y débiles con los duros.

Evaristo Torres Olivas