“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 15 de febrero de 2021

La información y el humor

 Demasiada importancia se le ha dado, a mi parecer, al rótulo de la televisión pública en el que se decía que “Leonor se va de España, como su abuelo”. No es que quiera quitarle importancia a la metedura de pata del TVE, que la tiene, pero no para que se monte tal despliegue de ataques en los periódicos. El error no es lo que se ha dicho, que tampoco tiene tanta gravedad, sino dónde se ha dicho. En un programa informativo de una televisión pública no se debe caer en ese tipo de errores. Eso mismo, dicho o escrito en un programa de cotilleo o en uno de humor, no tendría ninguna importancia y habría pasado totalmente desapercibido. Los reyes, las princesas y los príncipes, al igual que cualquier otro personaje público pueden ser objeto de crítica, de mofa o de ridículo. Los británicos llevan muchos años haciendo humor despiadado con su monarquía y no por ello peligra su democracia. Y en España, hemos estado demasiados años en los que a los reyes y sus andanzas nadie se atrevía a criticar, y nos enterábamos de sus desmanes por medio de la prensa extranjera. El problema es que no se debe emplear el mismo lenguaje cuando se habla de información que cuando se habla de diversión. Tan inoportuno es ponerse a cantar y bailar reguetón en una iglesia como celebrar misa en un club de carretera. La libertad de expresión permite decir lo que uno quiera, pero no todo vale ni de todo se puede hacer mofa. Hacer bromas con el terrorismo, hacer chistes misóginos o racistas no tiene ni puñetera gracia. Y también hay que saber que hay un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. A Bernat Barrachina, el guionista responsable del rótulo, habría que sugerirle que se matriculara en una facultad de periodismo, o que volviera a ella, para que le enseñaran la diferencia entre el rigor de la información y el cachondeo del humor. Aprendería que en la mesa se come y en el retrete se descome y confundirlo no es conveniente. Si le va más el vacile y el pitorreo, que mande el currículum al Club de la Comedia. Aunque si en ese programa de humor escribiera que Leonor estudiará bachillerato en un colegio de Gales, seguramente también lo despedirían, porque esa afirmación no tiene ninguna gracia. Es solo información.

Evaristo Torres Olivas

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