“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

domingo, 23 de mayo de 2010

Viaje en el tiempo

Confieso que soy un zote para las ciencias. No entiendo nada pero siento admiración por esas cabezas privilegiadas que nos hablan de agujeros negros, de viajes intergalácticos y de aceleradores de partículas. A veces, me torturo leyendo libros y revistas científicos para poner en evidencia mi ignorancia y mi ceporrez. El físico británico Stephen Hawking publicaba un artículo en el tabloide Daily Mail hace unos días al que no hay manera de meterle mano si uno está tan poco dotado como yo para ese tipo de saberes. En tío pretende convencernos de que es posible viajar en el tiempo. Dice que, además de las tres dimensiones, largo, ancho y alto, existe otra, el tiempo, que es la clave para viajar al pasado o al futuro. Y para ello nos habla de agujeros de gusano que viven en espuma cuántica. Los boquetes de gusano serían como túneles del tiempo supermasivos. Pero luego se contradice, porque sostiene que lo de viajar al futuro es fácil pero hacerlo al pasado es más chungo. Imaginen, argumenta, que un señor retrocede en el tiempo y le pega un tiro a su yo del pasado. Esto no es posible porque violaría una de las leyes fundamentales que gobiernan el universo: que las causas siempre preceden a los efectos. Entonces ya sólo nos queda la posibilidad de viajar al futuro, y aquí el quid, según Hawking, es la velocidad: para viajar al futuro hay que ir a toda hostia. Y para llegar a esa conclusión, el genio británico ha necesitado un artículo de casi trescientas líneas, cuando cualquiera con dos dedos de frente puede obtener el mismo resultado en dos segundos. Imaginen que en Teruel hubiera un tren AVE para ir a Zaragoza y que un amigo y yo queremos visitar el Pilar. Yo viajo en AVE y él en un cacharro que tarda cuatro horas y para en todas las estaciones. Cuando yo llegue a Zaragoza, podré adivinar, con una antelación de tres horas y media, lo que se encontrará mi amigo en el futuro. Si esto lo aplicamos, además de a los trenes, a las carreteras y a las industrias, entenderemos por qué Teruel vive, en muchos aspectos, en la época de las Bodas de Diego e Isabel, mientras que otros ya hace tiempo que se han instalado en el futuro. Nos falta velocidad. No sé si me entienden.

Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 23/5/2010

1 comentario:

A. C. dijo...

Bravo. Gran columna.