“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Saber poco y cobrar mucho

Durante unos cuantos lustros, me he dedicado a trabajar en departamentos de recursos humanos, personal, de los social, de relaciones laborales o de cualquier otro nombre que se le puede dar. De hecho, no he trabajado en otra cosa, salvo los veranos de cuando era estudiante en los que fui conserje de una finca de vecinos en Zaragoza, repartidor de gaseosas y peón en una fábrica de vasos de plástico. Cientos de entrevistas de selección, cientos de horas dedicadas al análisis, descripción y valoración de puestos de trabajo, cientos de horas en planificar las carreras de empleados y empleadas con potencial. Y todo en empresas multinacionales de primer orden. En ninguna de las cuatro empresas en las que trabajé vi que alguien sin formación y sin experiencia fuera contratado para dirigir una sección, un departamento o para ocupar el puesto de director general. Tampoco nunca vi que a un subordinado se le pidiera más formación y experiencia que a su jefe. Algo, por otra parte, de sentido común.  Salvo en los partidos políticos, en todos. Un día vemos como a un electricista lo hacen ministro de Interior, a una dependienta, ministra de Igualdad o a un maestro de escuela, ministro de Fomento. Hace unos días, encontré en internet una oferta de trabajo para un asesor político de Podemos. Entre los requisitos, pedían una titulación universitaria superior, experiencia en la redacción de textos con rigor técnico, político y/o científico, capacidad de trasladar objetivos políticos a iniciativas parlamentarias concretas, textos normativos, proposiciones de ley, etc., manejo de entornos de trabajo digitales y en red y una extensa lista de otras exigencias. En total, tres páginas detallando los cometidos del puesto y los requisitos de formación y experiencia. Si lo comparamos con lo que se le exige a una aspirante a diputada de Podemos, María Ángeles Manzano Sánchez, por ejemplo, nos daremos cuenta de que a la jefa no se le pide ni la cuarta parte que se le exige al subordinado. Para que nadie crea que solo ataco a Podemos, pueden repasar el currículo de nuestros parlamentarios, diputados provinciales y concejales turolenses: Blasco, Pobo, Mayte Pérez, Herminio Sancho, Samuel Morón y otros muchos. De todos los partidos. En conclusión, se paga más a los que menos saben. Lo que en una empresa sería impensable, en política es frecuente. Y pagado con nuestros impuestos. Un país en el que los que legislan y gobiernan saben menos y cobran más que sus asesores es un país abocado al fracaso. 

Evaristo Torres Olivas






2 comentarios:

ABOGADO dijo...

Y no paran de repetir que los políticos están mal pagados....El 95% está en la política para asegurarse las habichuelas y ganando mucho más que en su profesión (eso el que la tenga). No te olvides Evaristo que están ahí por que el personal echa la papeleta en la urna, que es el pecado original en toda esta historia.

El Genaro dijo...

Vulgarmente llamado "dedocracia".