“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 2 de diciembre de 2010

Entre Pinto y Valdemoro

Escuchamos con frecuencia que la línea que separa la genialidad de la estupidez es muy delgada. Tampoco está clara la frontera entre la cobardía y la valentía. De ahí que entendamos la duda de Financial Times cuando el pasado 26 de noviembre afirmaba que Zapatero es “muy valiente o muy estúpido”. Además, en estos asuntos, los juicios, diagnósticos y opiniones, son a menudo interesados. Hablando de Zapatero, si solamente leemos las hagiografías de Yolanda Casaus y de otros políticos ignorantes, Zp es un santo varón, la eminencia gris del socialismo. Dios. Claro que la técnica burda que utilizan es tan de fiar como la de los tratantes de ganado que ocultan la cojera del burro que te venden y que lleva por nombre Zabulón, o Zb. Para los fundamentalistas del PP, como la ínclita Ana Marín Pérez, que con frecuencia nos regala tribunas incendiarias en el Diario de Teruel, Zapatero es un cero o “zero” a la izquierda. Una tercera aproximación al asunto, nos la dan aquellos militantes que lo fueron todo en el partido, y ahora pintan poco. Es el caso de Joaquín Leguina. Para el ex presidente de la Comunidad de Madrid, Zapatero pertenece al club de “aquéllos que, sin oficio ni beneficio previos, llegaron a la política para hacerse fotos”. Finalmente, tenemos el método de aproximación de Forrest Gump, “tonto es el que dice tonterías”, que tampoco resuelve mucho: podemos estar de acuerdo con la frase pero el problema está en saber qué es una tontería. Por ejemplo, cuando Zapatero dijo que “hemos alcanzado a Italia y pronto alcanzaremos a Francia”, ¿se trataba de una tontada, una gilipollez, una sandez? ¿Se trataba, por el contrario, del dictamen de una mente brillante? No importa que Zapatero hubiera aprendido toda la economía que hay que saber en dos tardes con el maestro Jordi Sevilla. Si realmente es un prodigio, no necesitaba más. Como ven, hay gustos para todo cuando hablamos de personajes que están en la frontera, entre Pinto y Valdemoro. Para unos no son ni chicha ni limonada y para otros valen un potosí. ¿Tiene razón Casaus? ¿Se equivoca Marín Pérez? ¿Es Leguina un resentido? ¿Es tonto Forrest Gump? ¿Qué opinan del Financial Times?

Evaristo Torres Olivas

3 comentarios:

Abogado dijo...

Haciendo el análisis sin ser un estómago agradecido, el dictamen está claro: Son tontos. Sólo a un idiota (que es el grado máximo de tontura) se le ocurre decir que " la Tierra no pertenece a nadie, salvo al viento" ó lo del acontecimiento interplanetario.

Eto dijo...

Aquí de nuevo, hay división de opiniones: Lo de la "Tierra no pertenece a nadiem salvo al viento", es una frase bonita, tomada de la carta del jefe indio Seatle al presidente de los Estados Unidos. Para la otra, pronunciada por Leire Pajín, no tengo explicación racional.

Abogado dijo...

Será una frase bonita pero carente de lógica, sentido común, raciocinio y explicación racional. la Tierra pertenece a todos los seres que la habitan y punto.