“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

viernes, 31 de julio de 2009

El chino mandarín

Ojo al dato. Reza un titular de estos días: “Font de Mora cambia el inglés de Ciudadanía por el chino. El mandarín será materia optativa en el País Valenciano”. Alejandro Font de Mora es el conseller de Educación de nuestros vecinos de Valencia. Un intelectual. Un político capaz de anticipar el futuro. Entre el pueblo chino y el pueblo valenciano hay muchas similitudes, como todo el mundo sabe. A unos y otros les encanta el arroz y las coincidencias entre Las Fallas y El Año Nuevo Chino son evidentes: no faltan ni colorido, ni petardos, ni fuego. No es de extrañar pues que se mande a tomar viento el my mother is in the kitchen de los cabrones de la pérfida Albión y se sustituya por wode muqin zai chufang, que, como podrán comprobar, suena mucho mejor. Los escolares valencianos aprenderán a decir Roque gou meiyou weiba (el perro de Roque no tiene rabo) y san ge kebei laohu chi ji xiamomai (tres tristes tigres triscan trigo en un trigal). Dejarán de hablar el chino macarrónico que usamos el resto y que consiste en cambiar las erres por eles como en la frase citada más arriba, el pelo de Loque no tiene labo u otras que no me atrevo a traducir por vulgares e indecentes como los perros del Curro no me dejan dormir.
Este es un primer paso, el inicio de una gran amistad entre dos pueblos. Seguramente en los próximos meses se propondrá el hermanamiento de Beijing con Benidorm, Alfafar o Burriana. La conocida cadena de grandes almacenes, El Corte Inglés, cambiará su nombre en la Comunidad Valenciana por el de El Corte Chino y las tiendas de todo a euro, conocidas despectivamente por los chinos, pasarán a ser boutiques de lujo en las que se venderán imitaciones de las mejores firmas internacionales. De esos establecimientos saldrán los trajes regalados al president Camps y los bolsos a la alcaldesa Barberá. Por mi parte, quiero proponerles a las autoridades valencianas una iniciativa: que se pongan en contacto con los herederos de Manolita Chen para instalar, al lado de nuevo estadio de Mestalla, el nuevo Circo Chino. Con malabaristas, trapecistas, domadores. Y payasos.
Evaristo Torres Olivas. Villarquemado
DdT 31/7/2009

2 comentarios:

A. C. dijo...

Hasta ahora, los viejos decían: "Este Evaristo sabe latín". ¿Qué van a decir ahora? Muy buena columna.

Anónimo dijo...

Bueno, no me extraña esa buena relación del Pueblo Valenciano con la grandiosa China, al fin y al cabo, fuimos los valencianos quienes ensañamos a los chinos el chino actual; ya que el primero en hablar chino fue un valenciano, el cual dijo: " ¡che,qué fum fá!