“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

lunes, 22 de febrero de 2021

El cronista Vidal Muñoz y sus crónicas

 Vidal Muñoz, el cronista oficial de la ciudad de Teruel, escribe mucho y mal. Este es el principio de su último texto en el Diario de Teruel: “Las rodadas y huellas de las sendas de cualquier pueblo no siempre alegran a su vecindario, ya que aparecen rastros de rosas gratas y espinas, casi siempre, detestables a las que buscar disculpas y explicaciones ante los entornos externos de la población”. He elegido este por ser el último publicado, pero serviría cualquier otro texto de los muchos que escribe. Falla todo. ¿De qué está hablando? ¿Rosas gratas y espinas en las rodadas y huellas de las sendas? ¿Buscar disculpas a las espinas ante los entornos externos? Un desastre, aunque la alcaldesa Buj llame a las contribuciones del cronista “maravillosos documentos” que quedarán para la posteridad y “alguien los estudiará con mimo”. Si alguien los estudia en el futuro será como ejemplo de cómo no escribir. Si en la escritura hay que buscar la brevedad, la sencillez y la claridad, Vidal Muñoz prefiere las frases largas, lo rebuscado y lo oscuro. Termina su artículo con estas palabras: “No todo son espinas en Teruel, al ser acreditados en facetas que nos diferencian de muchos”. ¿Acreditados en facetas que nos diferencian de muchos”?  No se puede ser más impreciso en tantas palabras. Pero es que, entre los citados principio y final del artículo, el cronista se dedica a hablarnos de rosas y espinas, sin darse cuenta de que los textos, al igual que los rosales, hay que podarlos, cortarlos. Añade la alcaldesa Buj que “tenemos un lujo de cronista y desde el Ayuntamiento no podemos estar más agradecidos de esta labor que se desarrolla de forma altruista”. Yo le recomendaría a la alcaldesa que el Ayuntamiento le pagara al señor Muñoz un curso de escritura creativa para que las futuras generaciones se enteren de algo cuando lean sus crónicas. Y para evitar frases como esta que nos regala en otro de sus escritos: “Para 2021, los programas dirigidos al tejido empresarial superan el millón”. ¿Superan el millón de programas o el millón de euros? ¡Vaya usted a saber!

Evaristo Torres Olivas

1 comentario:

ABOGADO dijo...

El curso de escritura debería ser para el cronista y para la alcaldesa que, con sus alabanzas, deja claro su nivel.