“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

jueves, 28 de julio de 2022

Resignación

Publicado en Heraldo de Aragón 11/08/2022 

Esta semana he asistido a un curso de literatura en la Universidad de Verano de Teruel. Veintiséis alumnas y cuatro alumnos. Hace unos meses, asistí a otro encuentro literario en el Ateneo de Madrid: idéntico porcentaje de mujeres y hombres. El mismo que en el club de lectura de mi pueblo. La lectura, al contrario que el coñac Soberano, no es cosa de hombres. En el club de cazadores o en los campeonatos de guiñote, aficiones muy populares en mi pueblo, hay una mujer y cincuenta hombres. Por lo visto, la madre naturaleza ha creado a las mujeres para leer y parir y a los hombres para disparar y cantar las cuarenta. Especialización se le llama a eso: cada uno a lo suyo, a aquello para lo que fue creado. El problema surge cuando para gobernar, para lo se requiere más cabeza que testículos y que debería ser una actividad ejercida por las mujeres lectoras, son los hombres cazadores quienes ocupan los puestos principales. El mundo al revés. Así nos va. Que los del pueblo vecino nos han robado las coles por error, en lugar de razonar, emplear las artes de la persuasión, el diálogo, el ethos, pathos y logos que se aprende en los libros, nuestros machitos recurren al pistoletazo y puñalada trapera que han visto en las películas del Oeste. ¡Con dos cojones! Y si hay que quemar las coles, se queman, antes de que se las coman los cabrones del pueblo vecino. Al enemigo, ni agua. ¿Cómo solucionar todo esto? No es fácil. Pretender que los hombres vayan a los cursos y talleres de literatura, que lean y que dejen de pegar tiros y de jugar a las cartas no es tarea fácil y además no serviría de nada, por aquello de que quod natura non dat, Salmantica non præstat, que tan bien tradujo un famoso torero con estas palabras: “Lo que no pude ser no puede ser, y además es imposible”.  Fue otro torero quien lo dejó bien claro cuando le presentaron al filósofo Ortega y Gasset y le explicaron a qué se dedicaba. Después de unos minutos de reflexión, el matador de toros replicó: “Hay gente pa tó”. Tampoco se puede obligar a que sean las mujeres las que dirijan la política, porque los cazadores y jugadores de cartas desenfundan el revólver y se lían a tiros.  De nada sirve que después digan aquello de “lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Solo nos queda la resignación.

Evaristo Torres Olivas

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