“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

martes, 8 de diciembre de 2020

El rey, dios y Echenique

La mayoría de los diarios y revistas españoles se declaran independientes y no lo es ninguno. Todos obedecen a sus amos, ya sean los partidos políticos, los bancos o las empresas que los sostienen con la publicidad. Si el cliente que más gasta en publicidad es Banco Santander, no se te ocurra hablar mal de él que te retira los anuncios. Y si tu periódico es La Última Hora y te llamas Dina Bousselham ni se te ocurra criticar a Pablo Iglesias o a Irene Montero que te han colocado de directora sin ser periodista ni haber dirigido nada en tu vida. Si El País, que imprimía en su cabecera, en mayúsculas, que era un “DIARIO INDEPENDIENTE DE LA MAÑANA”, producía risa, se nos rompen las ternillas cuando el diario que dirige doña Dina proclama que es “un medio de comunicación independiente que se debe sólo a la gente”. El País hace tiempo que eliminó lo de la independencia y ahora imprime en la cabecera que es “EL PERIÓDICO GLOBAL”. No estaría de más que el periódico que dirige la señora Bousselham dejara de hacer el ridículo y de tomarnos el pelo y cambiara lo de “medio de comunicación independiente” por medio de comunicación dependiente de Pablo e Irene. Si quieren comprobar cómo los medios de comunicación, todos, de derechas, de izquierdas o de centro, nos manipulan, les propongo un sencillo ejercicio. Lean lo que han escrito en las últimas semanas ABC, El Mundo, Público y La Última Hora sobre el rey emérito, el dios Maradona y Echenique. Verán que uno mismo personaje, en función de qué periódico hable de él, puede ser un héroe o un villano, un benefactor o un ladrón, un ángel o un demonio, más bueno que el pan o peor que un dolor de muelas, un Einstein o más tonto que Abundio. Y no es fácil encontrar la verdad en medio de esta jungla de maleza de los bancos, los partidos, los monárquicos y los republicanos, Pablo Iglesias y Macarena Olona, el campechano y su hijo el preparado y los de España nos roba.  

Evaristo Torres Olivas

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