Evaristo Torres Olivas
lunes, 22 de junio de 2020
Un, dos, tres, la regla del tres y el escondite inglés
Dicen los expertos en oratoria, comunicación y persuasión
que el tres es un número perfecto y que enumerar en el discurso tres elementos,
palabras o frases, trasmite fuerza, plenitud y rotundidad. Sangre, sudor y
lágrimas, El bueno, el feo y el malo, Melchor, Gaspar y Baltasar. Una, grande y
libre, Veni, vidi, vici, Liberté, égalité, fraternité. También hay palabras que
ejercen mayor atracción que otras. Sexo, por ejemplo. Una tríada con sexo —un trío—
es la cima de la expresividad. La película Sexo, mentiras y cintas de video, las
canciones que hablan de Sexo, drogas y rock and roll y Sexo, dinero y escándalo
son un buen ejemplo. Este último es un titular en primera página de un
periódico inglés, The Times, sobre la vuelta a las andadas de nuestro Borbón emérito,
inviolable y campechano. Todo empezó con la historia de Corinna, Botsuana y el
elefante. “Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir”. Luego nos
enteramos de que Juan Carlos acumula coches, comisiones y concubinas. Caprichoso,
presunto corrupto y amigo confeso de jeques del Golfo. Al contrario que la Real
Academia Española, que limpia, fija y da esplendor, la figura del campechano ensucia,
divide y debilita. Y es una vergüenza que sus desmanes se encubran por los
aparatos ejecutivo, legislativo y judicial. Por la izquierda, la derecha y el
centro. Por un partido socialista, obrero y español, por el de Aznar, Rajoy y
Casado y por el de Santiago Abascal, Javier Ortega Smith e Iván Espinosa de los
Monteros. Por los ejércitos de tierra, mar y aire. Y si le preguntáramos a la Rosa
Díez, política que fue del partido socialista, obrero y español, después de uno
que hablaba de unión, progreso y democracia y ahora simpatizante del de
Esperanza Aguirre, Ana Botella e Isabel Ayuso, también nos diría que hay que
“defender la ciudadanía, la Constitución y la lealtad al jefe del Estado”. Por Dios, por la Patria y el Rey. En el
nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Porque tres cosas hay en la
vida: salud, dinero y amor. Y porque, como decía Julio Anguita, todos los
mandamientos se resumen en uno: programa, programa, programa. Alma, corazón y
vida. Estas tres cositas nada más te doy.
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Sin pelos en la lengua
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