“Periodismo es difundir aquello que alguien no quiere que se sepa, el resto
es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio
y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas
pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo,
lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal
en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa,
que del lado bueno se encarga la oficina de prensa”
-Horacio Verbitsky,
periodista y escritor argentino

sábado, 16 de mayo de 2020

¡Váyase, señor Herrero!

Alberto Herrero, del Partido Popular, alcalde de Calanda y diputado en el Congreso por Teruel, es un claro ejemplo de político innoble, incompetente y malintencionado. De los que Machado llamaba mala gente que camina y va apestando la tierra. Se puede ser crítico, se puede discrepar del adversario, pero con elegancia, argumentos y respeto. Un parlamentario recibe su nombre porque se dedica a parlamentar: entablar conversaciones con la parte contraria para intentar ajustar la paz, zanjar las diferencias, llegar a acuerdos. Los parlamentarios se reúnen en los parlamentos y sus salarios, generosos, se los pagan los ciudadanos. Pero cuando falla la educación, el respeto y la sensibilidad, como le pasa al señor Herrero, lo mejor sería que se fuera de pendenciero a algún local de mala muerte a regurgitar su bilis y que devolviera el dinero que tan inmerecidamente le hemos pagado.  El pasado día catorce publicó lo siguiente en su cuenta de Twitter: “Una lástima que Teruel Existe no esté presente para interpelar a la Ministra Ribera en la Comision de Transicion Ecologica. Muchos turolenses le votaron para ello y no sólo para claudicar ante este gobierno” (he reproducido sus palabras tal como las escribió, con sus mayúsculas mal puestas y la ausencia de acentos, para que se vea que, además de malintencionado, es ágrafo). Si el diputado de Teruel Existe no estaba presente es porque se había sometido a una intervención quirúrgica. Una información que le habría costado bien poco comprobar al pendenciero de Calanda antes de vomitar su inquina. Quiero darle un consejo a Alberto Herrero, recurriendo a las palabras de Quevedo: vuestras palabras, “según están de cagadas, más valdrá que tengáis muda la lengua en las suciedades”. En lugar de haber deseado al señor Guitarte una pronta recuperación, optó por sembrar cizaña. Su partido, en tiempos de Aznar, ideó un mantra para que se fuera Felipe González. Ese mismo mantra le voy a repetir yo: ¡Váyase, señor Herrero, váyase! Es usted una vergüenza para Calanda, para Teruel y para Aragón.
Evaristo Torres Olivas

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