“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 21 de noviembre de 2020

Lo público y lo privado, Blasco y Pobo

 Para el Partido Popular y los partidos conservadores en general, lo privado prevalece sobre lo público, cuanto menos intervenga el Estado en la economía, mejor. Creen que todo lo que gestiona la iniciativa privada funciona mucho mejor que lo que es público, ya sea una un colegio, un hospital, una compañía telefónica, eléctrica o una empresa de fabricación de sombreros. No dicen por qué, simplemente lo afirman como un dogma, como el de que María dio a luz sin yacer con varón, que Dios es uno y trino y que Jesucristo resucitó al tercer día. Se parecen a un conocido mío que hace afirmaciones rotundas y cuando se le pregunta por qué, pronuncia siempre la misma frase: Es así porque lo digo yo. Sin embargo, los conservadores, que tanto aborrecen al Estado, no dudan en vivir de él cuanto más, mejor. Pero para no hablar en abstracto, lo ilustraré con dos ejemplos de políticos conservadores turolenses: Manuel Blasco y Carmen Pobo. Alguien que no cree mucho en el Estado debería hacer todo lo posible para huir de él cuanto antes y refugiarse en la empresa privada. Manuel Blasco ha estado cuatro legislaturas en el Senado y una en el Congreso. Carmen Pobo, dos en el Senado y cinco como diputada en Cortes aragonesas, además de presidenta de la Diputación. Muchos se preguntarán que, ya que han permanecido tantos años cobrando del erario, deben de tener un currículum impresionante, con tres carreras, cinco másteres y hablar siete idiomas. Pues no, toda su formación cabe en media línea y otra media para su experiencia; en cuanto a los idiomas, español y mal. También pensarán que, para lo poco que saben y hacen, deben de cobrar el salario mínimo interprofesional. Pues nada de eso: un senador pelado cobra 3 050 euros al mes, a lo que hay que añadir 1 950 euros mensuales para alojamiento y comida, 3 000 euros al año para taxis, viajes gratis en cualquier medio de transporte y un puñado más de mamandurrias de las que disfrutan sus señorías y que ya quisieran para sí muchos trabajadores de la empresa privada, con carrera, experiencia e idiomas. Tal vez deberían cuestionarse Pobo y Blasco por qué personas en la empresa privada, con mucha más formación y experiencia que ellos cobran tres veces menos. Y también cuestionarse por qué en la empresa privada exigen mayor cualificación a un auxiliar administrativo que la que se exige a un alcalde, un presidente de una diputación o comarca, un senador o un diputado. Podrían renunciar también a gran parte de su salario y privilegios, y establecer un nuevo dogma conservador: a menor salario, mayor eficiencia. La gestión pública mejoraría mucho si no estuviera en manos de personas con tan poco bagaje intelectual y tan poca preparación como Pobo y Blasco.  

Evaristo Torres Olivas



1 comentario:

ABOGADO dijo...

El problema es que, en las elecciones, se vota a un partido y no a una persona. Los dirigentes de los partidos son los que colocan a las personas en las listas, es decir, ellos son los que han elegido y no los votantes. Por eso colocan a toda esta panda de ineptos, de tal manera que el 90% de los que viven de la política se morirían de hambre fuera de ella.