La paguita

 Ayer escuché completa la moción de censura de Vox. Se aprende mucho de nuestros políticos y de don Ramón Tamames. Algunas cosas buenas y muchas malas. En mi caso, también me proporciona material para escribir mis columnas. Más de media docena que iré publicando en los próximos días. Hoy les hablaré de la paguita. El presidente Sánchez le ha reprochado a Abascal que cobraba una paguita de noventa mil euros que le regalaba la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Lo de la paguita viene de atrás, de cuando Vox llamó así al ingreso mínimo vital y Pablo Iglesias contestó que para paguita el sueldazo que recibía Abascal por no dar golpe en la Comunidad de Madrid. Desgraciadamente, en la política hay, en todos los partidos, muchos y muchas que reciben paguitas. Bastantes son personas sin experiencia ni formación a los que les regalan puestos para los que no están preparados y reciben una paguita que multiplica varias veces el sueldo que percibían en sus profesiones privadas, si es que las tenían. Así tenemos a diputados, senadores, presidentes de diputaciones, de comarcas y asesores varios que viven estupendamente con esa paguita y que permanecen legislatura tras legislatura sin aportar otra cosa que insultos al partido contrario y adulación al dirigente al que le deben la paguita que reciben de nuestros impuestos. Es muy fácil conocer a los de la paguita: son aquellos que hablan de todo sin saber de nada y que siempre nombran al líder para decirnos que es la solución a todos nuestros males. Y si el líder cambia por jubilación o porque cae en desgracia, no tardan ni medio segundo en acoger a nuevo aunque hasta entonces lo despreciaran. Representan lo peor del ser humano al poner en primer lugar su interés personal y si para ello hay que mentir, callar o mirar para otro lado, se miente se calla y se mira para otro lado. Y es que por el interés te quiero Andrés y por la paguita, Margarita.

Evaristo Torres Olivas