“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 16 de agosto de 2022

Los políticos de mi pueblo

 Hace unos días, un anónimo me escribió un mensaje en el que me decía que “en lugar de tanto criticar a los políticos de fuera, ¿por qué no criticas a los de tu pueblo, que tajo tienes?” Lo que dice ese anónimo es cierto, no hablo casi nunca de manera directa de los de mi pueblo. No porque no sean criticables, que lo son igual que otros, sino para evitar convertirme en una persona solitaria y aislada. En los pueblos pequeños como el mío, todos nos conocemos y estamos conectados por parentesco, amistad o vecindad. El político que yo criticara seguro que tiene un primo que también es primo mío, es amigo de un amigo mío o es familiar de un vecino mío. Eso engendra situaciones incómodas y desagradables. Para evitar esos problemas, a veces se recurre a suavizar tanto la crítica que apenas se nota que es una crítica y, en todo caso, está muy alejada de lo que realmente piensa el autor. Así que la mejor solución, a mi entender, es no hablar de asuntos y de personas con las que convives en un espacio muy cerrado. Para poder ser objetivo se necesita distancia y libertad. Y si la persona a quien criticas es el primo de tu prima o el sobrino de tu amigo, tanto la distancia necesaria como la libertad para decir lo que piensas se ven seriamente comprometidas. También puede suceder que, aunque el político no tenga ninguna relación de parentesco, amistad o vecindad, haya habido en el pasado con él o su familia algún enfrentamiento por asuntos de tierras, peleas u otras rencillas. En este último caso, si se le hiciera una crítica, se tendería a la exageración, perdiendo igualmente la objetividad que se necesita en estos casos. Dudo mucho de que Iñaki Gabilondo se atreviera a hacer una crítica demoledora de su hermano cuando era ministro o que la periodista Ana Pastor ponga a caer de un burro a su marido Antonio García Ferreras por todos los escándalos recientes. Motivo más que suficiente para que yo, que no vivo del periodismo , deje de meterme en berenjenales que lo único que me pueden aportar son problemas. Así que, al anónimo, si me lee, le diré que si cree que los políticos de mi pueblo se merecen una buena crítica, que la haga él o ella, que yo ya me encargaré de hacerlo con los que no son de mi pueblo y con los que no me une ningún lazo de ningún tipo.

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

Unknown dijo...

Me parece un criterio de lo más acertado.