Los cantantes, a sus canciones

Publicado en Heraldo de Aragón 03/07/2020
Bill Gates Gates y George Soros nos quieren implantar un chip. Como el de los perros. Guau. Lo dicen dos cantantes españoles:  Miguel Bosé y Bunbury. Y es que hay profesiones como las de cantante, actor y deportista que, aparentemente, tienen a las personas más inteligentes del mundo. Creen que además de cantar, actuar y darle a la raqueta, saben de todo lo demás. O al   menos es lo que deben de creer algunos cantantes, actores y deportistas y se consideran enciclopédicos, eruditos, polímatas y hombres del Renacimiento. Aunque a muchos les iría mejor el nombre de sabelotodo, todólogo, sabihondo y metepatas. Y lo peor de todo es que la gente les cree, hablen de lo que hablen. Por el llamado efecto halo. Y ese es el motivo por el que las empresas los contratan para su publicidad. George Clooney anuncia una marca de café a cambio de dinero y vende mucho más café que si lo anunciara un campesino experto. Lo mismo se puede decir de los coches que promociona Nadal o los productos capilares que recomienda Sara Carbonero. Pero hay una gran diferencia entre ser famoso y anunciar coches, café o champú y ser famoso y difundir las teorías de la conspiración que afirman que las vacunas son malas, que nos quieren implantar un chip para controlarnos y otras patrañas. Hablar de salud, de si hay que vacunarse o no es muy diferente a recomendar una marca de helados o de detergente. La información sobre enfermedades y su curación no puede ser difundida por cantantes como Bosé o Bunbury que, en este caso, habría que llamar no cantantes sino cantamañanas. Ciertos temas, por su importancia y su repercusión en la salud de los ciudadanos, han de ser difundidos exclusivamente por médicos e investigadores. No se puede alarmar a la población, y más en estos momentos, con sandeces pronunciadas por uno que canta Amante bandido o por otro que dice que Parecemos tontos. Porque que nos convenzan, por el efecto halo, de que un coche, una batidora o un teléfono móvil nos van a hacer más felices, aunque sea mentira, no tiene mucha importancia; pero que pretendan convencernos, sin ninguna prueba, sin tener ningún conocimiento profesional de lo que hablan, de que la covid-19 es un invento de multimillonarios para controlarnos es algo muy grave. Se ponen a la altura de irresponsables como Donald Trump y sus inyecciones de lejía, o del exministro Fernández Díaz que culpa al diablo de querer destrozar España. Zapatero a tus zapatos. Bosé y Bunbury, a vuestras canciones.

Evaristo Torres Olivas