En las democracias, cuando los ciudadanos no están contentos con el partido que gobierna, pueden elegir a otro en las próximas elecciones. Eso es en teoría, porque en la práctica los sistemas electorales están diseñados para que las posibilidades se reduzcan a unos pocos. En nuestro caso, a dos. Algunos expertos en estos asuntos justifican el bipartidismo aduciendo que facilita la formación de mayorías estables que permiten la gobernabilidad. El problema surge cuando la alternativa a un gobierno malo es otro peor; o para expresarlo con las palabras que el escritor Andrés Neuman recoge de una ciudadana venezolana en un reciente libro: “Es que ni siquiera podemos apoyar a la oposición. No somos chavistas, pero aquí la oposición es nazi”. Y esto es lo que nos está pasando en España. Tenemos un Gobierno totalmente desorientado, que improvisa de un día para otro. Un día regala 400 euros para todos, 2500 por el nacimiento de un hijo y a los pocos meses lo quita. Niega que haya crisis, promete un crecimiento infinito y al poco tiempo nos presenta un panorama con un 20 por ciento de desempleo y una deuda insostenible. Se le llena la boca con la protección a los más desfavorecidos y sube el IVA. Lo que le llega al ciudadano es que este gobierno reacciona cuando se lo dice Obama o le obliga la UE. No hay en el Gobierno ninguna figura de peso en materia económica. Antes, con Solbes, al menos se transmitía una sensación de confianza, pero la nueva vicepresidenta para asuntos económicos, Elena Salgado, proyecta una total sumisión y la impresión de que no sabe por dónde ir. El gran problema para los españoles es que la alternativa, el PP, es peor. Metidos en escándalos de corrupción, incapaces de llegar a acuerdos con el Gobierno en algo tan necesario como la Educación, con un Cristóbal Montoro, portavoz de asuntos económicos, catastrofista y destructivo, una lideresa, Esperanza Aguirre que destila veneno en cada una de sus intervenciones, y un Mariano Rajoy, impotente para poner orden en el partido, y que transmite todavía menos confianza que Zapatero, que ya es decir. Saldremos de Málaga y nos meteremos en Malagón.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 14/5/2010
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5 comentarios:
Don Evaristo, es cierto y lamentable, pero lo que hay ahora no sabemos a dónde nos va a llevar. Un amigo, al que no puedo acusar precisamente de ser de derechas, afirma con pesar que por lo menos con el PP sabes lo que hay (otra cosa es que te guste), pero con estos tíos del PSOE no sabes a qué atenerte. Tampoco creo que cambien mucho las cosas con ellos, pero algo de higiene es necesaria. Y lo dice alguien que en la vida ha votado ni votará al PP.
Dice sobre Cristóbal Montoro que es catástrofista y destructivo. Estoy con usted en lo de catástrofista para nada en lo de destructivo, de cualquier forma; ¿el tiempo no le ha dado la razón?
Ejemplo de actitud destructiva: Dijo Montoro hace ya meses, creo que cuando la campaña de las últimas elecciones generales: "El señor Solbes es un experto en atraer crisis a España", como si Solbes tuviera más culpa que por ejemplo Bush. Montoro criticaba la gestión de las cajas de ahorros en los lugares gestionados por los socialista, y tenía razón, pero las de los sitios en los que gobierna el PP, no son mucho mejor, y si no ver lo que se pretendía hacer en Madrid. Es fácil tener razón a toro pasado y acusar al PSOE, con toda razón, a la vista de los resultados, pero es que las autonomías gestionadas por el PP no son ningún ejemplo de buen gobierno: Madrid, Valencia, etc. Y eso es ser destructivo. Montoro alarma con el nivel de deuda y el problema no es la deuda sino el déficit. España tiene mucha menos deuda que Francia, o Alemania, por poner dos ejemplos. Y eso también es ser destructivo.
“Dime cuanto tienes y te diré cuanto puedes endeudarte”. Francia y Alemania tienen más capacidad de endeudamiento que España porque tienen más capacidad de pagar. De ahí viene lo del diferencial con el bono alemán, en España es más alto que Francia porque Francia es más solvente.
Montoro sale airoso de una búsqueda de declaraciones en Google, y no a toro pasado, desde antes de la crisis. Solbes no, ni de coña; y si lo hace con Zapatero sentirá vergüenza ajena.
La Economía y la economía, se pueden resumir con lo que decía el personaje del programa de humor de José Mota: las gallinas que entran por las que salen.
Si salen más gallinas de las que entran, en poco tiempo nos quedamos sin huevos y sin pollo.
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