Con frecuencia, las declaraciones de algunos políticos nos asombran por su superficialidad y simpleza. Tienen estos políticos simplones unas cuantas frases hechas que utilizan para lo que sea, lo mismo para hablar de los presupuestos, las subvenciones o lo que se gastan en llenarnos las calles con sus carteles de propaganda electoral. De lo que se trata es de hablar por hablar, encadenar una frase tras otra, durante mucho rato, para al final no decir nada o las mismas obviedades de siempre. Tomemos el ejemplo de doña Eva Almunia, consejera de la Presidencia del Gobierno de Aragón y candidata a la presidencia de la DGA en las próximas elecciones. En su comparecencia ante la Comisión de Economía de las Cortes para explicar los presupuestos de 2011 de su departamento, soltó las siguientes perlas: “La contención del gasto no va a afectar a la eficiencia en la gestión de las competencias que tiene encomendadas”. Más adelante añadió que el presupuesto de su departamento es “austero y equilibrado” y que “está en la misma línea de contención que el conjunto y se basa en el rigor”. Para decir eso, no es necesario desplazarse a las Cortes, gastar perras en calefacción, luz y cafés y sobre todo malgastar el tiempo de los parlamentarios para contarles milongas. Cuesta imaginarse a un directivo de una empresa que se presenta ante el consejo de administración y como argumento para que le aprueben las cuentas les suelta que su plan es austero, riguroso, equilibrado y que va a servir para gestionar las competencias que tiene encomendadas. Eso, como el valor en la mili, se le supone a cualquier directivo. Y si no añade más “chicha” a sus explicaciones, el directivo o directiva durará en el puesto dos telediarios. Pero en la Política, se puede perfectamente permanecer durante años soltando tontadas u obviedades sin que nadie se sorprenda ni exija más explicaciones. Seguro que la señora Almunia piensa que su intervención ha sido brillante y no le falta razón: cuando no se conoce la excelencia, uno se conforma con la mediocridad; o para que se entienda mejor: quien no ha comido jamón bueno, la mortadela de olivas le parece un manjar.
Evaristo Torres Olivas
viernes, 26 de noviembre de 2010
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3 comentarios:
Si en estos tiempos que corren, los presupuestos para 2011 se caracterizan por la austeridad, rigurosidad,equilibrio y, encima son eficientes, creo que los ciudadanos pedimos estos calificativos para todos los años, pero me surge la duda:¿cuando teníamos "las vacas gordas" qué hacían con el dinero de todos? La respuesta es fácil: REGALARLO.
Para discursos vacuos los de Marcelino Iglesias; nunca he encontrado nada sustancial en sus pláticas y confieso que he puesto empeño en encontar alguna enjundia, pero nada. Como embajador en la ONU no tendría precio.
Su sucesora, Almunia, parece que sigue por su misma senda, como los carteles que invadieron Aragón hace unas semanas pretendían sugerir. Por cierto, esos carteles que no los habrán copiado de los de Corea del Norte; al fonso el padre, delante el sucesor, el hijo, los dos con semblante místico, de altas miras, para que estemos tranquilos; ellos cuidarán de nosotros.
Más que regalar el dinero,que también, lo que hacían era gastarlo, mayoritariamente, en gilipolleces, atentados ecológicos o en complacer, obras mediante, a amigos y acreedores.
Regalarlo, en nuestra cara y a la luz del día, es lo que han hecho con los bancos. Pero claro, los ladrones de altos vuelos rara vez van al talego y de hacerlo salen pronto, que hay medios.
¿Qué más da si sus discursos son vacuos o no?, al fin y al cabo en el poder son todos iguales y los resultados ya los conocemos.
Buen día
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